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Sábado, 22:30h

Kenma se levantaba de una siesta de diez horas. La noche anterior no durmió nada, y la anterior a la anterior tampoco. Después de varias regañinas de Tetsurō, fue obligado a tomar una siesta, que se alargó más de lo que planeaba. Aun así, seguía con sueño.

Kuroo estaba en la cocina, preparando la cena y fregando los platos que el menor dejó en el fregadero hace una semana aproximadamente.

— Kuro...— Dijo el oxigenado mientras se estiraba y soltaba un pequeño bostezo— Tengo hambre y huele rico.

— Lo sé, ¿te parece bien arroz con pollo rebozado?— Preguntó el mayor desde la cocina, poniendo el pollo en la sartén.

— Sí — Kozume rodeó a su novio por el cuello—. Pero date prisa o te morderé.

— Sí, sí. Últimamente estás muy afectuoso, ¿te encuentras bien?

— Supongo. Solo me apetecen más mimos.— Al oír eso, Kuroo susurro un pequeño "me alegro" y besó la frente de su novio.

Cuando terminaron de cenar, el pequeño se arrastró hacia la cama exigiéndole al mayor unos cuantos besos.

Kenma había empezado a expresar su amor en cantidades considerables y al pelinegro eso le encantaba, pero eso no quitaba su preocupación.

— Kenma, ¿quieres que juguemos al Mario kart?— Propuso Kuroo, que no sabía que hacer antes de ir a dormir.

— Sí, porfa.

Al jugar a este juego, Tetsurō era de los que movía los brazos, esperando que su coche girase antes. Kenma jugaba de manera más pacífica, pasando sus delicados dedos por el mando de su Nintendo Switch. Kozume solía quedar primero, como era de esperar.

— No es justo, siempre ganas...— Dijo Tetsurō, rodeando a Kenma con sus brazos.

— Claro, puede que si dejes de mover los brazos te salga mejor.— Dijo el oxigenado, con aire de superioridad.

— ¡Actúas como Yaku con Lev!

— Idiota. Actúo como Kozume con Kuro.— Dijo el colocador, dando inicio a una nueva carrera.

Las horas pasaron, y finalmente dieron las dos de la madrugada de un nuevo día, domingo.

Kenma estaba apoyado en el hombro de Kuroo. Habían cambiado de juego porque el pelinegro se había cansado de jugar hace rato, entonces Kenma se había puesto a jugar al Animal Crossing. El menor estaba muy orgulloso de su isla.

— Dormir...— Dijo en modo de súplica el capitán del nekoma.

Kenma, como respuesta, dejó la Switch en el soporte y caminó hacia su habitación. Tetsurō le siguió.

Se acomodaron en la cama del pequeño, Kenma escondido en el pecho del mayor. Kuroo estuvo haciéndole caricias en el pelo al oxigenado hasta que se durmió.

— Buenas noches, pequeño.— Se dispuso a dormir, no sin antes tomarle una foto.

— Se dispuso a dormir, no sin antes tomarle una foto

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𝑪𝒂𝒕𝒔 | kurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora