...Creer...

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- Aquí está mamá Katsuki, aquí está mamá- susurro Mitsuki contra la cabeza de su cachorro que se encontraba recostado sobre el cuerpo de su madre

Poco más de un mes había pasado, el cumpleaños de Katsuki no había resultado como esperaban, esos dieciocho años fueron simplemente un día más en la vida del ceniza

Seguía con su mirada enterrada en algún lugar del techo o de alguna pared, sus ojos opacos, fríos, muertos, como los de una hermosa muñeca de porcelana aterraban a sus padres quienes no sabían que más hacer, todo ya había sido probado

Las pláticas amenas, las canciones de cuna, las lecturas de varios libros, desde fantasía hasta comedia. Nada

Lo único que pareció tener influencia en el menor fueron los gritos, las amenazas, las órdenes. Todo esto, por supuesto, con todo el dolor de su corazón.

Aún con sus heridas, su poca confianza, sus pocas fuerzas se levantó y realizó aquello que le fue ordenado, claro que tanto Masaru como Mitsuki lo detuvieron antes de cualquier cosa.

La esperanza se estaba terminando, las ideas igual, era descorazonador para ambos padres ver cómo habían convertido a su pequeño león en una muñeca de porcelana que tenía el pensamiento grabado de "soy un objeto cuyo propósito es complacer a cualquier persona" y era imposible quitárselo

Incluso, en la residencia Bakugou habían empezado las peleas, las discusiones y los gritos

- ¡Mitsuki, por favor! ¡Ya basta de todo esto! ¡Katsuki necesita ayuda! ¡Y nosotros no podemos dársela! ¡Alguien más debe encargarse de eso!

- ¡Ya lo sé Masaru! ¡Lo tengo muy claro! ¡Pero no voy a dejar a mi hijo en un hospital psiquiátrico lejos de mi!

- ¡Mitsuki!- el castaño tomo un respiro y trato de calmarse, debía tratar de llevar las cosas con calma- No podemos hacer nada por Katsuki más que eso y lo sabes, necesita ayuda profesional

- ¡¿Y tu piensas internar a ti propio hijo en un lugar lejos de ti?! ¡Tu y yo los vimos Masaru! ¡Vimos esos malditos videos! ¡Vimos como le quitaban su inocencia a mi niño! ¡Escuchamos como lo llamaba la gente! ¡No pienso dejar a Katsuki en ese lugar!

Las discusiones seguían, en ocasiones más ruidosas, en otras- muy pocas a decir verdad- de forma calmada, pero nunca llegaban a nada, la ceniza decían no, el castaño decía si

La ojirubi intentaba cualquier cosa, no se daba por vencida, lloraba, claro que lo hacía, su pobre corazón de madre está herido el ver a su cachorro completamente destrozado, pero trataba de luchar por si bebé

Finalmente, ambos Bakugou alcanzaron su punto máximo, gritos y gritos, discusión tras discusión y eso no solo los afecto a ellos, cada una de sus peleas afecto a Katsuki, pero la última, en donde ambos llegaron a las amenazas el menor simplemente no pudo soportarlo

La mujer amenazaba con irse de la casa y llevarse a su pequeño, cuidarlo y tratar de que regrese a ser el mismo aunque le costara años

El hombre amenazaba con internar a su pequeño aún si ella seguía oponiendose, y negaría el permiso para que Mitsuki sacará a Katsuki de aquel lugar

Ambos discutían por el bien de su pequeño cachorro, ambos querían lo mejor para el, ambos tenían intenciones buenas que terminaron siendo malas para el menor de los Bakugou

Mientras sus padres discutían abajo, el, en su habitación se rascaba sus brazos, sus orejas, sus piernas, su cuerpo, en busca de olvidar el tacto que su mente aún recordaba en situaciones de estrés

Recuperemos su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora