Capítulo 9 || Guiado por el Viento

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"Al viento lo guía uno, su brisa lo lleva por un buen camino, aquella llamada sabía que indicaba algo, pero aún no sabíamos nada a pesar de la edad".

Ya habían logrado sobrevivir otro año escolar, les tocaba su merecido descanso para ir viendo a donde se dirigían. Se va rápido el tiempo, mientras más años avanzas estos llegan a irse fugazmente y cuando uno menos se lo espera ya debe andar pensando en el futuro.

Esto sucede porque siempre hay alguien recordándole al otro sobre los estudios, el trabajo, el dinero, pero es extraño encontrarte a una persona quien te explique cómo conseguir aquello para vivir. Nada más te desean suerte o te piden hacerlo, aunque no tengas ni idea de por donde comenzar ni un guía, uno aprender por la fuerza a sobrevivir.

Quien no avanza termina siendo atrapado por el progreso de los demás. Cuando uno comienza a cuestionarse mucho aquello ya no sabe en donde se quedó. Se supone todos iban poco a poco, ¿Cuándo comenzaron a dar grandes pasos los demás?

Uno apenas sabe si va a comer mañana mientras otros ya se andan imaginando su futura boda, otros están viviendo con mucha prisa mientras otros van con extremada calma. Al final hay un balance medio extraño al ir todos con diferentes ritmos.

Por otro lado, Morro estaba seguro de ignorar todas esas preguntas para evitar cuestionarse sobre su futuro. Él ni siquiera sabía si se iba a levantar temprano para hacer el desayuno o si debía correr para llegar a la escuela al ser una hora caminando. Como nada estaba definido le valía completamente la vida, ya sufrió mucho en su infancia, ahora le tocaba disfrutar de esos pequeños placeres de estar vivo.

Ya que tiene sus prioridades marcadas al tratarse de cosas importantes para él, literalmente las podía contar con los dedos de una mano. El primero es tener al rubio de su lado, luego sigue el anciano, después seguirían sus amigos y lo demás ya era un extra el cual ni siquiera se iba a dignar de mencionar. Así de sencillo son sus gustos.

Sin importarle lo demás, Morro se ocupaba de hacer sus quehaceres diarios mientras escuchaba su música para estar más inspirado barriendo el lugar. Podría tener descansos sin embargo no quería descuidar su trabajo de limpiar la casa y al tener música de fondo se alivianaba bastante la carga. Haberse recuperado le hizo capaz de ocuparse de ayudarle a cargar las compras al anciano.

Ambos querían ayudar al otro a su manera. Uno para agradecimiento mientras el otro quería ver a su niño crecer para regresar al mundo real con un mejor espíritu y oportunidad.

Quizás no serían la mejor familia o una de sangre, pero ahí tuvieron un hogar junto. Hace tiempo el anciano había logrado regresarle la esperanza a alguien sin rumbo y ahora esa misma persona se encargaba de ayudarle.

—Morrito, ¿qué vas a hacer estás vacaciones? —Le cuestionó el anciano al ver al chico vagar.

—No tengo ni idea —Fue bastante sincero, no creyó llegar tan lejos para tener un descanso—. —Quizás busque otro libro o me ponga a vender cosas en los semáforos.

El anciano se le quedó mirando un poco por sus ideas, sin embargo, si eso quería hacer con su tiempo lo iba a apoyar mientras no se tratase de nada peligroso o dañino para él. Suspiró para volver a meditar, debía despejar un poco su mente antes de ocuparse de ir en busca de más pergaminos o tener una de las repentinas visitas de su sobrino.

De repente el teléfono del chico vibró, salió del cuarto del anciano para no interrumpirlo y para revisar con más calma. Al verlo notó como recibió el mensaje de su querido rubio, ahí le comentaba como le invitaba a salir junto con sus amigos en la tarde por una fiesta de alguien de la escuela, pero era una buena excusa para escaparse a cualquier lado después. Aquello según le estaba explicando a medias para convencer a su novio.

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