Kenma y Kuroos siempre han tenido mucha confianza entre ellos, ¿no? ¿Qué tenia de malo que dos amigos se besasen? Nada, pero entonces... ¿Por qué quieren más?
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[Kuroo x Kenma] [un poco de Lev x Yaku]
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Los personajes no me pertenecen, son de Har...
Cuando Kuroo despertó, ya tenía el desayuno preparado. Kenma seguía con la sudadera del mayor, jugando a la switch.
- ¿que juegas?- preguntó el mayor, entrando a la sala.
- Hollow knight.
- Ni idea.
- Ahí tienes el desayuno, lo de siempre, cola cao y galletitas de cacao.- Dijo Kenma, sabiendo que Kuroo siempre desayunaba lo mismo.
- ¿ya has desayunado?- preguntó el más alto.
- Bueno, no tenía hambre.
- Está bien. Pero almuerza.
- Más tarde.
- ¿que hora es?- preguntó el recién levantado, buscando su móvil.
- Diez y media.
Kuroo desayuno y fue a vestirse, se iría en un rato.
- ¡Kenma! ¡Mi sudadera!- gritó desde la habitación del pequeño. Kenma fue hasta la habitación y se quitó la sudadera para dársela, quedando en ropa interior. Le dio un escalofrío, estaban en invierno, así que con razón.
No era raro para ellos estar en ropa interior los dos solos. En verano solían dormir así o con un tan solo un pantalón, o bueno, al menos Kuroo. Kenma es más friolero. Incluso alguna vez Kenma había visto a Kuroo en ropa interior con algún que otro problemilla, pero que Kuroo solucionaba solo o dejaba pasar.
Kenma fue a ponerse algo. Se vistió con una camiseta blanca y negra a rayas y un pantalón negro, ademas de un collar. Se recogió la mitad de su cabello en una coleta.
- ¿adónde vas?- preguntó Kuroo, extrañado de que Kenma salga un sábado.
- A comprar un juego.
- Okay, yo me voy yendo a casa. Adiós. - se despidió con su usual beso en la frente del pequeño. Kenma simplemente agitó la mano.
- Nos vemos mañana.- Dijo el pequeño en un susurro.
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Lunes, 7:15 de la mañana.
Kuroo estaba en la puerta de casa de Kenma, como todos los días de lunes a viernes, esperando a que el pequeño saliese con su uniforme.
Fueron de la mano a la escuela, lo mismo de siempre, gente cuchicheaba pero parecía que ninguno se daba cuenta, o no querían darse cuenta.
Kuroo sabía que Kenma actuaba diferente en público. Se comportaba como alguien muy maduro, pero en casa mostraba su parte más infantil, su parte más especial.
