1. Veo Doble

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En medio de la arboleda reinaba un incomodo ambiente, los suaves llamados de Kazemaru y Midorikawa eran lo único que llenaba el silencio, se habían acercado a Gouenji y Someoka, tratando de despertar al inconsciente albino que descansaba entre sus brazos.

El Fubuki mayor que seguía consiente se tomaba el puente de la nariz con los ojos cerrados, como pidiendo fuerza de voluntad para no ahorcar a su hermano. La situación en la que se encontraban era delicada y como su hermano de delicado tiene el tacto de una lija... mejor ni hacerse ilusiones de que trataría esto maduramente. – Atsuya, discúlpate. – dijo con tono de reproche

-¿Ah? – se quejó – Pero, si no he hecho nada malo.

- ¿Necesito recordarte, qué hacemos aquí? – volvió a reñirle – Pide disculpas.

- Eso, eso. Se un buen niño y hazle caso a tu hermano – dijo con burla Fudou, mientras el equipo lo miraba mal por meter su cuchara donde no lo llamaron.

- ¡¿Quieres pelear?! – decía acercándose a grandes pasos el Fubuki menor a Fudou, el cuál lo esperaba con una sonrisa desafiante, pero sus pasos se vieron interceptados por su hermano que lo detuvo frente al grupo tomándolo de la nuca y haciendo una reverencia de 90 grados, tomando él también la misma postura.

- Sentimos mucho, los inconvenientes causados – dijo serenamente el peli plata.

- Tranquilos chicos, no hay que ser tan formales. – dijo Endou acercándose con una gran sonrisa, para hacer que se enderezaran los gemelos. – Solo nos han sorprendido.

- ¿Solo nos han sorprendido? – se quejó Tsunami – sorprendido, estaba cuando nos atacaron ángeles y demonios... a este punto, el balón de fútbol un día cobrará vida y se quejará de los balonazos de Gouenji.

- Bueno – trató de cambiar el tema Hiroto – hay alguna explicación de ¿por qué están aquí? Y más importante, ¿De dónde vienen?

- Eso mismo, – le secundó Kogure – que mira que estamos viendo a dos Fubukis y un muerto. Jijijijijiji...

- ¡Kogure! – lo reprendió Haruna, jalándolo de la oreja.

- Bueno, – comenzó el gemelo menor – sí hay una explicación...

- Pero será mejor que estemos todos juntos para explicarles con calma. – terminó por decir el gemelo mayor – Aparte, de que será mejor llevar a mi otro yo a un lugar donde pueda descansar.

- ¿Todos juntos? – preguntó Kidou – ¿Te refieres a que hay más Fubukis?

El peli-plata se rió ante la idea – No, no hay más Fubukis. Pero espero que cuando encontremos a todos, no tengamos más desmayados.

- Por ahora, podríamos decir que venimos del cielo – se quejó el peli salmón. Mientras los chicos del Raimon ponían cara de "me estás jodiendo". – Que no es broma, hemos caído del cielo – reprochó las expresiones de los otros. – A que no miento hermano. – dijo recostándose en el hombro del mencionado, pero lo soltó inmediatamente al ver la mueca de dolor que este puso – ¿Qué te pasó? – preguntó alarmado.

- Solo fue el golpe, quédate tranquilo – dijo mientras se tomaba el hombro. El dolor no era insoportable, pero, si venía su hermano de tirarle todo su peso encima, pues claro que le iba a doler. Al final no se arrepentía, porque a Atsuya no le ocurrió nada.

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Se encontraban cayendo en lo que parecía un túnel, de esos que ves en películas de ciencia ficción, con diversos flashes de luces de colores en tonos iridiscentes. A su alrededor veía al recién formado equipo de Inazuma Japón distribuidos en el espacio cayendo junto con él, los gritos iban y venían tratando de comprobar si todos estaban bien y pidiendo que mantuvieran la calma. Dirigió su vista lo más que pudo hacia arriba, donde se encontraba su hermano cayendo al igual que él. Se sentiría más agusto si Atsuya se hubiese quedado en su realidad, pero no. Tuvo que correr hacia el peligro, cuando vio que fueron atacados en plena ceremonia.

Nuestra Realidad (Inazuma Eleven Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora