Entre Amigos y Familia.

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Habían pasado veinte minutos desde que comenzaron con aquel juego de ajedrez, apenas habían movido dos fichas cada uno. No era falta de experiencia o falta de interés, ambos estaban siendo cautos con su contrincante. Por pieza que movían debían pensar en todas las posibles jugadas que haría el otro a continuación, tarea que se les daba fácil y se complicaba en partes iguales. Primero porque se conocían tan bien entre ellos, que no requería mayor esfuerzo recrear en sus cabezas una línea de estrategia que seguiría el otro y la forma de contrarrestarla... pero al mismo tiempo eso era una carta de doble filo, no había seguro de que no estaban cayendo en la trampa del contrario por creer que estaban adivinando sus estrategias.

Ninguno notó a Tobitaka abandonar la habitación porque era mucho más estimulante retar al otro, un juego netamente de estrategia como lo era el ajedrez era un sublime placer para sus competitivos egos. Porque ¿qué mejor que destrozar el orgullo de estratega de tu pareja, que ganándole en un juego de mesa?

-No deberías hacer eso, me regalarás el juego. – comentó Kidou con burla. Fudou ni siquiera había acercado su mano a alguna pieza, solo veía el tablero pensando en su siguiente jugada. Pero el de rastas casi podía leer lo que pasaba por su cabeza.

- Muy osado de tu parte creer que sabes lo que pienso hacer. – comentó sin despegar la vista del tablero.

- Te conozco mejor que nadie. Podría deducir cada una de tus jugadas sin mayor problema.

- ¿Eh? ¿Qué te hace pensar que no es parte de mi plan hacerte creer que te regalo la victoria para que te confíes? – respondió Fudou tranquilo – El que ría al último ríe mejor.

- ¿Qué te hace creer que eso no es parte de mí estrategia? Aunque estaría dispuesto a darte la revancha cuando pierdas.

- ¿Te he dicho que me encanta que seas tan listo? – Fudou apoyó su barbilla sobre su mano derecha, estaba de piernas cruzadas y su codo derecho de apoyaba sobre su muslo.

- Si eso no te resulta atractivo, no estaríamos juntos. – Yuuto logró mantener la compostura por el sutil coqueteo respondiendo sin titubeos, pero no evitó el leve tono rosa sobre sus pómulos. El comentario lo había hecho feliz y juró haber sentido un extraño revoloteo en su vientre; se negó a llamar eso mariposos en el estómago; pero no era tan tonto como para pasar por alto que eso también entraba dentro de las estrategias de Fudou, casi podía leerlo en sus ojos...

"Apenarlo con un sutil cortejo y desconcentrarlo del juego".

Muy listo, no lo negaba, pero tampoco tenía pensado perder esa batalla. Puso su mejor cara de poker y espero el siguiente movimiento de Fudou, que sin reparo le devolvió la sonrisa.


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"Kidou" estaba junto a "Endou" sentados frente a la pequeña cancha que tenía el orfanato. El capitán había seguido al estratega y dejó que "Gouenji" se encargara del defensa.

Se notaba que "Kidou" no tenía ánimos de hablar con nadie, pero no podía rechazar a "Endou", a cualquier otro miembro del equipo podría alejarlo sin problemas, pero no al capitán. No a la persona que lo había salvado de él mismo, la luz que desprendía el capitán del Raimon lograba alcanzar hasta los rincones más recónditos y oscuros de cualquiera que se le acercara.

Aprovechando el silencio, mientras trataba de apaciguar su enojo "Kidou" escuchaba una vocecita en su cabeza que sonaba a él mismo mientras regañaba a Haizaki, diciéndole que si "Endou" estaba ahí con él ahora era porque ya había sido suficiente.

A su lado "Endou" se estiró soltando un pequeño gruñido de satisfacción antes de tirarse al pasto. El de capa solo lo observó tan relajado como estaba.

Nuestra Realidad (Inazuma Eleven Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora