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                    Entonces, analizando todas mis opciones; estaba jodidamente jodido. Sí, aunque no tuviera mucho sentido. Porque estaba atraído por un hombre posiblemente casado, con una hija y que era un completo extraño recurrente en mis viajes de camión únicamente. ¿Qué tan jodida necesitaba estar mi vida para encontrar aquello un gran potencial en relación?

Exactamente.

Ese era el punto al que necesitaba llegar, sí, bien. Necesitaba dejar de pensar en esa sonrisa que el hombre tenía, ni siquiera estaba seguro de cuántos años era mayor y estaba totalmente jodido por esa sonrisa que lograba convertir sus ojos en un par de líneas. Sí, a ese punto de jodido estaba, a esto me refería.

—Hola, Jinhwan. —Sacándome de aquella bruma de emociones y sensaciones, frente a mí se presentó el causante de todas estas, con aquella jodida sonrisa misma con la que estaba fantaseando segundos atrás.

Koo Junhoe, si no se me permite enamorarme de ti; hazme odiarte, por favor.

—¡Hey, hola! — Sonreí devuelta percatándome del bulto entre sus brazos completamente ajeno. — Oh, déjame ayudarte. — Inmediatamente me puse de pie tomando las bolsas que cargaba a duras penas.

—Se quedó dormida a la mitad del camino, quería estar despierta para verte, pero...

—No te preocupes, es mejor dejarla descansar. —Sonreí mirándolo tomar asiento con cuidado de no dejar caer a la pequeña dormida entre sus brazos.

—¿Tienes mucho tiempo esperando? —Cuestionó intercalando su mirada entre la avenida frente a nosotros y la mía.

—Nop, casi acabo de llegar. — Sonreí negando.

—Oh, parece que tenemos horarios muy parecidos. ¿Estás estudiando por aquí cerca?

—¿Tanto se ve mi cara de estudiante? — Gemí soltando una mueca ante aquello; sí perfecto, él sabía que era mucho menor. ¿Cuántos puntos en la tabla de oportunidad con un sujeto casado y con una hija perdía?

Oh mierda, realmente estoy considerando ser el tercero en discordia en una familia. Mierda, Kim Jinhwan.

—No, no es eso. — Escuché su agradable risa colarse por mis oídos haciéndome olvidar de todo lo que mi cabeza. — Es sólo que no pareces mucho mayor a veinticinco, ¿me equivoco?

Negué con la cabeza sintiendo como todo mi rostro se tornaba caliente en menos de dos segundos.

—Tengo veinticuatro en realidad. — Junhoe asintió sonriendo. — Y sí, estudio, pero estoy realizando mis prácticas en el museo de arte y diseño. — Indiqué con el mentón hacía la dirección del edificio.

—Oh wow, eso suena genial.

—Sí bueno, no tan genial cuando hay eventos. — Comenté divertido logrando hacerlo sonreír nuevamente. Oh jodido Dios.

Se instaló un silencio en la estación solitaria, dónde únicamente nosotros tres esperábamos.

—Me encanta el arte, soy un aficionado, pero espero algún día puedas invitarme a una exposición. — Tal comentario me hizo sorprenderme, jamás me imaginé a Junhoe como un hombre que apreciara tales cosas, entonces aquello me hizo preguntarme; ¿a qué se dedica?

—¿De verdad? Uh, sí, eso sería genial, claro que podría invitarte. — Asentí sonriendo encontrándome con su mirada.

De un segundo a otro sentí como su iris consumía cada parte de mí, atravesando mi alma con aquella profundidad que intenté retener dentro de mi memoria inmediatamente. Quería quedarme dentro de la profundidad de su mirada eternamente, definitivamente; había algo que me atrapaba dentro.

central park/columbus circle bus stop. » junhwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora