Capítulo 11

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[Triple Problema.
Obstáculos En La Misión.]

Algunos minutos después.

Se escucha el crujir del picaporte, —al ser insertada una llave— y al abrir por completo la puerta, Cassandra pudo confirmar sus sospechas.

Aunque debía admitir que no se lo espera, la sorprendió un poco.

—¡Señor! Es usted. —sonriendo con alivio, se lanza hacia Luis Pablo y lo abraza fuertemente— ¡Muchas gracias, sentía que no me iban a encontrar nunca!

—Ah... Si bueno... —titubea, claramente incómodo—

—Fueron las 2 horas y media más largas de mi vida. —se separa del abrazo alejándose un poco— Y-yo... Lo siento, no quería, es decir... no pretendía... bueno... —empieza a tartamudear— Siento lo del... abrazo, señor.

Se aclara la garganta. —Bueno, tengo que decir que yo tampoco me lo esperaba, solo le pido que ante todo, seamos profesionales. —se arregla el saco sin mirarla—

—Desde luego, no volverá a pasar. —desvía la mirada fingiendo nerviosismo—

—Será mejor que regrese a su puesto de trabajo, mi reunión comenzará en breve y debería prepararse. —le recuerda al revisar su reloj de mano—

—Es verdad, lo siento, lo haré en seguida.

A paso apresurado sale del Área de Fotocopiado. Seguida por Luis Pablo, quién camina a una distancia razonable por detrás de ella.

Quería preguntarle cómo fué que supo que ella se encontraba allí.

Por qué estaba segura de que no había sido una casualidad el que fuera, las casualidades no existen.

Ambos llegan al elevador, Cassandra se posiciona en el de uso común, mientras que Luis Pablo en su propio ascensor privado.

Él voltea a verla de reojo antes de ingresar a su elevador, —pero se detiene— y un poco dudoso le dice...

—Puede subir conmigo, de todas formas vamos al mismo sitio. —señala hacia dentro—

—Es cierto, gracias. —sonríe en agradecimiento, subiendo primera al ascensor—

Su padre había dicho que no le gustaba estar en compañía de nadie, y tenía razón.

Se le veía bastante incómodo con su sola presencia, claro que intentaba disimularlo mirando hacia todos lados, o moviéndose un poco hacia delante y atrás.

No estaba segura si la había invitado a compartir su ascensor por amabilidad o responsabilidad, pero de lo que sí estaba segura era de que él quería hacerle una pregunta.

Aunque no sabía cómo hacerla, por eso su inquietud. Es tan evidente.

Decidió que lo ayudaría un poco.

—Nuevamente gracias por sacarme de ahí. —habla con timidez— Y lamento los inconvenientes que le causé. No era esa la impresión que quería mostrarle en mi primer día.

—Bueno, tampoco es que se haya quedado encerrada por cuenta propia. —comenta con obviedad—

—Si... —suspira con cansancio— Es cierto.

La mira de reojo. —Solo quería aclarar que yo no le envié esa nota. —vuelve su vista al frente—

—¿No lo hizo? —pregunta fingiendo sorpresa— Claro... —finge que lo está pensando— Eso tiene sentido, no se cómo no lo había pensado antes.

Una Espía Atormentada - En Proceso De CorrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora