CAPITULO 2

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Presenté.

Un ladrido… Dos… Tres… Ya no puedo más.

Me levante de la cama tan furiosa que quise destruir todo en mi alrededor. Quería dormir. Quería dormir mucho. Toque la puerta de Sara dos veces tan fuerte para que ella se levantara si estaba dormida, pero no lo hizo así que la volví a tocar. La puerta se abrió ella apareció con el cabello mojado y en pijama.

—Mujer me has asustado —dijo ella llevando una mano al pecho— me estaba bañando y pensé que alguien se había metido. Tuve que cambiarme tan rápido que hasta la ropa interior me puse al revés. 

Ella dejo la puerta abierta y entro de nuevo.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—La rata esa no deja de ladrar y yo intento dormir, ¿Cuánto más necesito soportarla? Estoy a punto de dársela de comida al perro de los señores Robertson.

Ella se llevó una mano al pecho y abrió la boca con horror.

—El perro de los señores Robertson, no sería capaz de comerlo. Mejor vamos a dejarlo en medio de una calle muy transitada.

Voltee a ver a Sara y me fue imposible no soltar una carcajada. Ella se unió conmigo y de pronto me callé.

—Es enserio, Sara —la apunté— debes de buscarte otro trabajo en lugar de cuidar al feo chihuahua.

—Prometo buscar trabajo cuando tenga tiempo —Inmediatamente la fulmine con la mirada— por eso digo que cuando tengo tiempo es la próxima semana, no queremos que el perro amanezca un día asesinado por ti.

—Nos estamos entendiendo —le sonreí y la deje sola en su habitación.

Sara era mi compañera de habitación y mi mejor amiga. La conozco desde que vivía en california, era ella una más de mi grupo de amigas y cuando se fue, fue duro para mí, ya que era a la que más le tenía confianza, bueno, que digo a la que más, más bien, era a la única que le tenía confianza. Cuando me fui de la casa de mi madre al siguiente día me puse en contacto con ella y le conté todo, ella me propuso  que me fuera a vivir con ella en el apartamento, tenía un cuarto extra y nos podíamos dividir la renta. Mi padre no tuvo otra opción más que aceptar.

Extraño california, no lo voy a negar. Solo extraño la ciudad más no los que estaban en ella.

Denver Colorado. Fue la ciudad en la que termine junto con mi mejor amiga. Fue difícil en un principio adaptarse, prácticamente me independice. Tuve conseguir un trabajo y pagarme mis propias cosas. Mi padre me ayuda con los gastos de la escuela y en ocasiones en alquiler. Me eh dado cuenta que la vida es jodidamente difícil cuando eres grande, pero aun así, jamás pienso regresar.

Mi teléfono sonó en la pequeña mesa de noche. Era un mensaje de Holland.

Holland: Mi madre vino de nuevo a insistirme en que le de tu número de teléfono. ¿Cuánto más lo tendré que soportar?¿No crees que ya es justo para que lo sepa?

¿Where your heart is directed?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora