La carta que nunca respondió.

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Querido Ari:

He intentado escribir esto tantas veces, que estoy seguro de que acabé con un cuaderno completo.

Espero que todo esté marchando bien donde te encuentras, y que tu te encuentres bien. Han pasado alrededor de 150 días sin tener noticias de ti, no es como que me la pase contando el tiempo que llevas lejos, solo es un aproximado. Por aquí todo marcha como debería. El nuevo semestre comenzó y terminó cargado de trabajos y tareas por entregar, me ha ido bien. Espero que hayas aprobado todos tus exámenes también.

Son alrededor de las 3:00 am, no es como que importe a la hora en que escribo esto, el punto es que esto ya es muy normal, eso tampoco debe importarte a estas alturas, lo sé. Solo quiero que sepas que siempre me pregunto por ti; cuando llego tarde del trabajo y todo en casa esta oscuro, cuando compro la despensa, cuando voy a comprar café a tu antiguo trabajo. Siempre me preguntó como te encuentras, qué es lo que estarás haciendo... ese tipo de cosas, pero no obtengo respuestas. Nadie me responde.

He intentado que "la tropa" me diga como estás, pero nadie dice nada, incluso mis hermanos parecen no querer hablar de ti, o conmigo en general. Incluso mi papá me prohibió aparecer en la cena de Fin de Año. No te estoy culpando, porque sé que todo esto es solo algo que yo mismo provoque.

Lo siento.

Solo quiero saber que estas bien, o si no lo estas en absoluto, porque en verdad me preocupas, porque deseo saber si también la pasaste mal como yo, por ahora no quiero hablar de mí, quiero escuchar de ti. Saber como te encuentras, si ya sonríes como solías hacerlo, como antes de que lo echara a perder, si tienes nuevos amigos (por cierto, Carlota te envía saludos, dice también que sin ti las clases en la facultado son aburridas), si sigues componiendo música a estas horas de la noche, si al fin has dominado la guitarra como tanto querías.

Quisiera saber tantas cosas de ti, Aristóteles, cosas que parece que he olvidado, que me gustaría volver a aprender, o si tienes cosas nuevas de ti para mostrarme.

Quisiera que hablaras conmigo, ya sea para gritarme o para lo que sea, solo desearía que lo hicieras. Tal vez si en este mismo momento el teléfono sonara y fueses tu quien llama, para reclamar lo idiota que fui, lo mal que te la hice pasar, yo tendría una buena excusa para aparecer en tu casa este verano, porque tu silencio me tiene atado de manos, me tiene atado a esta ciudad. Tu silencio me dice que me odias y no quieres saber de mi nunca más, lo cual puede ser altamente probable, porque no espero que lo olvide de la noche a la mañana todo lo que sufriste por mi culpa. Pero, si al menos tuviera la certeza de que me odias de verdad, buscaría la manera de solucionarlo.

Aun no es tarde Aris.

Siento que aun podemos arreglar todo esto, todo lo que arruiné. Podemos empezar siendo amigos, puedo cortejarte como tu alguna vez lo hiciste conmigo, empezar todo desde cero, reencontrarnos el uno al otro, porque sé que no todo está perdido entre nosotros.

Puedo esperar pacientemente hasta que vuelvas a tener confianza en mi amor por ti. Porque sé que la jodí completamente, y sé que me conoces perfectamente que no puedo ocultarte lo que él me hace sentir, pero también sé que podemos superarlo, porque somos nosotros, somos Aris y Temo, y tú eres mi corazón, siempre lo has sido y siempre lo serás. Y, si no funciona, si no funcionamos juntos, lo aceptaré, podemos ser amigos como lo éramos antes, solo amigos, que se escapan para contarse sus cosas a estas horas de la noche, que bromean, que hablan de como va la vida o de nada en concreto. Sea la manera en la que sea, el punto es, que te necesito en mi vida, y probablemente tu me necesites en la tuya y no lo quieras aceptar.

Si tu me pides que te deje en paz lo hare, si me pides que me aleje y no te vuelva a buscar lo entenderé. Si me pides hablar de frente, dejaré todo y estaré en tu puerta en el menor tiempo posible. Si me pides que vaya por ti, si me das otra oportunidad, regresaría, abandonaría todo con tal de estar a tu lado, así tenga que esperar 100 años para que vuelvas a abrir tu corazón a un tonto como yo. Dejaría o daría todo lo que tengo solo por ti, por verte feliz, por estar a tu lado, de la manera en la que desees que esté, como tu amigo, como tu amor...

Simplemente tienes que pedírmelo, Aristóteles.

ATTE. Un arrepentido Cuauhtémoc López, que daría su vida entera para que lo perdonaras y volvieras a amarlo como solo tú sabes hacerlo.

Presque tout.Where stories live. Discover now