3- Donde empieza todo

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Tuve que controlar la furia provocada por sus palabras y tal vez algo más, pero más oscuro, ahora sí lo mato, quién se piensa que es para hablarme así, o sea tal vez si me hubiera invitado un trago, bailar una canción o cualquier cosa para endulzarme, pero ¿tan fácil soy como para que me suelte esto de sopetón? no lo creo.  Sin poder evitarlo mi brazo salió disparado pegándole con mi puño en su rostro. Su sorpresa me llenó de regocijo al igual que el gran hematoma que arruinaría su perfecta  piel, así se acordaría de respetar a las mujeres cada vez que se mire en el espejo.
Reconozco que disfrute un poco de su tortura y... reconozco que me encantó venirme en sus manos, además que se supone que para eso estoy aquí pero... eso no hace que quiera ser su amante y mucho menos a cambio de trabajo.
— ¡no soy ninguna puta! — protesto molesta — quién diablos te has creído...puedes meterte ese trabajo y tú empresa por el culo, no me interesa.

Salí de la habitación echando humo de la rabia acumulada y aun así se atrevió a pedirme que lo pensara, es que tiene que estar mal de la cabeza, definitivamente se cayó de la cuna cuando bebé.
Tomo un taxi directo a la casa, cortaré esto de raíz ya tengo la excusa perfecta para no saber más de él y Frank deberá aceptar que no formo parte de su trampa. Tomé el pago y lo llamé preparándome para devolverlo.
—Puedes recuperar tu dinero, no pienso tratar con ese troglodita— hablé enojada nada más que descolgó la llamada
— mira Verónica parece que no acabas de entender dónde te metiste, ese troglodita como tú hablas es el jefe de la mafia, el "emperador", así que por tu bien te recomiendo que le hagas caso en todo... porque si desapareces ahora, va a sospechar, y cuelga ya, no estoy de humor para tus tonterías, gasta el dinero en lo que quieras o deshaste de él, no me interesa, pero harás lo que te ordené sino quieres estar en problemas.— me colgó.

Pero será imbécil, como se atreve a amenazarme! Nadie en esta vida puede obligarme a hacer algo que no quiero, así haya aceptado su dinero y ahora deba mi parte del trato;  pero es que no sé si pueda hacerle esto a él, nadie ha podido, y por si fuera poco en mis investigaciones tampoco se le ha conocido pareja, o sea que nunca se ha enamorado y aun así Frank espera que lo haga de mí, por favor si de en vez de garantizar su captura lo que he hecho es firmar mi muerte.
—Respira Verónica, no tienes más opción— trato de relajarme caminando de un lado a otro de la casa.

Está bien, voy a hacer lo dicho por Frank después de todo que puede pasar aparte de mi muerte, no puedo sentir culpa por un hombre que acabo de conocer, además le estaría haciendo un favor a la humanidad encerrando a un asesino, mientras que mi familia esté bien no me importa nada más, así yo termine bajo tierra habré cumplido mi promesa.
Pasaron dos días donde no supe nada de Christopher, ni modo, si él no me buscaba por lo menos no quedaba por mi el incumplimiento del trato, simplemente no le interesé y punto. Decidí mandar parte del dinero a Cuba y empezar a hacer los papeles para sacarlos. Llegué a mi casa cansada quién iba a pensar que hacer estos trámites se demorarían tanto. Llegué tan cansada que no pensé en nada, solo me di un baño y me acosté en la cama cuando fui interrumpida por una notificación en el móvil, al revisar era un número desconocido
— estoy frente a tu casa, te espero nena.
Sonreí ante el mensaje pero rápidamente se me pasó la emoción por miedo. Estaba frente a mi casa ¡oh dios! como diablos consiguió mi número o peor como se atreve a venir hasta aquí.
Bajé las escaleras y abrí la puerta hasta llegar a él, se encontraba más hermoso que nunca, en ninguna foto posó así, con ropa informal, una chaqueta de cuero y mechones revueltos de su cabello negro que caen sobre su frente, recostado sobre una moto negra tan imponente como su dueño.
— acaso estás loco...cómo se te ocurre venir a mi casa? La última vez te dejé claro la respuesta a tu propuesta . — por los nervios no me percate que estaba vestida con mi piyama de Miraculous  y de pronto me sentí avergonzada, que mujer cuerda de 25 años se vestía con muñes? En mi defensa es que me gustan mucho y me divierte.
— No te emociones, que no soy el príncipe azul que viene en su caballo blanco a salvarte — sonríe irónico observando mi vestimenta
— Eso es obvio, en mi cuento eres el villano
— Uno muy guapo no lo puedes negar— se acerca tanto a mis labios que por un segundo pienso que me besará— vamos a dar una vuelta, no traje caballo pero si a esta bestia y en mi opinión es más original.
— Acaso no ves mi facha? Al menos déjame cambiarme — doy media vuelta en dirección a mi casa pero su agarre me detiene.
— No hace falta— se quita su chaqueta y la coloca sobre mis hombros— así estas perfecta, si no lo fueras no estaría aquí como un imbécil después del puñetazo que me diste. — se sube en la moto mientras me pongo bien su chaqueta, es tan larga que cubre hasta el short de mi piyama
—Exagerado ...— me subo detrás de él y me sujeto del asiento, pero al arrancar mis manos por instinto se abrazaron a su abdomen por protección y se podía palpar sus músculos bien definidos. Sin querer fui bajando las manos tanteando el terreno pero toqué por error su miembro
— te gusta lo que tocas?— podía escuchar la burla en su voz, pero el conocimiento no impidió que me ruborizara por completo
— no fue intencional—  Él solo reía ante mi vergüenza, después de esto me dedique a disfrutar como el aire frio azota mi rostro, nunca me he sentido tan libre, al fin parqueamos la moto y termina la experiencia. Al bajarme no podía creer lo que veía, me sentía en la cima del mundo desde donde estábamos se veía toda la ciudad llena de luces, los carros, las personas parecían hormigas correteando de aquí para allá, todo inalcanzable
— te gusta?— se coloca por detrás de mí con las manos en mi cintura, uniéndonos en un abrazo.
—No me toques, por mucho que me haya encantado este lugar primero muerta antes de aceptar tu oferta
— Olvídalo, empecemos de cero, aunque desde ahora te digo que algún día te vas a arrepentir de no haber aceptado esa deliciosa propuesta.
Le mantengo la mirada fija en sus ojos dando a entender mi posición.
— me encanta este lugar, representa todo lo que quiero !— respondí emocionada, sin darme cuenta que una vez más le mostraba a este desconocido un pedacito de mi alma

Atrapada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora