25

44 3 0
                                    

Caras vemos, corazones no sabemos

—¿Usted conoce a mi madre? —pregunté ya sentada en la sala de Santino.

—Sí, de hecho estuve en contacto con ella hace unos días. —Comentó—. Me dijo que si en algún momento de la vida llegara a ocurrirle algo yo tenía la tarea de revelarte algunas cosas. Por lo que veo ese momento ha llegado, de no ser así no estarías aquí.

—Que acertado es. Mi madre murió hace dos días. —Suspiré—… ella me dejó en una nota su nombre resaltado, así que supongo que quiso que hablara o diera con usted.

—Sí, tu madre me comentó que te llamaba la atención el caso Murphy, ¿cierto? —Asentí—. Yo fui investigador en ese caso y hubo algo muy turbio ahí, siempre lo sospeché. Los señores Murphy no murieron de lo que hicieron creer a la opinión pública, murieron envenenados, yo supe de esto en la investigación pero mi jefe me dijo que esto no podía saberse, que la causa de la muerte iba a ser otra y a mi nunca, hasta el día de hoy, se me quita de la mente la idea de que compraron a mi jefe para ocultar la verdad. —Contó Santino con mucha seriedad y con la mirada fija, como si estuviera recordando esos momentos.

—Demonios. —murmuré—. Esto se pone cada vez peor. Santino tengo una pregunta, ¿Cómo usted conoce a mi madre? —Miré a los chicos y ellos tenían una cara de que no terminaban de asimilar lo que estaban escuchando.

—No la conocía, ella se contactó conmigo y me pidió que por favor te contara ésta verdad, y yo me sentí con el deber de hacerlo.

—Entiendo —dije pensativa—… bueno Santino, muchas gracias por la información, has sido de gran ayuda, prometo que no la divulgaremos. Ya debemos irnos —hablé poniéndome de pie y haciéndole señas a los chicos para irnos.

—Un gusto conocerte Grace. —dijo él, amable.

Nos guió hasta la salida, nos despedimos y fuimos hasta el auto de Evans para subirnos.

—Esto es de locos —murmuró Evans.

—Ahora todo está más enredado que antes. —Bufó Harper.

—Chicas, creo que lo mejor es irnos a casa para descansar, al menos por hoy. Y en mi opinión ustedes deberían dejar de andar de curiosas, miren que el que busca encuentra —habló Allan.

—Sí, lo mejor es irnos a descansar. Y Allan eso es exactamente lo que quiero, encontrar —respondí.

Evans encendió el auto y fuimos de nuevo a casa.

(…)

En todo el camino charlamos un poco y hablamos sobre la falsa muerte de los Murphy, era muy sospechoso todo ese tema. Al llegar a la ciudad ya eran las 9 de la noche, dejamos a Harper y Allan en casa de Harper y Evans me llevó a la mía.

—Gracias por todo Evans, de verdad eres el mejor. —Lo miré sonriente y me acerqué para darle un beso.

—De nada preciosa, ¿no quieres que me quede a acompañarte? —Tomó mi mano y depositó un beso en ella.

—No tranquilo, puedo estar sola por una noche, ve a tu casa a descansar. —Le di un pico y bajé del auto.

—Vale pues, pero me marcas cualquier cosa. —Asentí y cerré la puerta del auto.

Busqué mis llaves y abrí la puerta de la casa para entrar. Todo se sentía demasiado solo y vacío, era muy duro estar sin mi madre, me hacia demasiada falta.

Por cierto, el tipo éste, el jefecito llamó el día del velorio de mi madre, le dije que había fallecido y ¿adivinen qué? Sólo me dio el pésame y colgó, no preguntó siquiera como había sido, tampoco se apreció en el entierro. Yo sabía que él no la quería, pero no pensé que fuera tan insensible por Dios.

El secreto de Grace ||TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora