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– Tú y yo íbamos a tener un hijo. –
Mencionó juntando sus manos, manteniendo su mirada puesta en el contrario, esperando una respuesta.

Lo meditó mucho después del ingreso de Vegetta. Pensaba que nunca mencionaría una palabra sobre lo ocurrido unos cuantos años atrás, pese a que no podría ocultarlo por mucho, pues si en algún momento un accidente como ese ocurría de nuevo, sabía que no sería capaz de callar, e independientemente de si el hombre frente a él le creía o no, era algo menos en su lista de culpas.

Por otro lado, al chico de ojos morados le costaba digerir lo dicho por su mejor amigo.

– ¿A qué te refieres? –
Inquirió Vegetta después de todo.

El albino suspiró con pesadez, ahora venía la parte difícil del cuento. Palmeó el colchón a la par que le pedía al mayor sentarse a su lado, Vegetta así lo hizo, buscando con su mirada la de Willy, quien había desviado sus ojos en torno al suelo tratando de hallar una forma de iniciar su relato.

– Fue un poco antes de que tú y yo lo dejáramos. –

Había sufrido de varios malestares que nunca te comenté porque estaba seguro de que me llevarías a ver a un doctor aunque estuviese tres pueblos alejado de nuestra casa.

– ¿La zanahoria? –
Preguntó el azabache siendo que múltiples veces había dejado en claro que no le gustaba esa forma de llamar a su hogar.

Willy rió pese a la tensión que percibía del ambiente y asintió.

– Sí, la zanahoria en el cielo. –

Ya tenía idea de mi condición como... ¿Hombre gestante? ¡Sé que suena raro! Pero es cierto, y cuando comenzamos a salir tampoco te lo quise comentar porque no creía que algún día cargaría con un bebé ¿Sabes...? Hasta que ocurrió, yo quedé embarazado pese a las precauciones.

Cursaba por el segundo mes, más o menos, cuando caí a cuenta de que mis síntomas tenían que ver con eso, con un embarazo. Simplemente no dije nada y esperé a que te fueras a recoger almas.

Vegetta sonrió de lado, recordando los divertidos momentos que pasó junto a su creación Arturo.

He de decir, que mis intenciones al explorar en tu ausencia eran encontrar un poblado, pasar ahí los meses y una vez tuviera a esa criatura en brazos, irme...

– Y abandonarlo. ¿No? –
Siguió el mayor en vista de que el menor parecía cohibido, le costaba contar su historia.

Willyrex asintió, tragando el nudo que quería formarse en medio de la garganta, dispuesto a declarar hasta el final, como si fuese un prisionero en medio de su juicio, su sentencia era cortar esa raíz de malos recuerdos de una vez por todas del jardín de su mente.

– Así es... –

Ocurrió que en unos de esos días de exploración, cerca del volcán donde obtuvimos el primer diamante, encontré una casa que antes no estaba, resulta que pertenecía a una bruja... Ella me ofreció ayuda y la acepté.

Vegetta miraba el juguetear nervioso de las manos ajenas, como se sujetaban con fuerza para después masajear sus dedos la una a otra, de vez en cuando centrándose en sus uñas, pero el jadeo lastimero que soltó Willy hizo levantar sus ojos en un parpadeo.

Su rostro rojo demostraba cuánto había luchado para no dejar caer lágrimas, siendo imposible pues las memorias de ese día volvían a martillar en su cabeza, llamándolo de muchas maneras.

– Yo... Éramos muy jóvenes, Vegetta. –
Dijo antes de que su voz se quebrara, llevando una mano a la altura de su barbilla, descansando ahí.
– Sé que aún no estaba vivo... Y no tuve que haber mirado, pero Vege... Era tan jodidamente pequeño... –

El corazón del de ojos morados dió un vuelco doloroso en su pecho, como si se hubiese expandido en toda su cavidad y golpeado contra las costillas. Abrazo a su amigo tratando de consolarlo, los brazos de Willy aferrándose a él, pensando que en algún momento colapsaría.

– Claro que te creo, chiqui... Claro que te creo. –
Mencionó finalmente, dejando al platinado descargar todo el dolor de sus hombros sobre los suyos propios, para comenzar a compartir esa culpa entre ambos.

Vegetta en el fondo se preguntaba qué había hecho para que Willy no hubiese tenido la confianza en contárselo, contrarrestando sus dudas con lo dicho por el menor; en ese entonces eran muy jóvenes sin dudas.

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Espero que no me ignoren como en el capítulo anterior. -_-
¿Les gustaría un especial de BABY SHOWER? No es una idea que tuviera presente al momento de empezar a escribir, y por eso quedaría como especial, más que como parte de la historia, pero no me desagrada del todo. ¿Qué opinan?

Pd: Me tuve que ver Apocalipsis Minecraft 3 de nuevo para orientar la línea de tiempo xd

Nine Months - RubeGetta. [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora