Capítulo 6

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Dos semanas viviendo en casa de Daniel...

Sin duda el tiempo suficiente para conocerlo, para saber que era alguien tierno y atento, a pesar de sus constantes juegos e insinuaciones. Jamás había tenido esa sensación de protección al estar junto a alguien, pero Daniel era como un calmante, había sido su apoyo, su almohada aquellas noches en las que se había quedado dormida mientras veían una película, había sido su abrigo cada vez que la sintió temblar, ya fuese por el frío o por los nervios. Daniel había sido su confidente, su refugio, su mejor amigo, sin duda. Nadie había hecho tanto por ella como él y era algo que sabía que debía agradecer cada día. Pero había llegado el momento de marcharse y lo haría por todo lo alto, pero, no sin agradecerle todo, todo lo que había hecho por ella, ya que había llegado a quererlo como al hermano que nunca tuvo.

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—Dani. Me gustaría hacer algo para agradecerte todo lo que has hecho por mí. Has sido tan generoso y amable. Generalmente no disfruto de este tipo de cosas, pero, tú lo has hecho muy fácil.

—¿Vas a marcharte? —preguntó Daniel intuyendo cuál sería su respuesta.

—Sí.

—¿Hoy?

—Sí.

—No tienes por qué. A mí no me molesta que estés aquí. Tu compañía es muy confortable y todo un placer. No te vayas.

—Aunque este muy a gusto contigo, no puedo quedarme aquí para siempre —le dijo en tono agradecido—. Además, he estado pensando sobre algo que me dijiste y he tomado una decisión.

—¿Qué decisión?

—Me iré de viaje. Voy a cogerme unas vacaciones.

—Vaya ¿A dónde irás? ¿Cuándo? ¿Con quién? —no cesaba de preguntar, impaciente por obtener información.

—¿Tengo que responder en el mismo orden?

Daniel sonrió encogiéndose de hombros.

—Veamos. Voy a ir a Corea. Saldré en dos días y voy a viajar con Juhwan. Cuando él vuelva a casa yo me iré también. Voy a visitar tu hogar, mi querido Dani.

—¿Juhwan lo sabe?

—Sí, claro.

—¿Desde cuándo lo sabe ese granuja? No me había dicho nada.

—Yo le pedí que no lo hiciera porque quería decírtelo yo personalmente.

—Me parece bien. Siempre es mejor que te dé las noticias una señorita tan linda como tú. ¿Me dejarás que te ayude una vez más? —preguntó, ofreciéndose para cualquier cosa que necesitase.

—Vas a hacer que me ponga colorada otra vez —le dijo sacándole la lengua.

—Perfecto. Me gusta cuando te sonrojas. Te ves especialmente hermosa.

Diana no podía evitar sonrojarse al oír los halagos y las dulces y a veces traviesas palabras de aquel hombre tan extraordinario.

—Por favor.

Daniel le lanzó una mirada pícara junto a aquella embriagadora sonrisa de satisfacción.

—Vámonos —dijo agarrando sus maletas, impidiendo así que ella pudiera negarse o quejarse.

—Sí —dijo mordiéndose el labio mientras caminaba tras él.

Ya había hecho lo más difícil que era tomar la decisión. Ahora debía despedirse de Carmen y de Lara que estaban esperando en la puerta del pub para oír la noticia que iba a darles. Entonces vieron llegar el coche de Daniel que se detuvo justo delante de ellas. Éste se bajó del coche y se dirigió hacia el lado del copiloto para abrir la puerta de Diana y le ofreció su mano para salir, en un sutil gesto de cortesía y caballerosidad que llenó la mente de Carmen y Lara de un millón de situaciones entre ellos.

Seducción - Rebel E.Where stories live. Discover now