Habían pasado perfectamente dos horas desde que iniciaron una amena conversación. Luzu le preguntaba a Vegetta las cosas que no entendía, muchas de ellas no supo contestar, quedando con más dudas que al principio.
– ¿Y cuándo planeas contárselo? –
Inquieto, Vegetta mueve sus manos entre sí, buscando calor y consuelo.– No quiero hacerlo... Siento que debo aceptarlo completamente antes de confesar. –
Respondió el orbes amatistas, Luzu suspiró ante la toma de decisiones de su amigo, no le terminaban de convencer, pero no las cuestionaba; hasta ahora.– ¿No crees que puede malentenderlo? –
Su amigo le dirigió la vista.– ¿Cómo? ¿A qué te refieres? –
Luzu calló, no quería que se lo tomara mal y tampoco pensaba mal de su amigo Rubén, pero poniendo en contexto su situación; un embarazo no dicho hasta tiempo después. Podía confundirse gravemente como que Vegetta no le quería contar para que no le obligara a algo, o que quería "amarrarlo".
Negó con la cabeza para quitarle importancia, para su suerte, el azabache no quiso seguir con el tema y se dirigió a la cocina. El castaño lo siguió, viendo como vertía leche del frasco-vaca en un vaso de cristal.
– Entonces... ¿Ya entraste en el segundo mes? –
Preguntó para no estar en silencio.– Casi, pero digamos que sí. –
– ¿Y sabes qué sigue? –
– No... –
El de orbes azules rió ante la inexperiencia de su compañero, causando un leve enfado en el azabache, no podía evitarlo.
– Cambiemos de tema... –
Habló mosqueado, sacando más carcajadas al contrario. Simplemente rodó los ojos.
– Como te va en la campaña. –La pregunta sacó a Luzu de su burbuja, haciéndole pisar la tierra. No era un tema que le gustase sacar, más por las recientes pérdidas de ayudantes en su campaña electoral. El único que quedaba en ella era su amigo Auron.
– Ha decir verdad... Tengo miedo. –
Empezó diciendo, Vegetta le miraba expectante.
– Pero confío en que nos irá bien. ¿Me votarás, Vegettita? –Los ojos cielo parecieron brillar mientras se acercaba a abrazar al gestante, Vegetta rió por la ternura y emoción que emanaba su viejo amigo, Luzu ya le había sacado bastantes sonrisas en una noche. Correspondió el abrazo sintiendo las puertas de reconocimiento facial abrirse y cerrarse, lo mismo con la puerta principal.
– ¡Samuel! ¡Vine a visitarte! –
Anunció el rubio, ambos, Luzu y Vegetta, sintieron el sonido de una bolsa plástica.– ¡En la cocina, Rabis! –
Dijo Luzu cuando el dueño de casa se preparaba para responder.Rubius, confundido por creer escuchar la voz de su amigo, caminó a la cocina, sorprendiéndose cuando cayó a cuenta de que sí se trataba del castaño.
– ¡Hombre, Luzu! ¿Qué tal? –
Saludó alegre.– Pues aquí, haciéndole compañía a Vegettoide. –
En ese momento se dió cuenta del agarre de esos dos, lo dejó pasar, no le parecía extraño con todo el historial que compartían, sólo sentía algo de envidia. Dejó la bolsa de plástico en la isla a mitad de la cocina y sacó de su interior un paquete de semillas de maíz.
– ¿Vemos una película? ¿Los tres? –
Preguntó la voz más raspada de los presentes.– Es buena idea. ¿Qué piensas, Luzu? –
Accedió el de ojos morados.– Vale. –
Sonrió el que faltaba, Rubius se quedó en la cocina para hacer explotar las palomitas mientras Luzu buscaba en los canales de la televisión, y Vegetta buscaba en su colección de DVD.No pasaron más de treinta minutos cuando ya estaban los tres sentados, con la película puesta y el bol de palomitas en la mesilla frente suya. Rubius estaba al lado izquierdo de Vegetta y Luzu al derecho, pero el papel había cambiado, ahora era el rubio quien abrazaba al azabache.
La película iba sobre un perro y su dueño, a Vegetta no le interesaba mucho la trama que presentaba. No fue hasta que el dueño murió, que comenzó a disfrutarla, la historia del perro y el hombre era muy bonita, sí, pero el cambio brusco en el desarrollo, casi clímax, hizo que verdaderamente empezara a mirarla.
Había terminado con el fallecimiento del perro, el cual había asistido cada día, desde la muerte del hombre, esperando encontrarlo. Una lágrima traicionera cayó por su rostro, curvando su mejilla hasta desparecer en su cuello. La película lo había puesto repentinamente triste. Pensó en él y sus lobos, sobretodo en el comandante de todos ellos, Lobo Plateado.
¿Si él moría, quién cuidaría de sus mascotas? ¿Cómo reaccionarían ante la ausencia de su dueño? Pensaba el de ojos violáceos, tontamente entristeciéndose más, dejando caer aquellas gotas saladas que había luchado por retener.
Su chico fue el primero en mirarlo, soltando carcajadas... Fuera de lugar, avergonzando un poco a Vegetta por su momento de sensibilidad. Cuando Luzu volteó y vió el rostro mojado de su amigo, su primer instinto fue abrazarlo.
– Samu, sólo fue una película... –
Obvió Rubén, su risa desapareciendo lentamente.El castaño parecía más el novio de su chico que él mismo, y una pequeñísima punzada de celos invadió su estómago.
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Nine Months - RubeGetta. [Corrigiendo]
Fanfiction- Tengo un árbol de aguacates. - - ¿En serio? ¿Dónde? - - En mi barriga. - 🐺 Karmaland AU. 🐺 M-preg. 🐺 Fluff. 🐺 Historia Corta. ⚠️ Con mis fanfics no pretendo faltarle el respeto a nadie, mucho menos insinuar cosas, mis historias son mundos apar...