Memorias 3.0

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La mente de Nishikage trabajaba a mil, tratando de entender cómo quedo en esa situación. Con ambos brazos sobre su cabeza sostenido por la mano derecha del emperador en medio de la oscuridad, Seiya pensaba en su siguiente movimiento. Fácilmente podría quitarse a Nosaka, pero un movimiento brusco de su parte implicaría causarle más dolor, sumado a la migraña.

Relajó los brazos, para demostrarle que no pensaba dar pelea. Pero cualquier intento de permanecer tranquilo se fue al traste, cuando escuchó un quejido del emperador.

-¡Nosa-

-Silencio... – lo calló apretando el agarre – Solo guarda silencio... – ni siquiera le gritó, más que una orden Nosaka hacía una súplica, con la frente reposada contra su pecho, y un leve temblor recorriendo su cuerpo por el esfuerzo, el emperador trataba de mantener en control la situación.

Mientras sentía su ropa humedecerse por la respiración contra su pecho, solo podía pensar en que Yuuma Nosaka era una persona increíble.

No era la primera vez que se veía atrapado contra una superficie por los pequeños arrebatos que tenía el ojigris, tampoco creía que fuera la última vez que pasara, pero siempre se sorprendería por cómo lograba tomarlo desprevenido, aun estando en desventaja.

-No fue tu culpa... ¡agh!. – comenzó a decir, pero paró la oración junto a un nuevo quejido de dolor.

-Nosaka – llamó suavemente, quería darle a entender que lo dejaría tener el control – Por favor suelte mis manos, no me moveré. - solo quería que estuviera más cómodo.

Por un pequeño instante dejó de sentir el leve vaho contra su camiseta, lo más seguro es que el pelirosado estuviera meditando si quería soltarlo o no... pero finalmente se vio libre.

A veces agradecía su contextura corporal, era lo suficientemente grande como para hacerle de cama al otro.

Nishikage en un acto de osadía, pocas veces visto hasta el momento, aprovechó la libertad de movimiento para abrazar al pelirosa y atraerlo. Ahora con Yuuma completamente relajado, podrían hablar sin el esfuerzo extra.

Permanecieron un rato en silencio, sin llegar a ver mucho más allá que la cabellera rosada que reposaba sobre su pecho, en medio de la leve penumbra del cuarto. Siendo sincero, empezó a darle sueño al portero, apenas estaba comenzando la tarde, pero una siesta no sonaba nada mal en este momento. Aún menos con el latido que resonaba a la par del propio.

-Nishikage... - llamó Nosaka, logrando que espabilara un poco – No fue tu culpa.

-Pero yo –

- Déjame terminar por favor – lo interrumpió – No fue tu culpa... tu no eres responsable por mis actos. Yo no vi el jabón en el piso, fue un accidente y nada más que eso. No quiero que tomes una culpa que no te corresponde.

- Prometí ser su escudo protector. – le recordó aquello que apenas ayer le había profesado.

- ... - Nosaka guardó silencio un momento y Nishikiga pensó que quizás le estaba dando la razón por aquel fallo en el baño – ¿Recuerdas lo que me pediste? Serías mi escudo a cambio de que yo no dudara de mí... ahora te pido lo mismo. – por fin separó la frente de su pecho y aún en medio de la oscuridad, chocaron sus miradas y el portero juró ver la misma determinación que tenía Nosaka Yuuma, el día en que se conocieron – Nishikage Seiya, no dudes nunca de ti. Porque siempre has hecho más que solo suficiente y si yo no he llegado a pensar lo contrario, te prohíbo que lo hagas tu. No hay una sola persona que pueda ocupar tu lugar. Porque el día que tu pierdas la fe en mí, cambiar al mundo dejará de tener sentido.

Una sensación cálida nacida en su pecho, justo donde momentos antes golpeaba el cálido aliento del emperador, comenzó a repartirse por todo su cuerpo. Estaba azorado, porque no creyó significar tanto en la vida del emperador, la grandeza estaba destinada para Nosaka Yuuma y a él le bastaba con ser un espectador de aquello. Pero ahora sonaba como uno de los pilares en sus metas.

Nuestra Realidad (Inazuma Eleven Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora