Capítulo 5

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Despertaste y Ayato no había llegado, en la cama sólo estabas tu, no sabías dónde podía estar Ayato, pero lo extrañabas, así que decidiste salir a buscarlo por la casa.
Al caminar, te topaste con una puerta semi abierta, entraste para ver si Ayato estaba ahí, pero sólo era una habitación vacía donde había un enorme librero, una mesita de café con un juego de té en uso, y objetos que podrías encontrar en un salón de química, matraces, tubos de ensayo, fluidos de colores, etc. Te acercaste a la taza de té para ver que tan caliente estaba y saber si Ayato, Kanato o Laito habían estado ahí.
Te sentaste en el sillón frente a la mesita de café, tomaste la taza, y te diste cuenta de que estaba caliente.
-¿Qué no sabes que es de mala educación tomar cosas que no son tuyas?- Dijo un joven de quizás unos 18 años, con cabello de un color púrpura, con lentes y muy bien vestido.
-¿Quién eres?- Dijiste asustada.
-Reiji Sakamaki, soy el 2do hermano de la familia Sakamaki ¿Y tú qué haces aquí? ¿Y qué le has hecho a mi té?-
-Estaba buscando a Ayato, no lo he visto, y entré para ver si estaba aquí y vi esta taza, pensé que estaba frío el té y tomé el té para sentir si lo estaba.-
-Ayato no está aquí Yui, así que ya deberías irte. Aquí no lo encontrarás.-
-¿Cómo sabes mi nombre?-
-Kanato te lo dijo, no podías pasar desapercibida por esta casa, y ya que eres la nueva visita, deberías venir de vez en cuando, te enseñaré como vivimos aquí, y las reglas que debes seguir.-
-Claro.- Dijiste algo seria. -Tienes muchos libros.- Dijiste mientras los observabas.
-Bastantes, lo se, puedes venir a leerlos siempre y cuando no hagas ruido ni interrumpas cuando estoy ocupado, ahora vete.-
Asentiste con la cabeza, y saliste a seguir buscando, subiste las escaleras y revisaste si ya había regresado al cuarto, pero no, seguía vacío. Mientras caminabas por el pasillo, te topaste con una habitación con la puerta abierta, revisaste y habían cientos de osos de peluche, de todo tipo, ahí estaba Kanato, te acercaste a el y te sentaste a su lado.
-Kanato, ¿Has visto a Ayato? No lo he visto desde ayer en la mañana.-
-Ayato no está, pero en lo que aparece, puedes jugar conmigo.-
-Lo siento, pero debo seguir buscando.- Dijiste mientras te levantabas y te dirigías a la puerta.
-Eres una egoísta, te invito a jugar conmigo, y tu sólo quieres a Ayato.-
-Lo siento Kanato, tiene tiempo que no juego con osos de peluche.-
-Lo sé, dejaste de jugar con tu oso favorito recién cumplidos los 10 años.-
-¿Cómo lo sabes?- Dijiste sorprendida.
-Teddy me lo dijo, pero bueno, si no vas a jugar conmigo, Teddy se pondrá triste y yo no quiero eso. Si Teddy se pone triste, tendré que darte un castigo.-
-Está bien Kanato, jugaré contigo, tienes osos muy lindos.-
-Lo sé, pero ninguno es como Teddy, puedes tomar el que quieras, será tuyo a partir de tu elección.-
-Gracias.- Dijiste con una sonrisa.
Miraste los osos que llenaban la habitación, pero uno en especial te llamó la atención, era un oso color rosa bastante lindo, se parecía mucho a Teddy, así que decidiste tomarlo para que Kanato sintiera un halago.
-Buena elección, es tuyo, pero debe quedarse en la habitación, sino, se pondrá triste.-
-Claro.-
Te acercaste a Kanato y comenzaron a jugar, no paraban de reír, jamás habías visto a Kanato con una sonrisa tan enorme.
-Eres mi segunda amiga, Teddy es el primero, no te celes.-
-Descuida Kanato, es muy agradable tener un amigo.-
-¿Tampoco tienes amigos?-
-Realmente no, pero no me preocupa, ahora te tengo a ti.- Dijiste con una cálida sonrisa que logró sonrojar a Kanato.
Kanato se acercó a ti, con una sonrisa, te dio un cálido beso en la mejilla, después de eso, siguieron jugando.
-Puedes quedarte a dormir conmigo si quieres, has de extrañar a mi hermano, Teddy y yo te haremos buena compañía.-
No estabas segura de decirle que sí, pero sabías que si decías que no, Kanato se molestaría contigo, después de todo, ya había mencionado la palabra "Castigar". No podías asegurar que sea algo que te agrade, la actitud tan seria de Kanato demostraba que podría hacerte sufrir con algo de lo más mínimo.
-Claro Kanato, muchas gracias.-
Se llevaron tantas horas jugando, charlando y riendo juntos, que el día se fue corriendo, ya era de noche, y Kanato te invitó a cenar fuera de la mansión. Fueron a comprar crepes que vendían cerca de ahí.
-Vaya, crepes, son algo delicioso.-
-Lo sé, es algo que disfruto tanto como el pudín, odio las cosas amargas, prefiero por mucho las cosas mas dulces como esto.-
-Gracias por invitarme. Quizás podría aprender a prepararte algo dulce, lo que desees, sólo dime.-
-No es necesario.- Dijo algo serio, pero por su mente había un enorme deseo por que le prepararas pudín. -Pero si gustas, me fascina el pudín de cualquier sabor.- Dijo con una risita nerviosa.
Después de un rato, regresaron a la mansión.
-Ve a vestirte, no dormirás con tu ropa.- Dijo serio.
-Claro.- Dijiste y fuiste a la habitación de Ayato a buscar tu camisón.
Regresaste a la habitación de Kanato, y lo viste sentado en la cama con una pijama morada y con su Teddy en brazos. Te acercaste y te sentaste del otro lado de la cama.
-Descuida Yui, Teddy nos cuidará muy bien. Dijo mirando a Teddy con una sonrisa. -Buenas noches Teddy.- Dijo y se acostó, tu te acostaste también, no dijiste palabra alguna.
Ambos quedaron recostados mirando hacia lados opuestos, después de un rato, se quedaron dormidos, Kanato con Teddy en brazos y tu con la esperanza de ver a Ayato pronto.

Por Siempre Mía... Ayato SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora