5- Conflictos

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Crea un camino de besos y mordidas desde mi cuello hasta mis glúteos depositando una mordida dolorosa en el derecho que seguro dejara marca.
— no se de que hablas— respondo después de protestar
— claro que sabes, te mereces un buen castigo por negarme todo esto por varios días y por hablarme así en el trabajo — me levanta por la cadera dejando mi culo en pompa listo para ser usado a su conveniencia — soy tu jefe después de todo.
Sus callosas manos amasan mis globos como si se estuviera preparando para algo
— que piensas a hacer para corregir a esta chica mala — de pronto un azote me sorprende dejando un ardor donde golpeó, y seguido de este vienen dos más — ay.. eso duele.
— Es un castigo, no un premio— escucho sus palabras mientras siento como su miembro roza mi entrada tentando, busco su contacto desplazando las caderas hacia atrás pero el intento fue en vano, al contrario solo logré que me azotara 2 veces más, pero esta vez más fuerte.— solo son cinco por hoy, a la próxima será peor.
Me penetra de un golpe haciéndome ver las estrellas, sus movimientos se hace fuertes, fustigadores y la verdad es que si esto es lo que me espera, seré la chica más mala del mundo.

Los días a su lado se podrían describir como placenteros, orgásmicos diría yo, aunque hasta el momento solo ha sido sexo no me puedo quejar, es una bestia. Sé que tiene novia y obvio sé que todo está mal, pero se siente tan bien que no me importaría ir al infierno mientras Christopher sea mi verdugo, mi castigo, mi Lucifer.
Su mano aprieta mi glúteo mientras sus labios recorren mi cuello en ese punto sensible que ya memorizó
— Me encantas recién levantada—muerde suavemente mi barbilla y llega a los labios depositando el primer beso de la mañana
— No te hagas, te gusto como sea— me subo sobre su regazo y esta vez soy yo la que lo consiento con mis caricias. Su mano llega a mi parte intima palpando y comprobando lo húmeda que me pone.
—Tan preparada para mí —guía su miembro a mi interior el cual recibo gustosa y lo cabalgo con el movimiento de mis caderas, es tan grande que a pesar de las incontables veces que lo hemos hecho estos días el dolor de cada penetración no alivia.
Su ritmo constante y sus manos haciendo de las suyas en mi senos, en mi cuerpo rápidamente me llevaron al éxtasis.
—No te corras—Mis músculos tensionaron comprimiendo su miembro, estaba en la cúspide era imposible parar, asi que solo me libere, sucedió lo inevitable—eres una chica mala y a las chicas malas se les castigan
—Chris...
No me dejó hablar, cambio nuestras posiciones, mis senos pegados a la cama y mi culo en pompa así volvió al altercado, mi cabello enredado en su mano presionando mi cara sobre la almohada limitaba mi oxigeno, sus movimientos se hicieron muy fuertes al punto que pensaba que me partiría en dos
—Chris por favor...—un fuerte golpe en mi gluteo me sorprende, traté de levantarme pero su fuerza y el deseo que increiblemente despierta esa sensación de su cuerpo aprisionándome mientras su mano golpea mis glúteos sin parar provocando un ardor que nunca en mi vida había sentido me dejaron noqueada, confusa, no entiendo como el sentirme privada, atrapada puede hacerme sentir asi.
Dejo de pensar, salgo de mí y me entrego completamente a Christopher. No entiendo nada, lo único que sé es que nunca me he sentido tan excitada
—Córrete para mí —Esta vez nos liberamos los dos juntos, como una nota en perfecta armonía.

Después de esta gran mañana, salimos a desayunar o más bien yo lo hice según el tenía trabajo que hacer. Aproveche el tiempo a solas y recorri la casa, hasta encontrar los establos, siempre me han gustado los caballos pero nunca he tenido la dicha de montar uno.
—Te gustan ?— su voz ronca me saca de los pensamientos elige el que quieras y los montamos
—Que me das si adivino cual es el tuyo—bromeo para sacarlo de la seriedad que siempre tiene presente
—Nunca lo adivinarías

Observo los animales a mí alrededor habían tantos, relinchaban saludando a su dueño, pero había uno en particular negro como el azabache, serio, majestuoso que no seguía a los demás
—No estés tan seguro —apunto solemne al caballo que llamo mi atención
—como lo sabes?—pregunta sorprendido
—porque es tan engreído como su dueño—me rio para molestarlo
—déjate de bromas y elije uno, vamos a ver si sigues tan valiente cuando estés sobre uno—Ahora si lo hice enojar, y nada me da mas satisfacción que eso.
—Nunca he cabalgado uno, pero si lo hice contigo no creo que sea tan
diferente— respondo mientras lo rodeo como depredador a presa.
—Monta conmigo—ensilla su caballo y una vez sobre él me brinda su mano para subirme —aunque me encantaría verte hacer el ridículo no quiero que te mates, conmigo estas más segura.

Atrapada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora