NO PUEDES ESCONDER LA VERDAD

Capítulo 8

El día se pasó volando para todos los concursantes. Ávidos por ensayar para corregir las imperfecciones que habían surgido en el examen del miércoles, no habían parado de ensayar con sus respectivos  compañeros.
Anaju y Samantha habían quedado después de cenar para ducharse juntas y ponerse al día.

- Bueno... me tienes en un vilo... shippeo mucho esta carpeta, dijo Samantha nada más apagar el micro al entrar en el recinto de las duchas.

- Ella, la twitera! Ja, ja, ja. ¿Qué tal el ensayo?

- ja, ja, ja.  No me cambies de tema.

- ¿yo?, - contestó haciéndose la ofendida.

- Sí, tú, amiga... ¿qué ha pasado entre Hugo y tu? Esta mañana en clase no podíais dejar de miraros!, ¡yo necesito a alguien que me mire así...!

- No ha pasado nada... dijo Anaju tratando de calmarla.

- Bueno tú di lo que quieras... pero a mí no me engañas..., - contestó mientras comenzaba a desnudarse.

- Vale...¡está bien!, Anaju cedió al verse acorralada.

- ¿en serio? ¡qué iba de farol!, - dijo sentándose a su lado en un banco del vestuario toda intrigada.

- ¡qué puñetera!, - intentó darle una colleja, pero Samantha consiguió escaparse.

- Venga, va... ¿qué ha pasado?.

- Nada, no ha pasado nada... - dijo seria-...aún...

- Pero va a pasar, ¿no?

- No sé, - contestó jugando con su pelo-. Los dos tratamos de evitarlo. Unas veces me quito yo y otras corta él. Pero... cada vez nos cuesta más... por lo menos a mí...

- ¿Y antes de clase...?, sonrió pícara

- Qué tía... no se te escapa una..., - devolvió la sonrisa a su amiga-. Pues le he pillado espiándome en la habitación.

- ¿perdón?

- Tía que estaba en la habitación sola peinándome y me doy la vuelta y me lo encuentro así, - se levantó para imitarle apoyándose en la pared-, mirándome el culo.

- ¿en serio?, - Sam estaba apunto de pedir palomitas.

- Y lo peor es que en lugar de morirse de la vergüenza decide morderse el puto labio y mirarme a los ojos diciendo, "paso de ocultar que te miraba, dime qué te parece", - dijo con voz grave entre aspavientos.

- ja, ja, ja. ¿Y qué dijiste?

- pues no lo sé... porque se me cayeron las bragas al suelo, la verdad... es taan guapooo y huele taaan bieeen.

- ja ja, ja!, qué cachonda!

- algo debí balbucear... antes de que invadiera mi espacio vital para decirme que le encantaban mis rizos rebeldes. ¡no me mires así!

- ¡pero cómo quieres que te mire!, -dijo con una sonrisa enorme, le hacia muchísima gracia lo sofocada que estaba su amiga-. Bueno... ¿y qué pasó?

- Pues por suerte tocó la sirena y echamos una carrera hasta clase.

- En clase no te quitaba ojo, bueno... ni tú tampoco. Que si miradita por aquí, que si sonrisita por allí... vamos!, ¡que os ha faltado pasaros una notita a través de los compañeros!, jajaja, - vaciló a Anaju.

- ¡Cabrona!

- ja, ja, ja

- ja, ja, ja.

- Bueno vamos a la ducha que se está haciendo tardísimo.

- Vale, pero cuéntame antes cómo estás tu.

- Igual. Tía estoy enamorada hasta las trancas... pero Flavio... no sé... hay veces que pienso que si... otras que pasa de mi...

- Me gusta cuando últimamente pasas de él, yo creo que está empezando a reaccionar y está más pendiente de ti.

- Sí, puede ser. Yo lo intento... pero también caigo en la tentación de vez en cuando... aquí se necesita cariño... mucho más que fuera... a veces me siento sola y por eso me cuesta mandar a freir monas a Flavio.

- Anda, dame un abrazo....

- Todos los que quieras... ¡te quiero amiga!.

- ¡Yo también te quiero!

- Venga y después de esta exaltación de la amistad, a la ducha, que aquí huele a...

- Rosas! Las princesas no olemos, ja, ja, ja