Capitulo 30. Edward.

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Capítulo 30.


Kendall’s POV.


-¡KENDALL! ¡ME LLEVA LA PUTA MADRE, KENDALL! – Chilló Kylie. ¿Por qué siempre entraba y gritaba mi nombre?


-¡¿Qué?! – Me senté en mi cama, mirándola.


-¡Necesito hablar contigo! – Subió rápidamente, y luego se sentó a mi lado sacudiéndome.


-¡Kylie, Kylie! ¡Respiiira hondo! – la miré. Ella inhaló profundamente, y luego suspiró. – Ahora sí, dime.

-Luke me encontró teniendo sexo con Colton.

-Ah, eso… ¡¿QUÉ?!


Asintió varias veces, y comenzó a explicarme sin entrar en detalles qué había pasado.


-Y, cuando intenté hablar con él, el muy imbécil me mandó a la mierda. Me importa poco él, ¿Y si dice todo sobre Colton?


Me reí, mirándola. – ¿Y acaso no te gustaría que te expulsaran por acostarte con un maestro, o lo sacaran a él de aquí?

-Pues… - Se quedó callada analizando las opciones, y entonces me miró con una sonrisa, malévola. Con la firma “Monroe” estampada.


[…]


Me puse de pie, estirándome. Tomé mi ropa interior del suelo, poniéndomela.


-¿Sabes? Es bueno que mi hermano no haya llegado aún. – Dijo Jacob, aún sin moverse de la cama.

-Supongo que sí. Pero bueno, agradezcamos a Kylie, la polla “le ha de estar llegando a la garganta” – la imité, y él rio.


Y yo también reí, con él.


Terminé de vestirme, y entonces me puse de pie. – Me voy.


-¿Y no te despides? – Parecía ofendido.


Me giré a mirarlo, y dudé un segundo. Posteriormente, arrugué la nariz y me arrastré en la cama hasta llegar con él. Planté un beso en sus labios.


-¿Por qué no eres sólo mía? – susurró, más para él que para mí.


-¿Ah? – fruncí el ceño.


-Nada – Negó, pero lo había oído.


-Jacob, tú y yo no somos nada, y lo sabes. – Dije, y su semblante salió. – Tú no te acuestas sólo conmigo, y yo no sólo contigo. Ambos estamos de acuerdo, lo siento. – Me puse de pie.


-Pues entonces usa condón con los otros imbéciles, no quiero que me pegues el herpes de alguno de esos dos. – Dijo con tono serio, y yo rodé los ojos, abriendo la puerta de su habitación.


Y ahí estaba Dylan, detrás de la puerta. Dio un brinco cuando me vio, pero luego sonrió de oreja a oreja.


-Mira nada más, Kendall.


-A un lado, conejo. – Dije un tanto enojada, y él se apartó con ambas manos arriba, mientras yo salía pasando por su lado.


-¡Adiós, cuñada! – gritó y me giré a mostrarle mi hermoso dedo del medio, y él me mandó un beso al aire.


-Adiós, cuñado. Eh, ¿cómo te fue con Kylie? – Su semblante cambió y yo sonreí satisfecha, saliendo de ahí.


[…]


-Ethan, no tengo ganas hoy – Me quejé, girando en la cama. Él estaba a un lado de mí, viniendo por sexo, como siempre.


-Oh, vamos Kendall, ¿acaso Edward te dejó cansada? – Gruñí.


-No lo he visto hoy.


-Ah, fue el estúpido de Jacob Green – Dijo. Sacudí la cabeza, negándolo todo.


-No, simplemente no quiero tener sexo hoy, y punto. Vamos, también tengo otras necesidades biológicas. Dormir, por ejemplo.


Él bufó.


-Maldita sea, es la segunda vez que lo haces. No te quejes después, Monroe.


Rodé los ojos, Ethan parecía niña cuando le cerrabas las piernas.


-Cállate y acuéstate – Dije, sentándome y comenzando a quitarme la blusa, él sonrió llevando sus manos a mi sostén, mientras yo en realidad trataba de devolverle la sonrisa.


[…]


-Adiós, Kylie – Dijo Ethan, saliendo por la puerta. Yo no me molesté por vestirme, a estas alturas me daba igual todo.


-Oh, creo que ambos se divirtieron un poco. – Canturreó Kylie.


-Sí así lo dices, sólo le gusta lo salvaje, nada despacio. El “mete-saca” te dura veinte minutos, y te deja sin caminar tres días. No sé, a veces me cansa Ethan.


-¿En serio? – Preguntó y asentí, soltando un suspiro.


-Sí. Por mí, que se vaya buscando otra con quien follar para cuando yo no quiera – Dije. Luego, mentalmente me dije que ni en sueños permitiría eso. No es que me importe mucho Ethan, es exclusividad.


Sí, sólo eso.


[…]


-¿A dónde vas? – Preguntó Emma, mientras caminaba hacia la puerta.


-A buscar a Edward, no lo he visto desde la fiesta.


-Que la polla te llegue hasta la garganta – Gritó Kylie, desde el baño. Emma dio una carcajada y yo chillé, corriendo a la puerta.


Una vez en el lado de los hombres, caminé por todas las puertas mientras las contaba para encontrar la de Ed. Ya en la puerta me acomodé la ropa y miré a ambos lados, pero algo fuera de la rutina llamó mi atención.


-¡AH, EDWARD! – oí gemir. Y el sonido retumbó por mis oídos, causándome asco y repulsión. Luego me hizo enojar, ¿Edward?


-¡Sí, sí, sí, oh síí! – Lo oí a él, y eso me enojó aún más. Y sin más vueltas, abrí la puerta de la habitación, arrepintiéndome al instante.


Hope estaba abierta de piernas, totalmente desnuda, con una cara de muerte. Y Edward la estaba penetrando, desnudo y ambos acostados en su cama, mientras él le mordía los pechos.
Miré con asco la escena, y entonces ambos se detuvieron al oírme.

Edward me miró y su cara cambió al instante, abriendo los ojos y separando los labios. - ¡Kendall!

-¿No te enseñaron a tocar la puerta? – Preguntó Hope, con una sonrisa en los labios.


-No, para nada. Pero ahora aprenderé. Continúen, no se detengan por mí. – Tomé la perilla y azoté la puerta.

Maldito Edward...

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Descontrol en el Internado (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora