Capítulo 3

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Se encontraban las dos acostadas en la cama de dos plazas que Elsa había hecho con su magia, y aunque realmente no era lo más cómodo del mundo sin duda para Anna sí lo era, pero tal vez se debía porque en realidad estaba acostada sobre el pecho de Elsa y no tanto sobre la cama. Escuchar latir el corazón de las personas siempre la calmó y la hizo dormir, y ese en particular le parecía de los más hermosos que había escuchado por la calma y fuerza con la que latía. Pero a pesar de estar ahí por una hora ninguna lograba dormirse.

—Buenas noches—levantó su cabeza y le dio un beso en la mejilla para luego hundir su cara en su cuello, acto que la dejó totalmente sorprendida.

—B-buenas noches—tartamudeó haciendo que entre quejidos Anna se acomode bajo las sábanas, pero estaba más que acostumbrada a sus movimientos nocturnos.

—Elsa, ¿te molestaría abrir el techo para que veamos las estrellas? —soltó una carcajada ante tu petición formulada tan extraña, pero claro que, luego de su pequeño ataque de risa, hizo un movimiento de mano para abrir el techo y dar paso a la constelación de estrellas que había en el cielo nocturno. —Sí, amo tus poderes—y dicho eso tomó su rostro y volvió a darle un beso en la mejilla, esta vez más fuerte, y luego tomó su mano mientras la seguía abrazando.

A Elsa le costaba el contacto físico y los lazos afectivos, demostrar cariño sin sentirse inútil al hacerlo, por eso le resultaba mucho más cómodo que sea la otra persona quien dé el primer paso y Anna era experta en eso. En algunas cosas se complementaban, cada una tenía algo que a la otra le faltaba, por más mínimo que fuera. También en ese palacio Elsa, más que Anna, se sentía completamente libre de ser realmente ella y eso poco a poco la princesa lo iba notando. Había algo de ese lugar que las cambiaba y las hacía ser ellas mismas en su forma más pura, y hubo algo que Anna no pudo controlar, como tantas otras cosas que tampoco pudo en los días anteriores, y fue quitarse las terribles ganas que venía aguantando de juntar sus labios.

La besó.

Y tampoco se detuvo cuando sus labios hicieron contacto, contrario a como creía que sucedería. No reaccionó. Lo estuvo pensando cada segundo desde que entraron al castillo de hielo días atrás, odiándose por querer hacerlo, pero ahora que las ganas y el impulso le habían ganado ¿por qué no se sentía mal? Se supone que debía hacerlo, o eso pensaba. Elsa estaba totalmente sorprendida, pero cuando Anna acomodó su cuerpo sobre el suyo reaccionó y la empujó lejos, casi a punto de usar la fuerza de su magia.

—Elsa, lo siento, no—

—Vete—sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras la miraba aterrada.

—Elsa, perdón, en serio no sé qué—

—¡Dije que te vayas! —después de dar un grito tan fuerte rompió en llanto y se aferró a sus piernas como si fuera lo único en el mundo que la estuviera sosteniendo de una caída mortal. La princesa amagó en darle una caricia en su espalda, pero decidió alejarse e irse como le había pedido.

Una vez que escuchó la puerta de la habitación cerrarse rompió realmente en llanto, ¿cómo había sucedido? ¿Cómo era posible que no se haya dado cuenta de lo que le pasaba? Habían convivido tres días juntas luego de que le haya compartido que no eran hermanas, no podía surgir un sentimiento tan pronto.Aunque por otro lado tampoco le sorprendería, pues recordaba que quiso casarse con un extraño que apenas conoció ese mismo día. Claro era diferente en este caso, se conocían desde que eran pequeñas y habían crecido como hermanas, en serio ¿en qué momento la empezó a ver diferente? A veces tenía actitudes extrañas y en algunos casos era muy cariñosa para su gusto, pero besarla sin duda superó todo.

Secretos del pasado [Elsanna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora