—¿Entonces de verdad terminaste con él?
—Sí, ya te dije —contestó por milésima vez el bajo, tomando con su mano el vaso lleno de café helado—. Y no, no es ninguna broma ¿bien? —su tono se había elevado un poco, pero no tanto como para asustar, al contrario.
—Bueno, entonces...¿qué piensas hacer ahora? —lo miró el rubio con mirada seria y cabizbaja.
—Lo que tú hiciste —contestó el otro sin temor, logrando el asombro de su compañero—. Olvidarme por un tiempo de esto de los novios y dejar el tema. No tengo razones para seguir esperando...después de todo...yo le terminé...
—¿Con qué esa era la razón? —se reclinó en su silla y le dio un sorbo a su café— ¿Esa fue la brillante razón de porqué estoy aquí congelándome en medio del invierno, en el exterior y tomando una taza de café?
—¿Sí...? —contestó el menor con temor y una sonrisa en su cara.
El otro lanzó un suspiro que en segundos se convirtió en solo una ráfaga más de viento helado, antes de que pudiera responder algo coherente.
—Sé que fue tonto de mi parte, pero ya no lo soportaba era demasiado meloso y tonto para alguien tan inteligente como yo.
—Si tú lo dices...—habló el otro en tono bajo, en tanto intentaba disimular una risa.
Hwanwoong lo miró sin emoción por la broma y solo volvió a tomar otro poco de su té, ignorando el comentario de su amigo.
—Enserio, enserio Seoho. Mira —se apoyó con emoción en la mesa—, me gustaría alguien que fuera cálido pero al mismo tiempo frío, alguien en quien pueda confiar y alguien con quien pueda jugar, solo eso...¿es tan difícil? —reclamó casi haciendo un berrinche.
El otro escuchaba atentamente sin responder ni interrumpir.
Sabía que debía dejar que su amigo se desquitara un rato antes de que se pusiera de un, peor humor, y tuviese que llevarlo por las malas a su casa.
Pensando en todos los problemas que temía pasar se acabó su café en menos tiempo de lo inesperado, dejando únicamente la taza sobre la mesita.
—Entonces, ya está. Ya te liberaste y ahora puedes volver a tu tranquilo estilo de vida ¿no? —su estómago estaba lleno y casi no tenía ideas para reconfortar al otro— Ahora podrás ver todas las películas que quieras, y comerás a la hora que quieras.
La música era lenta y emotiva.
Y ambos lo notaron.
—Yo pago, vámonos de aquí —dijo Seoho poniéndose de nuevo su chaqueta color marrón.
Ya al haber salido de esa pequeña cafetería y haber pasado varios minutos en silencio caminando uno al lado de otro, el más alto se detuvo un momento haciendo que Hwanwoong volviese a mirarlo curiosamente.
—Está nevando Hwanwoong —no tenía una idea sobre lo que debía hacer, así que solo sonrió como mejor sabía hacerlo y espero su contestación.
—Así parece —contestó el ya mencionado con una sonrisa que decía "gracias".
Al pasar el tiempo, no se dieron cuenta cuando por fin llegaron a la estación de tren y ya era momento de separarse de nuevo.
—¿No puedes faltar a clases mañana?
—No si quiero seguir reuniéndome contigo —respondió el rubio alegremente.
—¿Solo por esta vez? —rogó el otro.
—No, no. Si los profesores descubren que me escapé del internado podrían dejarme más tareas y ya estoy jugándome demasiado por hoy —alegó Seoho con voz calmada—. Además, ¿de qué te preocupas? Mañana puedes escribirme y te contestaré. Sabe que siempre lo hago.
—Al menos es algo...—el otro lo miró sin entender a lo que se refería— Como sea, digo que eso es lo único bueno de esto. En fin, adiós —se despidió el más bajo de cabello oscuro.
Ambos jovencitos se despidieron cortésmente y prometieron escribirse para cualquier emergencia, tal y como lo venían haciendo desde que se conocieron hace tres años en la secundaria. Y que, para desgracia de ellos, se habían separados sus caminos en la universidad. Aunque en algunos momentos libres, se veían.
Una vez afuera de la estación de tren decidió seguir el camino hasta su departamento. Así siguió reflexionando en su interior, con la esperanza de que los copos de nieve se llevaran aquel pedazo de corazón que le sobraba y que de seguro ya ni supiera utilizarlo.
Sus pequeños pies no dejaban una huella tan profunda, por lo que casi ni se podía oír por completo cuando caminaba, así como tampoco se oía sus pequeños gimoteos de tristeza. Y que por más que deseó ser fuerte, o liberarse con su amigo...había fracasado, y solo mostró una parte de él aburrida y "seria".
Tenía la esperanza de pronto llegar a casa y encerrarse por lo menos dos meses, sin contacto con nadie que no fuese el internet. O al menos eso deseaba...
—Miau —oyó cerca de sí, haciendo que sus pies se detuvieran. Y como si fuera magia, dio un vistazo rápido, encontrándose con una cajita abandonada de cartón.
Tuvo varias dudas antes de si quiera acercarse, pues creía volverse loco ya que ahí no había nada de gatos ni mucho menos creía que alguien lograse sobrevivir con este frío.
Estuvo pensando en eso, hasta que...
—Miau —esta vez volvió a oírlo. Corrió para corroborar por sí mismo.
Dentro de la caja estaba un gatito color negro con unas papitas color blanco y grandes ojos color noche; el animalito parecía menos alborotado desde que vio la imagen de Hwanwoong. Ambos intercambiaron miradas y pareció que, por un microsegundo, se pudieron entender perfectamente.
Sin saberlo, los brazos del mayor sujetaron al felino en sus brazos donde este se acomodó ronroneando y dejando de tiritar. Una sonrisa que creía casi inexistente, apareció y por alguna razón...una última lágrima cayó sobre el hermoso pelaje del ya mencionado.
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𝐁𝐢𝐭𝐞 𝐌𝐞 #RedMoon2022
Fantasía𝐷𝑖𝑐𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑎𝑙𝑎𝑠 𝑑𝑒𝑐𝑖𝑠𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑠𝑜𝑛 𝑜𝑏𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑜𝑠 𝒉𝑢𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠 , 𝑝𝑒𝑟𝑜... ¿𝑄𝑢𝑒́ 𝑝𝑎𝑠𝑎𝑟𝑖́𝑎 𝑠𝑖 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑎 𝑐𝑢𝑙𝑝𝑎 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑑𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜? 𝐍𝐎𝐓𝐀 🏆🥈 2do Lugar e...