III: La vida en la ciudad

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"¿Por qué no te mudas conmigo?" La voz llega desde el recibidor, y finge no escucharla durante unos minutos, hasta que unos pasos fuertes se escuchan fuera de la recamara.

Se queda en el umbral de la puerta, es como una regla estricta que se ha impuesto él solo, como si algo dentro de esa habitación lo repeliera. El más bajo da la vuelta para verlo, con los brazos cruzados mientras toma una camisa de debajo de la cama. El lugar es un desastre.

"Sigo sin encontrar las llaves" dice Cuauhtémoc, evadiendo el tema que ha quedado en el aire.

El más alto alzó la mano derecha donde reposaba un manojo de llaves con un llavero de madera, su llavero de madera, lo único que quedaba ahí que alguna vez le había pertenecido. Temo suspira y se acerca para tomarlas dejando un beso en la mejilla del otro joven.

Le sigue por el angosto pasillo hasta la cocina, y después al recibidor. Sus pasos resuenan fuertes a comparación de los suyos, pero es de esperarse, Mateo Symanski es corpulento y siempre se ha distinguido por sus pasos seguros, es como si siempre supiera a donde se dirige. Siempre que no se trate de Cuauhtémoc López, quien le daba un toque de inseguridad de vez en cuando.

"Múdate conmigo" Sonaba muy seguro, esta vez no había sido una pregunta, y esta vez no podría evitar el tema, estaban junto a la puerta, uno detrás del otro. El silencio se instaló entre ellos, no sabía cómo abordarlo sin sonar brusco. Nunca habían tenido problemas de comunicación, siempre parecían saber que pensaba el otro al respecto de un tema, al menos en el trabajo así era, y de unos meses para acá, cuando ambos habían decidido estar listos para formalizar su relación, tampoco habían tenido problemas. Mateo parecía siempre estar un paso delante de lo que Temo pensaba o sentía, pero aquello no siempre iba bien.

"Mateo..."

"Múdate conmigo" repitió, "Mi piso está mucho más cerca del trabajo y la universidad. Y ya pasamos demasiado tiempo en mi casa, solo tendrás que llevar tus cosas y dejar este lugar. Es demasiado grande para una sola persona, no está en un punto medio de ningún lugar, y, para serte sincero, Cuauhtémoc, está hecho un desastre, solo múdate a mi piso, te dejaré la habitación de invitados y puedo hacerte un hueco en el estudio para tus libros" Lo envolvió entre sus brazos y lo hizo sentir protegido y seguro. Todas eran razones prudentes, y él lo sabía.

El más pequeño miró a su alrededor, su pequeño apartamento en verdad lucía desarreglado, pero era un desastre desde que él se fue. Él se encargaba de mantener un poco en orden las cosas ya que su trabajo le daba un poco más de tiempo en casa, y si no la hacía, tampoco se quejaba mucho por el desorden, si Temo no encontraba alguna cosa antes de ir a la escuela, él se encargaba de poner toda la casa 'patas arriba' hasta dar con lo que sea que hubiera extraviado esa vez. Vaya, ahora que lo pensaba, las cosas de verdad habían cambiado mucho en poco más de un año.

"¿Puedo pensármelo?" se miraron un momento, Mateo suspiro, besó su frente y le tomo de la mano para salir, iban bastante retrasados a la fiesta de cumpleaños de la hermana del mayor.


Se tambaleo un poco en la oscuridad del recibidor, golpeó con la rodilla uno de los sillones y pisó lo que podría haber sido un plato sucio. Definitivamente tenía que poner aquel lugar en orden. Cuando encendió la luz miró el reloj de manecillas sobre la TV, aun era temprano, y mañana era domingo, podía empezar con la limpieza justo ahora.

Estaba decidido a hacerlo, de verdad que sí, pero en cuando las cosas en el piso reducían e iba colocando todo en su lugar, recordó por qué no lo hacía. Todo el lugar parecía medio vacío. La manta azul con la que solían acurrucarse en el sofá por las tardes ya no estaba, tampoco el estante de discos a lado de la TV. Sin tanto desorden a su alrededor podía notar el hueco de la que había sido la pareja perfecta de su propia taza de café, que reposaba ya sin aza sobre el lavavajillas. Ya no estaban algunas, casi todas, las fotografías y cuadros que alguna vez habían decorado las paredes; no estaba el teclado sobre la mesa del comedor que nunca habían usado, ni las partituras esparcidas por doquier, tampoco había post-its pegados en todos lados con letras que llegaban a su rizada cabeza a cualquier hora del día y él alegaba, debía anotar si o si porque sería una desgracia olvidarse de ellas. Con pesadez dejó su tarea inconclusa, de nuevo.

En la habitación era un poco más de lo mismo, parte del clóset estaba medio vacío, y la mesa de noche que daba con la ventana estaba desnuda. Ya no la llenaba el cuaderno gastado donde escribía sus ideas ni la lámpara de lava que tanto le relajaba a Ari a la hora de dormir.

Aun recordaba la tarde en que había aparecido Linda en su puerta, con cajas para ser llenadas. Lo había saludado como siempre y había entrado sin ser invitada, analizando todo a su alrededor. Le había pasado un mensaje de Aristóteles, del cual no sabía nada desde que se había marchado. "Empezará a tomar clases en la universidad estatal el mes que viene, y se ha conseguido un nuevo Manager, quiere hacer su primer álbum pronto, así que prefiere estar en casa" había dicho ella mientras llenaba las cajas, y Temo estuvo a punto re responder "Pero esta es su casa", cuando ella agregó, "Creo que es lo mejor, que ambos se concentren en sus cosas y que él esté con su familia, el calor de hogar siempre viene bien ¿no lo crees, Temo?"

Le había ayudado a empacar todo. Había sido muy difícil, ver como las cosas desaparecían poco a poco y las cajas se iban llenando y duplicando. Hasta ese momento, había creído que él volvería, que al menos lo vería una vez más en persona antes de dejarlo marchar de verdad, pero no era así. Cuando despidió a Linda en la entrada del edificio, su pecho se sintió pesado, pero no se permitió llorar, no lo haría, no tenía razones para hacerlo. Él los había convertido en eso, él había acabado con todo, solo él. Aristóteles solo había sido el valiente que tomó la decisión, pero Cuauhtémoc era consciente de que nada de eso estaría pasando de no ser por él mismo. 

Presque tout.Where stories live. Discover now