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La mañana se veía agradable, soleado y completamente despejado, un día que podía ser genial para cualquier persona, cualquiera menos Bakugou Katsuki

Estaba feliz de haber visto de nuevo a sus amigos y a sus compañeros, pero que le dijeran que tenía que ver a todos esos sujetos y posiblemente sostenerle la mirada al que fue su jefe no le agradaba en absoluto. Estaba aterrado ante la idea.

Era temprano y Tsukauchi les había dicho que tenía que estar lo mas temprano que pudiera, por lo que comenzó a arreglarse, solo que había un problema, tenía que bañarse, las marcas en su cuerpo aún permanecían recordando que es lo que habia pasado, lo que habían echo con el.

Antes no se podía permitir prestarle atención, pues agresiones sufría día a día haciendo marcas nuevas sobre las viejas, pero ahora que estaba fuera, solo podía darse asco al ver su cuerpo

Tanto Mitsuki como Masaru notaron afligido a su hijo, por lo que no dudaron el preguntar el motivo, la respuesta los sorprendió, el castaño se ofreció a bañarlo pero Katsuki en seguida se negó, dijo que el lo haría, que podía hacerlo. 

Bakugou se metió a su baño, se desvistió de manera lenta, retiró tanto las gasas como las vendas, comenzó a bañarse y todo lo hizo tratando de no voltear a ver si cuerpo, aunque en cierto momento tuvo que hacerlo y no soporto verse. Asco, asco, asco, era lo único que circulaba por su mente, las nauseas lo invadieron

Termino frente al retrete, trataba de regular su respiración, trataba de controlar las náuseas, trataba de borrar las memorias que llegaban en ese momento a su cabeza.

Con mucha dificultad termino de bañarse, y a toda costa evitó que sus padres lo vieran, quería evitar que lo viese con asco o con lástima, no lo soportaría.

Para salir se puso una playera negra de manga larga una chamarra roja con las mangas blancas y un pantalón de mezclilla azul, sus converse negras que habían estado bajo la cama de su cuarto no podían faltar.

Casi a las diez de la mañana estaba afuera de la estación de policía, ahí ya lo esperaban sus amigos.

Entraron. Su cuerpo no paraba de temblar, sus amigos lo notaron y se acercaron al rubio, en señal de que le daban su apoyo, Kirishima paso su brazo al rededor de su hombro, como solía hacerlo, Ashido tomo su mano y los otros dos le sonrieron, esto logro calmar un poco al ojirubi pero no lo suficiente.

Ya estaban ahí, frente a aquel cristal, Naomasa dijo que él podría verlos, pero ellos a él no, por asuntos privados no se le menciono cuantos sujetos que habían sido arrestados, algunos de ellos solo por estar ahí, de todas maneras deberían pagar una condena en prisión y una multa por propiciar la prostitución.

Los primeros cinco aparecieron frente a él. No reconoció a nadie.

Y así fueron pasando, la ansiedad regresaba a su ser. Reconocía a uno que otro pero no a todos.

Finalmente paso el último grupo de cinco, no era posible, de ninguna manera.

- ¿Faltan más?- preguntó Bakugou, notablemente nervioso.

- No, esos fueron los últimos- las pupilas de Kacchan se contrajeron en terror, nego con la cabeza y...

Katsuki entró en crisis y callo de rodillas.

- Mentira, es una mentira, díganme qué faltan mas- el Bakusquad se arrodilló junto a su líder, tratando de tranquilizarlo, los padres del ceniza iban a hacer lo mismo pero un oficial los interrumpió

- Bakugou, necesito que te tranquilices, debiste reconocer a alguien ¿No?...Si el líder de esto no esta aqui te prometo que lo encontraremos y los nos encargaremos de que no te haga daño otra vez, pero necesito que me señales a alguien- el pelinegro tambien se arrodillo y hablando con un tono algo rudo logro convencer al chico

Recuperemos su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora