8- Angel o diabla

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La tomo entre mis brazos levantándola del suelo y sacándola de ese horrible lugar en el que nunca debería haber entrado. Al salir veo a la mayoría de mis hombres esperando fuera de la cabaña, por sus caras de satisfacción puedo percibir que escucharon sus gritos aunque algunos se confunden al verla en mis brazos.
No gasto un segundo en explicar lo sucedido, no tengo porque justificar cada paso que de, soy su maldito jefe y me deben lealtad por lo que sigo mi camino sin mirar atrás.
— Puedo caminar, no es necesario que te comportes como un príncipe...—a pesar de sus palabras apoya su cabeza en mi hombro buscando consuelo
— No te equivoques, no soy un príncipe soy el jodido villano de tu cuento— como puede pensar que tengo algo de bondad en mi luego del daño que provoqué
— Prefiero el villano siempre y cuando sea capaz de quemar el mundo por mí. Lo harías?
Su respuesta me sorprende, después de ver de lo que soy capaz está dispuesta a aceptarme tal y como soy y a pesar de los problemas que me traerá no jalar el gatillo no me importa pues me he dado cuenta que seria capaz de quemar el mundo entero hasta reducirlo a cenizas pero nadie le pondrá un dedo encima a mi mujer.
Se queda a expensas de mi respuesta pero no es momento para darle lo que quiere.
Al abrir la entrada de la casa nos recibe Rosita muy preocupada, hecha una bola de nervios
— Ay gracias a dios ! Estás bien mi niña?
— Gracias por preocuparte, estoy bien Rosita, solo cansada
— Por favor, ve a hacer tus labores, como puedes ver todos seguimos vivos
—pero...
— yo me haré cargo
Me mira con reproche y se retira sin decir palabra.
Sigo mi camino directo a la habitación donde la coloco con cuidado sobre la cama.
— No te vayas por favor...— me toma de la mano impidiendo que siga al baño
— te prepararé un baño y después te curaré

No rebate mi plan y preparo rápidamente la bañera lo con agua tibia para que sus músculos se relajen. Una vez listo la tomo entre mis brazos nuevamente y la dejo con cuidado en su interior.
Un gemido lastimero sale de sus labios al hacer contacto con el agua.
— te duele?, que pregunta más tonta olvídalo.
Si alguien en el pasado me hubiera dicho que me sentiría tan inseguro con una chica me reiría en su cara. Soy el puto amo, el Don de la mafia y me reduzco a este ser patético cuando se trata de ella.
— Me dolería más que no me creyeras  — su delicada mano acaricia mi barba incipiente.
Sujeto su barbilla y la observo directamente a sus ojos avellanas que me embrujan dejándome inconsciente de lo que ocurre a mi alrededor cuando están cerca de mí.
— Eres un veneno, un veneno que quema mi piel solo con tu mirada, solo tenías que decir la verdad desde el principio y nada de esto habría pasado, porque aunque me cueste admitirlo podrías clavarme un puñal directo en el pecho e igualmente no te lo devolvería.
Mis labios azotan los suyos con todo el deseo contenido desde que se marchó por su estupidez, castigándola por su imprudencia, Verónica trata de seguir el ritmo pero no me contengo más y me retiro para quitarme la ropa y adentrarme en el agua junto a ella.
La tomó por sus caderas y acomodó mi erección en su entrada embistiéndola con fuerza, un pequeño grito sale de sus labios.
— extrañé demasiado esto— pronuncia entrecortado por la interrupción de sus gemidos
Sus uñas se entierran en mi espalda incitándome a seguir, beso sus labios con hambre voraz mis dientes atrapan su labio inferior y tiro haciéndolo sangrar. Recorro su cuello marcándolo hasta llegar a sus pechos, esos que me vuelven loco y los adentro a mi boca chupando y mordisqueando dándome un festín.
Mis dedos viajan a su clitoris rozándolo sin dejar de investir, sus paredes interiores se aprietan con fuerza  avisando de su inminente liberación, aumento la velocidad de las embestidas hasta que siento como llega al orgasmo con una maldición seguida de mi nombre y con un gruñido alcanzo mi éxtasis liberándome en su interior.
— Somos un desastre— menciona sonriendo minutos después al ver el estado del baño por el agua derramada.
— y lo podemos hacer peor— la tomo por sus lastimadas nalgas y la encajo en mi miembro esta vez ella sobre mi cabalgando como si se le fuera la vida en ello.

Atrapada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora