Connie se sobresaltó un poco, ya que eso era lo último que se habría esperado de mí; pero, me sentía tan emocionado por dentro, que no tuve más remedio que soltar todas las emociones que llevaba dentro.
- La verdad es que hace un par de horas; en el hospital, vi lo que le ha ocurrido a ese hombre. Y; si tu padre tiene información sobre ello; creo que podemos resolverlo, tengo la sensación de que podemos descubrir algo increíble.- Concluí; mirándola a los ojos.
Mi expresión y mis palabras rebotaron en ella; viendo como me mostraba un rostro de entusiasmo; mezclada con una sensación de intriga.
- La verdad es que podría ser bastante interesante; podría ser algo muy emocionante.- Respondió, con una mirada perdida, para después volver a conectar con la mía; sonriendo.
-¡Pues claro que me apunto!- Concluyó, subiéndose a la bici.
-Vamos; monta. No hay tiempo que perder.- Finalizó; señalándome los pequeños soportes que salían de la rueda trasera; para que me subiese.
No sabía hasta que punto Connie se estaba tomando ese tema enserio; no sabía si para ello todo eso se trataba de una broma o era completamente serio; pero, tan pronto como me subí, empezó a pedalear los más rápido posible hasta llegar a su casa, con una expresión de deseo de aventura plasmada en su cara.
Bajamos, subimos cuestas a toda velocidad; todo por llegar lo más rápido posible.
Me sentía con una adrenalina increíble recorriendo todo mi cuerpo, con una emoción impresionante por descubrir que me deparaba detrás de esas página de aquellos libros.
Se notaba mucho que le gustaba pasar tiempo con Sam. Que le propusiese ese plan; por raro que fuese, debió de gustarle un montón. Cada vez más, y sin siquiera darme cuenta; comprendía más las emociones que ella sentía, y eso provocaba que me acercase más y más.
-Te he dicho que te cambiaba de sito; tonta.- Exclamé, bajándome de la bici tan pronto como llegamos.
-Y yo te he dicho que podía con esto; ¿verdad?- Respondió; agotada, pero; con una sonrisa.
Esperé un poco a que recuperase el aliento y luego entramos en su casa; una casa bastante moderna por fuera; pero con una extraña composición de elementos antiguos por dentro que desentonan un poco; aún así, era muy bonita.
-¿Quieres algo de beber?- Me preguntó; ya en la cocina.
Negué con la cabeza; ya que desde la mañana no me sentía ni con apetito ni con sed y, más tarde, nos dirigimos a su habitación. Por suerte, ella siempre iba delante, por lo que no tuve que adivinar dónde se encontraba.
-Vuelvo en un momento; quédate aquí. Me explicó, mientras cerraba la puerta.
Sin ser del todo consciente; me encontraba sólo en el cuarto de una chica que había conocido hacía unas pocas horas. Un escalofrío me heló de arriba a abajo al darme cuenta.
- Guau.- Fue lo único que pude decir al ver bien aquella habitación; llena de pósteres de grupos de música, figuras y estanterías repletas de libros.
Decidí mirar por encima algunos; mientras volvía; hasta que un pequeño portazo me interrumpió.
- ¿Estos serán suficientes?- Preguntó; con una pila enorme de libros a sus manos.
- ¡Son más que suficientes!- Dije; ayudándola justo antes de que nos cayesen todos encima; para después reírnos a carcajadas, tirados en el suelo.
-Muchas gracias; de verdad- Finalicé, después de reírnos.
- No sé porqué te entusiasmaba esto; pero hacía mucho tiempo que no te veía tan emocionado con algo; por eso quiero ayudarte con todo lo que puedo.- Me contestó, ruborizándose; para anclar si mirada en el suelo.
