Capítulo 3

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Ese mismo día, entre las 7 y 8 de la noche, abriste los ojos, con la esperanza de que no haya sido sólo un sueño, que eso que pasó entre tú y Ayato haya sido absolutamente real.
Te levantaste rápidamente de la cama y revisaste a lado tuyo en busca de el chico que dijo sería tu primer todo, pero no lo viste, examinaste la habitación para comprobar si seguías en su casa, aún estabas ahí, pero no había señal de Ayato, así que decidiste buscarlo.
En la habitación había una puerta, era la puerta del baño, entraste para lavarte la cara, para tu sorpresa, Ayato estaba en la tina de baño, te sonrojaste de sólo verlo, estaba desnudo y por lo visto estaba dormido, tenía los ojos cerrados, así que te dirigiste a la puerta para salir de nuevo.
-¿A dónde vas, pastelito?- Dijo Ayato.
-No quise interrumpir tu ducha, lo siento.- Dijiste mientras tomabas la manija de la puerta y la abrías lentamente.
-Tu no vas a ningún lado, ven aquí.-
Cerraste la puerta, y te acercaste a la tina de baño, intentabas cerrar los ojos para no ver, pero no pudiste evitarlo, no podías evitar ver sus clavículas perfectamente bien remarcadas, sus pectorales tan bien definidos y otras partes de su maravilloso cuerpo que no podías dejar de observar.
-Deja de mirarme y quítate la ropa, necesitas un baño.-
-Podría esperar a que termines.-
-Entonces ¿Por qué entraste? ¿Qué no es porque querías bañarte conmigo?-
-Entré para lavarme la cara y buscarte después.-
-Pues me has encontrado, ahora quítate la ropa y ven aquí.-
No tenías excusa para salir, no te quedaba mas de otra que hacer lo que te pedía, no sabías que podría hacer si se molestaba, después de todo, era un vampiro.
Te quitaste la ropa y entraste, Ayato tomó una esponja y tu brazo derecho, comenzó a frotar la esponja por tu piel, pensabas que volvería a pasar lo de la mañana, pero no, todo estaba muy tanquilo, te pareció extraño.
-Que mujer tan mas obscena.- Dijo Ayato mientras frotaba tu piel con aquella esponja.
-¿Por qué lo dices?-
-Estás excitada de tan sólo ayudarte a darte un baño, sé que me deseas desde el momento en que te ayudé.-
No dijiste nada, en parte tenía razón, no es que lo deseabas, es que te habías enamorado, aunque tenías el presentimiento de que algo saldría mal, pues te enamoraste demasiado rápido.
-Es cierto, ¿Verdad?- Dijo Ayato mientras sonreía.
-No.- Dijiste mientras bajabas la mirada.
-¿Cómo que no? Tu Tienes que desearme sólo a mi.-
-No es que te desee, es... que me gustas.-
-Hahaha Ay pastelito, ¿Qué no es obvio? Su majestad puede enamorar a cualquier mujer.-
Te sentiste mal por el comentario que hizo, pensabas que diría algo como "Te quiero a mi lado" o algo así.
-No debes preocuparte Yui, ahora eres mía y estaré siempre para ti, tu no debes fijarte en nadie que no sea yo, no debes enamorarte de nadie que no sea yo, tu serás por siempre mía.-
Te sonrojaste y te emocionaste un poco, dijo maso menos lo que querías oír. Ayato se acercó y te besó.
-Anda ya, te ayudaré a que termines de bañarte.- Dijo Ayato mientras tomaba de nuevo la esponja y te ayudó.
Terminando su baño, Ayato tomó una toalla y te secó el cuerpo, después el se secó también.
-Toma el camisón que está por allá, es para ti.- Dijo señalando un camisón para dormir color blanco.
Ayato se puso una pijama, y te tomó de la mano, ambos salieron del baño, te miró y dijo:
-¿Tienes hambre?-
-Un poco, no he comido desde ayer.-
-Genial, entonces vamos a la cocina por algo para cenar, de paso, te mostraré la casa.-
-Claro.- Dijiste mientras sonreías, y lo acompañabas.
-Entonces vamos.-
Ambos salieron, mientras caminaban, Ayato te mostraba su casa, mas bien, mansión, te sorprendía tan bello lugar, estaba tan perfectamente bien decorado, era tan hermoso, al parecer te quedarías ahí un buen tiempo, vaya que tu destino, había cambiado.

Por Siempre Mía... Ayato SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora