Hoseok, un muchacho de clase baja que ha tenido suerte de terminar trabajando para una de las más adineradas y famosas familias de la Corea antigua. Taehyung un niño rico y mimado que sigue los designios de su padre sin preguntar nada. El destino pa...
Antes de comenzar, si aún no han leído el capítulo 4 vayan al perfil de mi amada xRabittax y no olviden pinchar la estrellita y comentar, además de seguir su perfil que está lleno de arte. Así pueden seguir esta historia en colaboración sin perderse ni un detalle.
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Taehyung POV.-
El alivio que sentí al pronunciar esas palabras tan simples casi ocasionó que sonriera... Casi. Ya la señora Khan, mi institutriz cuando era niño me había enseñado que un "Perdón" y un "gracias" eran bálsamo para el alma y el corazón y cuanta razón había tenido.
Bajé del carruaje sin aceptar la ayuda de Hoseok, comenzaba a realmente odiar lo que su aroma a canela y manzana le hacía a mi estómago, él podía jurar todo lo que deseaba que no usaba esencias, pero yo lo atraparía con las manos en la masa y me aseguraría de que recibiera un muy buen castigo.
Después de la manera tan descarada en la que me había hecho enfadar esta mañana las ganas por devolverle el golpe quemaban en mi pecho, sumado a la asquerosa desfachatez con la que me había tocado en ese sucio callejón, mis ganas por destrozar a este ayudante de cámara parecían ser una prioridad.
Caminé lentamente hacia el interior de la mansión, tardando, quizás demasiado en el jardín del patio tradicional, ahí al centro un arreglo de claveles de todo color.
A mi mente vinieron todas esas mañanas en las que mamá Khan me hablaba sobre el significado de las flores, fue ahí donde comencé a a amar la naturaleza y su lenguaje secreto tan seductor y misterioso. Con el tiempo solía dejarle mensajes a mi institutriz utilizando el lenguaje de las flores, también lo hacía con mamá, aunque su respuesta siempre era la misma al entregarle yo un ramo de ciertas flores "Gracias Taehyungie, son muy bonitas".
Me acuclillé junto al arreglo, odiando lo dificultoso que mi atuendo hacía cada cada movimiento. Sentí a Hoseok detenerse a mi lado y sonreí con malicia.
Tomé el clavel amarillo y le arranqué las hojas del tallo, me puse de pie y giré para enfrentar a ese muchacho que me molestaba con su sola presencia.
-Una muestra de mis sentimientos -sonreí afiladamente -deberías guardarla en tu habitación y no olvides tirar la basura de flores que dejaste en mi habitación.
Giré sobre mis talones y seguí caminando, pero entonces, me detuve en seco nuevamente mirando alrededor, intentando encontrar recuerdos felices en alguna esquina.
-Una cosa más antes de entrar a la casa -dije tocando mi mentón con el dedo índice y dando golpecitos suaves -Espero tener de ti más lealtad que la que obtuve de la vieja Khan, esa mujer se fue sin importar absolutamente nada. Una bruja si me preguntas.
Asentí y desvié la mirada de la fuente central de ese patio, lugar en el que ella y yo solíamos quedarnos horas y horas hablando de todo y a la vez de absolutamente nada. Cómo amé a esa mujer, apreciaba y atesoraba cada una de sus palabras, quería crecer para convertirme en alguien de quien ella pudiera estar orgullosa.
