Capítulo II

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Que jamás ha habido guerra en que los vencedores perdonasen a los vencidos, por respeto y amor a los dioses de éstos

Y supuesto que están escritas en los anales del mundo y en los fastos de los antiguos tantas guerras acaecidas antes y después de la fundación y restablecimiento de Roma y su Imperio, lean y manifiesten estos insensatos un solo pasaje, una sola línea, donde se diga que los gentiles hayan tomado alguna ciudad en que los vencedores perdonasen a los que se habían acogido (como lugar de refugio) a los, templos de sus dioses. Pongan patente un solo lugar donde se refiera que en alguna ocasión mandó un capitán bárbaro, entrando por asalto y a fuerza de armas en una plaza, que no molestasen ni hiciesen mal a todos aquellos que se hallasen en tal o tal templo. ¿Por ventura, no vio Eneas a Príamo violando con su sangre las aras que él mismo había consagrado? Diómedes y Ulises, degollando las guardias, del alcázar y torre del homenaje, ¿no arrebataron el sagrado Paladión, atreviéndose a profanar con sus sangrientas manos, las virginales vendas de la diosa? Aunque no es positivo que de resultas de tan trágico suceso comenzaron a amainar y desfallecer las esperanzas de los griegos; pues enseguida vencieron y destruyeron a Troya a sangre y fuego, degollando a Príamo, que se había guarecido bajo la religiosidad de los altares. Sería a vista de este acaecimiento una proposición quimérica el sostener que Troya se perdió porque perdió a Minerva; porque ¿qué diremos que perdió primero la misma Minerva para que ella se perdiese? ¿Fueron por ventura sus guardas? Y esto seguramente es lo más cierto, pues, degollados, luego la. pudieron robar, ya que la defensa de los hombres no dependía de la imagen; antes más bien, la de ésta dependía de la de aquellos. Y estas naciones ilusas, ¿como adoraban y daban culto (precisamente para que los defendiese a ellos y a su patria) a aquella deidad que no pudo guardar a sus mismos centinelas?

La ciudad de Dios: Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora