𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓

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Jisung estaba sentado en la cocina de Jeno, con una taza de chocolate caliente entre sus manos. El mayor había estado algo callado aquel día, Jisung deseaba que la escuela acabara y a la vez no lo deseaba porque sí era así, Chenle debería separarse de él. Sin embargo, ahora estaba concentrado en averiguar qué escondía Jeno, porque si no lo hacía, se volvería loco. El peli-negro observaba la mesa sin decir ni una sóla palabra, Jisung estaba comenzando a molestarse porque no podía descifrar que escondía aquella mirada de dolor que portaba el mayor.

— Hyung. — Habló, después de llevar un largo tiempo sumidos en un silencio molesto. — ¿Qué te sucede?

— Nada. — Dijo el mayor, negando con su cabeza repetidas veces.

— Algo te sucede y no puedo descifrar qué es, se supone que los amigos se cuentan todo. — Dijo el castaño, con cierta molestia en su tono de voz.

— Hay cosas que ni siquiera nuestros amigos pueden saber, hay secretos que simplemente son secretos para el mundo y no sólo para algunas personas. — Dijo sin dirigirle la mirada, se mantenía firme viendo la mesa de madera en la que estaban.

— Pero hay secretos que no se pueden mantener por siempre, porque nos daña guardarlos sólo para nosotros. — Dijo con el ceño fruncido. — Jeno hyung, ¿qué sucede?

— ¡Dije que nada! — Elevó su tono de voz ésta vez, y Jisung no planeaba quedarse atrás en la pequeña contienda.

— ¡Sí te pasa algo! ¡Sólo dilo! — Gritó, los padres del mayor no estaban y eso era bueno, sino ya habrían sido regañados.

— ¡A Jaemin le gustas! — El silencio se apoderó de todo nuevamente.

Jisung abrió sus ojos como si fueran a salirse en cualquier momento, trataba de asimilar la información que acababa de recibir. Jaemin, su mejor amigo el cual era como un hermano mayor para él. ¿Ese Jaemin tenía sentimientos amorosos hacia él? Imposible, el peli-rosa jamás había demostrado nada, era una locura pensar que ese tipo de sentimientos habían surgido en el mayor hacia él. Ninguno hablaba en ese momento, Jeno se sentía culpable y un idiota porque había abierto su boca cuando el peli-rosa claramente le había dicho que prefería no decir nada. La poca confianza que quizá en un momento ganó de Jaemin, la perdería por su torpeza, sus celos y su ira de soportar que el menor estuviera tan deprimido por lo mismo cada día. Jisung, con su poca cordura luego de aquel duro golpe, decidió retomar la palabra.

— Es una broma... ¿Cierto? — Fue lo único que pudo decir, no quería pensar que su amistad podría arruinarse por lo que sucedía.

— Olvidalo Jisung, yo no debí abrir mi boca. — Suspiró, sujetando su frente con ambas manos.

— ¿Te gusta Jaemin hyung? ¿Es por eso que estás así? ¿Lo amas? — Sólo recibió un asentimiento por cada pregunta. — Hyung... Lo siento mucho.

Dijo, para luego tomar sus cosas y salir a toda prisa de la casa del mayor ignorando cualquier grito que pudiera estar recibiendo de parte de este. No era su culpa y lo sabía, pero aún así no podía evitar sentir que quizá si lo era. Se sentía culpable porque quizá no fue lo suficientemente claro y por ello tanto Jeno como Jaemin estaban sufriendo y lo peor de todo, con Jaemin era con quien compartía todos sus sentimientos hacia Chenle. No pensar con claridad es malo para cualquiera, pero a esas alturas, Jisung no creía que hiciera falta lograr tener claro todo para salir corriendo por la calle. La culpa era más grande que su cordura. ¿Ahora con quién hablaría acerca de Chenle, de sus sentimientos, de sus logros? ¿Con quien compartiría todo si ahora debía pensar en que Jaemin estaba siendo herido por él de manera inconsciente?

Llegó a su casa alterado, Heecheon estaba bastante sorprendido por su mal humor ya que él no solía ser así. El peli-negro golpeó su puerta suavemente, pero Jisung no respondía ni una palabra. Golpeó unas veces más, al final ganó por cansancio y el castaño abrió la puerta para luego tirarse en su cama nuevamente. Heecheon tomó la silla del escritorio del menor y se sentó a su lado, acariciando su cabello. No esperaba recibir respuesta a cualquier pregunta que hiciera, simplemente sabía que cuando esos pequeños ataques sucedían en Jisung, debía esperar a que este deseara contarle. Jisung giró un poco su cabeza hacia el lugar donde estaba sentado el mayor.

— Hyung, ¿alguna vez has perdido una buena amistad por crear sentimientos erroneos en la otra persona? — Habló bajito, soltando pequeños sollozos entre algunas palabras.

— Ya veo por dónde va la cosa... Y la verdad es que no, pero sí le pasó a O-oon. — Dijo, dando un suspiro. — Cuando él y yo comenzamos a salir, Yoondong le confesó lo que sentía por él y cuando le dijo que estaba saliendo conmigo, pelearon demasiado fuerte por ello.

— ¿Y perdieron su amistad? — Preguntó con preocupación.

— Casi, sin embargo Yoondong entendió que aquello lo lastimaba tanto a él como a O-oon, por lo que decidieron arreglar las cosas y ahora siguen siendo tan unidos como solían. — Sonrió y Jisung hizo lo mismo, aquello era como un rayito de luz en tremenda tormenta que había creado.

— ¿Crees que entre Jaemin y yo pueda ir tan bien como entre ellos? — Susurró y Heecheon asintió.

— Es cuestión de hablar las cosas, no callarlas. — Revolvió un poco el cabello del menor y se levantó de su asiento. — Vamos, debes comer algo. Hoy tienes clase de baile, ¿recuerdas?

— Oh sí... Respecto a eso... ¿Y si me excusas con Jimin hyung? Seguro él entenderá. — Sonrió con nerviosismo, sabía la respuesta pero al menos debía intentar

— No, muevete, que sino la loca de tu madre podría arrojarme un trozo de madera esta vez. — Suspiró y Jisung no pudo evitar reir. No sentía muchas ganas de asistir, sin embargo no le quedaba de otra.

Por otro lado, Chenle estaba rogándole a su madre que le permitiera asistir a clases de canto ya que deseaba hacerlo desde hacía mucho, pero siempre le dijeron que era una ridiculéz. La señora Zhong no era muy comprensiva y el señor Zhong era mil veces peor a ella. Pero ahora había alguien tratando de interceder por él e inventando excusas algo baratas para poder lograr que los estrictos padres del menor cedieran y le permitieran llevar a cabo uno de sus sueños. Hyungwon se sentó frente a ambos en la mesa de cristal de la extensa sala, Chenle intentaba oir la conversación por la cerradura de la puerta que daba a esta.

— Es por ello que creo que le haría bien ir a clases de canto. No sólo lo distraerían un poco, sino que también lo ayudarían a perfeccionar su coreano. — Finalizó el castaño. — Y yo podría llevarlo y esperarlo, conozco un buen profesor el cual también le enseña a mi hijo.

— Está bien, siempre y cuando esto no lo distraiga de nada importante. Ya fue suficiente con que deseara ir a un colegio público en lugar de privado. — Dijo la madre del peli-blanco, actuando de manera exagerada como solía hacerlo.

Chenle estaba tan contento que al oir a sus padres aceptar, subió corriendo a su cuarto para prepararse para su primera clase de canto. Hyungwon lo llevó junto a Taehyun al gran edificio negro con un letrero que contenía en rojo "Studio 95s", el nombre de aquella institución. Los fundadores del lugar habían sido Park Jimin y Kim Taehyung, dos grandes amigos de Hyungwon. Jimin era profesro de danza mientras que Taehyung era profesor de canto, y además de eso habían otras personas que ayudaban. Chenle entró con gran emoción al edificio, Taehyun lo observaba algo confundido y luego de rodar sus ojos siguió el camino. Debían hablar con Jimin y Taehyung para inscribir al menor, pero al llegar a ellos, estaban algo entretenidos en sus coqueteos bastante notorios.

Mientras Hyungwon hablaba con ellos, Chenle se distrajo al oir una canción muy buena, "No Air" de The Boyz. Buscó por un pasillo dónde se oía con mayor intensidad y al llegar a una de las puertas se topó con quien menos esperaba encontrarse ahí.

— ¡Jisung-ssi!

Continuará...

𝐒𝐔𝐍𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora