—Hola Diana —respondió apresuradamente.
—Lo siento Munsu. Te colgué sin decir nada.
—¿Ocurrió algo preciosa?
—Unas chicas estaban discutiendo, pero nada que no pudiera resolver —respondió con sequedad.
—No te preocupes. ¿Quieres que continuemos hablando?
—Mejor mañana, estoy muy cansada. Hoy ha sido una noche muy larga.
—Sí, para mí también —dijo él, fingiendo no sentirse humillado—. Será mejor que continuemos mañana. Es bastante tarde.
—¿Te desperté? —preguntó intentado disimular su satisfacción. Aunque algo le olía mal.
—Sí, pero no pasa nada. Hasta mañana preciosa.
—Hasta mañana.
«Que extraño» pensó Diana, «dice que lo desperté, pero se oía mucho ruido. No creo que su casa sea tan ruidosa a estas horas». Pensaba algo desconfiada, pero Juhwan le confirmaría al día siguiente si era cierto o no que estaba en casa.
—¡Hola mi guía! —la llamó Juhwan a la mañana siguiente.
—¿Cómo estás? —le preguntó Diana.
—Muy bien. Mi hermano me dijo que habló contigo.
—Sí, hemos hablado un par de veces. Por cierto, ayer lo llamé sobre las siete de la mañana, pero me temo que lo desperté.
—Ah, no, para nada. Él ha llegado a casa hace un rato. Estuvo de fiesta con sus amigos, con eso de que es amigo de un famoso pasa mucho tiempo fuera de casa.
—Sí, recuerdo que me dijo algo sobre eso, aunque sinceramente no me lo creí —le respondió enroscándose uno de sus rizos de forma inconsciente.
—Pues es cierto. Él y... bueno, no debería decir quién es. La cosa es que se conocieron en la guardería y se hicieron muy buenos amigos. A él no le gustan mucho las fiestas, pero a mi hermano le gusta disfrutar de la fama de su amigo y a veces se aprovecha de eso para salir de fiesta y ligar con las chicas. Es despreciable, lo sé.
—Pues sí, no debería aprovecharse de su amigo. Juhwan, lo siento, pero tengo que colgar. Hoy es domingo y he tenido un fin de semana bastante ajetreado. Me gustaría descansar un poco.
—Claro, descansa.
La tarde transcurría tranquila, demasiado. Y había dicho que quería descansar, pero, quizá por la costumbre de estar siempre ocupada, aquel silencio se estaba volviendo ensordecedor, aunque, por otra parte, era bastante extraño que nadie hubiese intentado ponerse en contacto con ella para algo, lo que era tan normal que hasta llegaba a extrañarlo en momentos como aquellos. ¿Qué estaría planeando de nuevo Lara? Algo debía estar planeando, ya que llevaba demasiado tiempo sin hablar con ella y eso normalmente significaba que estaba a punto de meterla en un nuevo lío.
Y tal como ella pensaba, no se hizo esperar. «Ahí está», pensó al oír el sonido de su teléfono.
—Hola Munsu. ¿Cómo va todo?
—Eh... hola —sonó una voz algo diferente, más tímida que de costumbre—. ¿Eh? Ah, sí, ¿Cómo estás preciosa? —preguntó después de unos segundos que se le habían hecho eternos.
—¿Va todo bien? —preguntó ella curiosa al notar que aquel hombre no estaba solo.
—Sí, todo bien, no te preocupes. Discúlpame, te llamo después.
—Claro.
«Qué llamada tan extraña ¿habrá estado bebiendo?». Pensó Diana ante aquella llamada. «Necesito un baño», se dijo a sí misma. Estaba demasiado estresada como para salir e ir al masajista, pero podría relajarse metiéndose en su bañera con hidromasaje.
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Seducción - Rebel E.
RomanceLa tensión sexual se palpa prácticamente desde el principio. Una novela romántica y pasional, con toques irónicos, donde une dos países a través de dos corazones que acaban enamorándose. España y Corea unidos en un pícaro romance