Pequeña Marie

Tu Eres La Indicada

Nunca pensé que podría encontrar a una Octoamazona en un lugar como éste, pero ahí estaba en frente de mí.
Sí, puedo ver que es justo como todas esas Octoamazonas con esos largos e inmensos tentáculos rojos en su cabeza adornados con grandes ventosas blancas, creo que todas las Octoamazonas lucen con un cabello así, no tengo idea porqué, pero al menos sé que por ese color rojo y la ausencia de algas no se trata nada mas que de un soldado común.
También lleva puesto el típico atuendo de su pelotón, pero no hay nadie más, sólo está ella.

De nuevo, aún no se porque ella también se ve como si estuviera hecha de tela, pero eso ya no me importa, lo que me preocupa es el hecho de que tiene puestas esas gafas manipuladoras que Octavio le da a todos sus súbditos octolings.

Lo que me molesta es que no ha dejado de sonreír de manera burlona y confiada a pesar de saber que reventé a todo su equipo, pero aún así se que no puedo confiarme estando frente a esta enemiga, por esta razón es necesario tener el cañón de uno de mis dualies apuntando en su cabeza, por si quiere hacer algún ataque sorpresa

"Escucha, no sé qué diablos tú y tus compañeros octarianos están haciendo aquí pero ya deberías saber que no tienes oportunidad contra mí, así que no quisiera molestarme en volver a tener que reventarlos a todos nuevamente si es que quieren regresar"
Le dije de manera amenazante.

Ella ni siquiera se mostró asustada, ni mostró ni un solo cambio en su expresión, de hecho, lo que hizo a continuación no me lo esperaba. Dejó salir unas pequeñas carcajadas que de pronto se convirtieron en risas burlonas.

"¿que es tan gracioso?"

Después de reírse por un rato la Octoamazona se tranquilizó un poco y llevó una de sus manos a su rostro para así tomar sus gafas y quitársela por completo dejando ver sus ojos.
No puede ser, nunca había visto antes que una Octoamazona se quitara sus gafas voluntariamente, creí que eso no era posible.

Pude ver con claridad sus ojos de color verdes como esmeraldas y alrededor de ellos esos típicos anillos que suelen tener los octolings, solo que estos tenían un peculiar color magenta, algo que sólo he visto en algunos raros casos en octolings.
Ahora me veía directamente con sus ojos desnudos a los míos aún sin dejar de sonreír.

"lo siento, es que eres muy ingenua"

Me sorprendí al escuchar su voz, así que después de todo estas Octoamazonas no son mudas,

"No has hecho más que confirmarnos tu paradero, tal como lo planeamos, nuestra misión ha sido un éxito"

Su tono me está haciendo enfurecer

"¿de que rayos estas hablando?, si no estuvieras diciendo puras tonterias hubiera preferido que te quedarás callada" le dije acercando aun más mi pistola.

Ella solo dejó salir una risa.

"ay no te esfuerces, ese pequeño cerebrito que tienes no puede procesar tal información, ¿que tal si mejor te lo explico con manzanas y peras?"

Es suficiente, ya me hizo llegar hasta mi límite de paciencia, lo siento pero no voy a seguir soportando sus burlas.

Jalé del gatillo de mi pistola pero justo antes de que la tinta penetrara en su cabeza ella lo había esquivando por completo agachandose, y sin darme tiempo de seguirle disparando me empujó con mucha fuerza de manera que caí algo lejos de ella separandonos por algunos pasos.

Es bastante fuerte, ¿como es posible que me haya tirado tan fácilmente?

"maldita perra" dije mientras le seguí disparando con mis pistolas estando tirada en el suelo, sin perder el tiempo.