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El camino al departamento, fue memorable. Sin duda había sido la experiencia más agridulce que el rubio había tenido en toda su vida, puesto que aun cuando estuvo a escasos metros del edifico...un dolor en su pecho le hincó y sintió que se desmayaría ahí mismo.

El aire le faltaba y sentía sus piernas débiles.

Empero, sabía que no podía. No debía. Ahora era responsable por otro ser vivo, y debía ser fuerte, aunque fuese por ese animalito.

A duras penas, logró entrar y llegar al ascensor el cual lo llevó directo a su piso, y en donde tan solo debía dar unos cuantos pasos para llegar.

Su departamento era acogedor, y tal como se lo esperaba...no habia ninguna cosa que delatara a otra persona más viviendo junto a él. Cosa que, aunque difícil de creer...ya parecía menso interesado en ese asunto, pues ahora habia algo que debía hacer primero.

En cuanto su puerta fue cerrada de golpe, el gatito bajó de sus brazos y se acomodó en el apoyabrazos del sofá, azul oscuro, frente al gran televisor en medio de la sala.

El jovencito dio un pequeño suspiro de alegría y se desplomó en el suelo.

No supo lo que pasaba, hasta que abrió lentamente sus ojos y una voz muy diferente a la suya lo mimaba con calidez y cuidado único.

Se sentó de inmediato y asustado juntó sus piernas junto su pecho.

Frente a él, estaba un chico alto de piel bien cuidada, facciones elegantes y sonrisa de ensueño. Cosa que hizo que el azabache apartara la vista hasta el punto donde se percató por fin de que estaba en el sofá y no en el suelo donde se suponía.

—¿Qué....?

—Pero miren quién despertó —canturreó el otro sujeto de cabello oscuro—. Pensaba que te moriste o algo así —bromeó esperando una risa, pero al no obtenerla se calló y lo observó fijamente— ¿Acaso te comió la lengua el gato? —esto de verdad provocó una risa que únicamente él soltó, pero al mismo tiempo valía por ambos.

Hwanwoong intentaba entender lo que estaba pasando, sin embargo, eran demasiadas cosas como para procesarlas tan rápido. Aunque por un instante quiso dar un grito de ayuda por temor, pensó que era lo más tonto que pensaba pues eso solo lo enojaría...después pensó en correr, mas sus piernas aun dolían.

Al final después de tanto pensar, decidió abrir lentamente la boca para decir lo que apenas procesó cuando otra voz lo interrumpió.

—Espera, ¿vas a hablar? Déjame acomodarme —y diciendo esto, se acercó hasta el ajeno con una rapidez sorprendente.

—Tú...

—Sí.

—Eres...

—Ya...—sus ojos denotaban emoción, aunque por fuera se mantuviera ligeramente calmado.

Hwanwoong no lo soportó un segundo más.

—¿Quién demonios eres? ¡Qué haces aquí! ¡Voy a llamar a la policía! —amenazó buscando su teléfono en su bolsillo del pantalón.

El otro lo miraba en silencio con mucho interés pues no dejaba de sonreír en cualquier momento.

—¿Te refieres a este? —en su mano estaba el aparato sin ningún rasguño y a pocos centímetros del rubio. Aunque no solo le enojó el hecho de que no le avisara antes, sino que tenía esa mirada pícara en su cara sin ningún temor—Mejor te calmas ¿ok? —dijo alejándolo en cuanto unas pequeñitas manos fueron al objeto preciado— No te lo devolveré hasta que te haga unas preguntas.

𝐁𝐢𝐭𝐞 𝐌𝐞 #RedMoon2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora