Capítulo 5 Rescate y muerte

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– Clint... no puedo con este, no se cansa, no se detiene. – La rusa se veía agitada, no agotada pero aquello ya le estaba preocupando.

Había logrado que un grupo pequeño de rehenes en el área de emergencias saliera, todo eso a costa de una pelea que no tenía para cuando acabar. La espía se caracterizaba por tener habilidades increíbles en batalla cuerpo a cuerpo, era capaz de desarmar, doblegar y reducir a cualquier persona. Pero en esos momentos sentía que eso ya no sería suficiente.

– Clint... este bastardo... – Volvió a comunicarse con su compañero.

¿No le han disparado de nuevo? – Pregunto incrédulo del otro lado.

– Dos veces... – Bloqueo un par de golpes de aquel sujeto, aplicó una llave sobre él con la intención de dislocarle el hombro. – No funciona... él... –

El sonido del hueso saliéndose de su sitió interrumpió por un instante la comunicación, una patada certera a la espalda y dejo el cuerpo en el suelo, rogando que esta vez no se levantará. Suspiro hastiada al ver como su oponente se colocaba de pie y de un movimiento con su brazo, este volvía a su sitio. Aquello era demasiado, eran ya tres veces en las que la rusa lograba derribarlo para ver con frustración como le sonreía con malicia mientras los golpes se desaparecían y los huesos volvían a su sitio.

– El maldito se está regenerando... –

Pero la espía no era la única con dificultades, Clint al darse cuenta que su presencia a distancia no iba a ser útil, se adentró al Hospital a toda prisa. Había logrado noquear y encerrar a unos de los secuestradores, en concreto al que identifico con aquella habilidad sobre humana.

Gracias a su intervención, otro grupo de rehenes se encontraban fuera de peligro, pero aún faltaban los pequeños, los niños que tenían bajo amenaza en una de las alas del Hospital donde ahora peleaba con dos sujetos armados y con la habilidad de regenerar cualquier golpe y heridas de gravedad.

Corrió con apuro hacia el ala donde tenían atrapados a los niños, en su camino logro someter y derribar a varios sujetos más. Ya estaba cerca, solo unos pasos más, dio una señal por el intercomunicador a los francotiradores, sino podían eliminarlos, debían tener otro plan.

Y ya tenía uno en mente, solo esperaba que funcionara.

A pesar de estar sumida en la oscuridad, lograba escuchar sonidos muy tenues del exterior, lo más probable es que ahora la tengan en algún vehículo y no lo deduce solo por los sonidos.

– ¡Hmmm! – Otro quejido salió de su boca, pues los bruscos giros del vehículo provocaban que se golpeara sus manos atadas, de nuevo.

Tenía que buscar la manera de salir de ahí, no importaba si saltaba de un auto en movimiento.

Se colocó boca arriba, soporto la incomodidad de aplastar sus manos y aún dentro del costal busco la manera de elevar sus piernas lo mejor que pudo y lo que el espacio tan estrecho de ese baúl se lo permitió.

Era imposible dar patadas, su posición apenas y le permitía dar puntapiés. Apoyo la planta de sus pies en la tapa de aquel baúl, no sabía si esto funcionaria pero debía intentarlo. Tomo aire, saco toda la fuerza contenida en sus piernas y comenzó a empujar, pero por más que mantenía la posición y empujaba nada pasaba.

Otro giro abrupto y ahora su cabeza recibía el impacto, cada movimiento le hacía enredarse entre el saco, no lograba dar con la entrada de aquel bulto de tela y el estar atada no le ayudaba en nada.

Para sorpresa suya, había logrado desatar con los constantes movimientos de sus pies, las sogas que la tenían sujeta en esa parte.

Ahora solo necesitaba moverse un poco, solo un poco más y lograría salir de ese molesto saco de tela.

KODE: GingerWhere stories live. Discover now