Capítulo 10

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[Un Extraño Muy Familiar.
Una Simple Broma.]

—Am, gracias. —acepta su mano y la ayuda a levantarse—

Él solo le sonríe amigablemente, para luego agacharse a recoger sus papeles.

—Una dama tan bella como tú no debería tomarse la molestia de hacer esto. —termina de juntarlos y los deja sobre el escritorio—

—De nuevo gracias, es usted muy amable en ayudarme. —le sonríe agradecida—

—Puedes tratarme de tú, no es necesaria la formalidad eres casi de mi edad. —le vuelve a sonreír—

—P-pero es que... —empieza a tartamudear tímidamente— No nos conocemos.

—¡Oh! Es cierto, disculpa olvidé presentarme. —le extiende la mano— Mucho gusto me llamo Andrés Wilson, trabajo en el departamento de publicidad.

—H-hola. —estrecha su mano— Margarita Del Campo, y soy la secretaria del presidente de la empresa.

—Margarita... —repite su nombre pensativo— Un bello nombre, para una bella dama.

—Gr-gracias.

—Eres un poco tímida ¿no Margarita? —le pregunta a modo de burla—

—Yo... bueno...

—¿Es la primera vez que nos vemos? La verdad es que me resultas algo familiar, pero no consigo recordar de dónde te he visto antes...

—No creo que nos conozcamos, este es mi primer día de trabajo.

A Cassandra también le resultaba extrañamente familiar aquel hombre, sentía que ya lo había visto en otro sitio.

¿A él le pasaba igual? No puede ser...

—Mmm... Que raro, una bella dama como tú no pasa desapercibida. —se queda pensativo—

No para de decir que es muy bella, ¿Acaso estaba ciego?

Con la ropa que traía puesta, más la peluca y los enormes lentes, parecía una mojigata.

Nada atractiva en su parecer.

¿Por qué él le decía todo eso? ¿Qué ganaba haciéndolo?

—En fin, ya me acordaré. —alza la mano despidiéndose— Espero que nos veamos pronto Margarita, ten un lindo día.

—Eh si.

Un poco confundida, Cassandra observa como se aleja en dirección opuesta, perdiéndose de su vista.

¿Quién era ese hombre?

Su nombre no le sonaba de nada pero su rostro si que lo conocía, aunque no recordaba de dónde. ¿Será alguien que conoció en una misión anterior?

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Debido a lo ocurrido con Maritza y el asunto de aquel extraño hombre, Cassandra ya no pudo seguir a Luis Pablo.

Solo le quedaba esperar que regresara, por suerte había hecho que le pusieran un rastreador en su auto, así ella podía monitorear su ruta desde su celular.

Hizo la llamada que le había indicado, —buscando el número en su agenda— y también volvió a ordenar los papeles que Maritza desordenó.

Luego de terminar decide bajar a la cafetería por algo de comer.

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—Un agua mineral sin gas y un plato grande de ensalada.

Una Espía Atormentada - En Proceso De CorrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora