Nuestra Realidad (Inazuma Eleven Yaoi)

35. Una mañana muy normal

Un nuevo día se alzaba para el orfanato Sun Garden actualmente ocupado por dos equipos de fútbol, la rutina de siempre había comenzado. Desde la cocina las managers del equipo preparaban el desayuno para el ejército de chicos que tenían bajo su cuidado; dos defensas con coletas salieron a trotar poco antes de que el astro rey se alzara en el cielo; un exsoldado del futuro, al igual que los defensas, despertó antes para una pequeña rutina de entrenamiento personal; el entrenador Kudou, actual responsable de los jugadores también salió desde temprano a una reunión "ultrasecreta", que ya de secretas poco tenían.

Una mañana relativamente normal, en medio del bizarro cuadro que era tener personas de otra dimensión y del futuro como huéspedes en su línea de tiempo.

- ¡Chicos! - desde la planta baja, gritó Haruna despertando a gran parte del equipo - ¡El desayuno está listo!

El pedazo de información final fue un excelente motivo para salir de la comodidad de las sábanas e iniciar la estampita grupal para bajar por las escaleras, lo que obviamente a estas alturas, era costumbre.

La anomalía de este nuevo día, fue ver a ambos capitanes junto a Kanon, los cuales venían a la cabeza del grupo, tropezar a mitad de la escalera.

Al unísono resonaron diversos gritos, variantes entre sorpresa o dolor, dependiendo de a quién decidas escuchar. La pobre de Haruna al pie de la escalera se vio obligada a lanzarse a un costado cuando una bola de personas casi cae sobre ella.

El estruendo atrajo al resto de las chicas, quienes corrieron desde la cocina solo para encontrarse a la mitad del equipo al que alimentaban unos sobre otros en incómodas y seguramente dolorosas posiciones.

- ¿Están todos bien? - Haruna estaba segura que su pregunta estaba fuera de lugar, pero tampoco sabía qué más decir.

La respuesta que obtuvo fueran varias quejas o sonidos poco entendibles, en lo poco que logró captar, estaban bien o por lo menos eso le decía la mano morena de Tsunami con el pulgar en alto, que salía de algún punto de la bolita que eran todos.

- ¿Alguno se rompió algo? - Natsumi se escuchaba más molesta que preocupada, decepcionada es el término más acertado, aunque igual decidió preguntar por si las dudas.

Las variantes respuestas negativas, fue todo lo que necesitó la chica para regresar a la cocina, seguida por una ligeramente preocupada Aki que arrastraba a Fuyupe. Era mejor que los chicos se arreglasen solitos.

Haruna le dirigió un mudo saludo a sus dos hermanos que se encontraban asomados desde el segundo piso, completamente a salvo del accidente. Antes de seguir al resto de las chicas.

Congelemos un momento toda esta escena, para ver qué pasó, cómo pasó, por qué pasó y quién se salvó.

Junto a ambos estrategas mencionados anteriormente al final de la escalera, se encontraban los Gouenjis, que gracias a su costumbre de llegar tarde a todas partes, el desayuno incluido, habían evitado formar parte del desastre. Recién llegando a ver qué causó tal escándalo, hicieron acto de presencia Nosaka y Nishikage, acompañados de Afuro.

Por el contrario, al pie de la escalera tenemos la definición de vergüenza ajena.

- ¡Quítense de encima joder! - Haizaki que era de los que estaba más abajo en el tumulto, tenía medio cuerpo afuera del embrollo, pero sus piernas estaban desaparecidas en acción. Justo sobre el demonio se encontraba alguno de los capitanes, pero era difícil comprobar cuál de los dos, pues lo único a la vista era una mano que agitaba una bandana naranja en son de rendición.

En un pobre intento de ayudar, Kanon gritó para darle ánimos - ¡Resista bisabuelo! - pero el bisnieto de los Endous tampoco se encontraba en las mejores condiciones, poco hace falta decir que con el pie de "Midorikawa" presionando su mejilla derecha sus gritos perdían credibilidad al tratar de tranquilizar a alguien. Y hablando de "Midorikawa", este tenía justo sobre él a su igual, ambos peliverdes estaban frente al otro, con el peso del resto de sus compañeros comprimiendo sus costillas; esta debería de resultarles una incómoda situación tomando en cuenta la poca distancia que estaban obligados a compartir, pero estos dos se dedicaban a verse y pensar que preferirían estar apretujados con cierto pelirrojo respectivamente.