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                    Jamás había tenido una conversación tan larga y placentera con alguien por medio de mensajes de texto. Y realmente, es decir demasiado.

Sin embargo, Junhoe se había encargado de romper cualquier tipo de molde y prejuicios que tenía sobre alguna posible pareja. Durante todo el fin de semana continua a nuestra cita -dónde habíamos intercambiado números celulares-, charlamos durante horas y horas sobre diversos temas que se hilaban conforme la conversación avanzaba. Nunca había tenido esa necesidad de responder un mensaje de texto tan pronto lo recibía, y jamás había recibido una respuesta casi de inmediato. Y estoy casi cien por ciento seguro que dormimos muy poco ese primer fin de semana, dónde recibí fotos de Sunny, sartenes con comida en el fuego, inclusive había recibido una selfie con un chico de cabello azabache guiñando un ojo mientras hacía una señal de paz con su mano derecha y una pequeña imitando la acción. Había sentido una punzada –de las buenas- en mi corazón, sentí mi estómago revolotear dentro y mi sonrisa no se borró por nada del mundo todo el fin de semana.

El lunes por la noche –y aun pese haber mensajeado durante todo el día- me sentí completamente nervioso por lo que pudiera ocurrir con nosotros. ¿No sería incomodo cierto? Los mensajes no eran incómodos por lo que no tendría que ser incomodo entre ellos, para nada. Así que cuando lo vi llegar minutos después, con la pequeña Sunny colgado de su brazo y aquella sonrisa cautivadora en su rostro todo rastro de nerviosismo se esfumó rápidamente.

Sentía mi corazón acelerar con cada mirada, cada roce de sus manos con las mías, cada atención que me dedicaba a lo largo del día, el color de sus mejillas cuando Sunny lo avergonzaba frente a mí en un intento de verse mucho más interesante. Y yo lo sabía, completamente, sabía que estaba cayendo enamorado por ese chico que había madurado antes de tiempo por su razón número uno para vivir: su hija.

—Ahmn, bueno... veras-- — Lo escuchaba murmurar mientras rascaba su nuca en un acto de nerviosismo. Lo miraba divertido desde mi asiento; cargando a la pequeña Sunny en mi regazo luego de que Junhoe había insistido en cederme el último lugar del autobús aquella noche. — Yo... Me preguntaba si tal vez te gustaría salir en una cita conmigo... ¡Otra cita! Quiero decir, sólo si quieres, no estoy seguro sí te gusto la primera y tal vez estoy sobrepasando los limites--.

—¿Junhoe? — Llamé al chico parado a mi costado sostenido por las barandillas del autobús. Una vez que asintió apenado, proseguí. — Claro que me gustaría tener otra cita contigo. La primera fue estupenda. — Sonreí como idiota al recordar aquel día, y por la sonrisa que se dibujó en su rostro quise imaginar que tenía el mismo sentimiento ante el recuerdo.

—¡Genial! Yo... ¿te gustaría el viernes por la noche de nuevo? Tal vez podríamos ir al cine o ¿te gustaría cenar nuevamente? No sé yo...

Y sí, probablemente el Junhoe nervioso era algo con lo que podía vivir el resto de mi vida, también con esa pequeña niña hiperactiva sentada en mi regazo mientras jugaba con mi teléfono celular algún juego que descargó la primera de las noches que le presté el aparato; claramente Junhoe había intentado intervenir para que me lo regresara, sin embargo, me había opuesto, definitivamente ganarme al motivo de vida de aquel hombre valía la pena.

El viernes por la noche, esperaba a Junhoe en el mismo sitio de siempre; estaba realmente excitado y emocionado en partes iguales por la noche, así que cuando llegó nuevamente sin la compañía de Sunny me sentí completamente ilusionado al saber que ese hombre -mismo del cuál tres de cada cinco mensajes eran en relación a la pequeña-, la había dejado nuevamente por toda la noche para pasar un tiempo a solas conmigo me tenía soñando en vida.

A lo largo de la noche, mientras transcurría el viento frío por las calles de Nueva York y las personas salían de las tiendas con bolsas más grandes de lo que podían cargar, la compañía de Junhoe y unos cuantos perros calientes del carrito dentro de Central Park, fueron la cita perfecta antes de concluirla con una película en el AMC Lincon Square.

central park/columbus circle bus stop. » junhwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora