𝑪𝒂𝒕𝒔 | kuroken

14

Jueves, 17:35h.

Llevaban un buen rato en el río, y Kenma seguía negándose a quitarse la camiseta.

— Kenma, ¿se puede saber a qué viene tal estupidez? Siempre te cambias delante de todos ellos.— Dijo Kuroo, intentando llevar a su novio al agua.

— He dicho— Kenma tomó aire— ¡Que-me-da-ver-güen-za!

Lev agarró a Kenma por los brazos y le gritó a su novio que le quitase la camiseta. Enseguida, Tetsurō aprovechó la ocasión y dejó en bañador a su novio, para cogerle en brazos y tirarle al agua.

— Kuro ¡Me dan miedo los zapateros! Oh dios, que asco, siento que voy a morir.— Kenma nadaba como perrito intentando llegar al borde del riachuelo. Mientras, Taketora estaba intentando ligar con unas chicas, que estaban ignorándole completamente.

— Kenma, te tienen más miedo ellos...— Kuroo salto a donde estaba Kenma y le acarició el pelo mojado. Después, le hundió y le peino todo el cabello hacia atrás— Estás jodidamente sexy.— Kozume, que no se quería quedar atrás, hizo lo mismo con su novio, para luego sonrojarse con el resultado.

— Kuroo-san tiene dos ojos...— Dijo Lev, asustado por tal descubrimiento.

— ¿Eres tonto?— Preguntó Yaku, al escuchar lo que Haiba había dicho— Claro que tiene dos ojos.— Después de eso, soltó una tierna sonrisa ante lo estúpido que era el chico.

— Ay, Kenma, los jóvenes de hoy en día.— Dijo Kuroo entre suspiros.

Kenma agarro a su novio del brazo y lo llevó a dar un paseo por la orilla del río. Entrelazaron sus dedos para poder seguir caminando, quien diría que apenas unas horas antes, Kenma "ignoraba" al mayor.

El pequeño balanceaba su brazo de delante a atrás, arrastrando consigo el brazo de Tetsurō. El capitán miró a su pareja enternecido.

El sol brillaba en el rostro de Kenma, haciéndole lucir más alegre de lo que era. Haciéndole lucir algo diferente a como era habitualmente. Kenma desprendía tristeza, y Kuroo quería cambiar eso. No quería cambiarle a él, quería hacerle tan feliz que irradiase felicidad.

Una pequeña mariposa se acercó a los labios de Kenma, y en vez de dejar que esta se apoyase, saltó asustado hacia Kuroo.

— ¡Kuro! ¡Una abeja!— Kenma y sus ojos llorosos miraron a Kuroo, que reía.

— Es una mariposa, bebé.

Kozume se sonrojó al escuchar ese apodo, y no tuvo idea más fantástica que subirse a caballito de Kuroo. Al principio, el mayor perdió el equilibrio y estuvieron a nada de caerse, pero Tetsurō se negaba a dejar caer a Kenma.

— ¡Avisa la próxima!— Gritó agitado el pelinegro.

La suave carcajada de Kenma hizo que Kuroo se sintiese en el cielo.

Mientras tanto, Yaku había decidido salir a pasear. En teoría iba a ir solo, pero Lev tuvo la fantástica idea de molestarle. Porque sí, Yaku quería reflexionar sobre sus sentimientos, como hacía a cualquier hora del día. Estaba hecho bola.

Mientras tanto, Lev observaba a Yaku caminar unos pasos por delante de él. Lev nunca se había enamorado. Su hermana le había explicado que era como tener una bomba nuclear en la barriga y publicidad pegadiza en la cabeza. Las comparaciones de la hermana del ruso eran un tanto raras.

Lev nunca había experimentado esas bombas en el estómago, y no se le ocurrió mejor tema de conversación.

— Yaku-san, ¿alguna vez se ha enamorado?