D i e z✔️

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—Pero mira quien está aquí, es ricitos de oro

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—Pero mira quien está aquí, es ricitos de oro. Debe de andar buscando su avena —Deidara sonrió de medio lado dándole un leve codazo a su acompañante.—Un mocoso como tú no debería caminar a la deriva solo.

El Akatsuki resopló destacando su elevada soberbia entre su postura y rostro. No había nada más satisfactorio que reírse en la cara de aquel "Niño" nunca dejaría de mofar su apariencia asquerosamente adorable,  incluyendo su color de ojos tan singular y llamativo como cantos de sirena.

Deidara solía decir que no se merecía tanto, además...Lo había intentado matar variadas veces, y lo más despreciable es que si se hallaba vivo era porque Sasori, Obito e incluso Itachi llegaron a tiempo; de no ser el caso la historia tendría un final diferente. Rememoraba esos ojos sádicos bañados en carmesí cuando lo veía, dispuestos a someterlo en un tortuoso Genjutsu sin piedad, mientras sus últimos movimientos apuntaban enterrarle aquella katana intocable que siempre cargaba en su cintura.

El Uchiha por su parte reservó opiniones, sus orbes azabaches se familiarizaron plantando su profunda mirada en el individuo enfrente que distinguió desde los trece años. Los observaba con indiferencia, asimismo él lo reconoció, Itachi esperaba su llegada y en algún momento tendrían que reunirse.

Era un muchacho, muy joven. No lucia con orgullo su edad real; con suerte mostraba ser un quinceañero con una que otra facción femenina suficiente para verse apuesto; su cabello delgado y ligeramente rizado no ayudaban a verse rudo junto a esas notables pero adorables pecas sobre su finita nariz y pómulos; el reflejo de un niño bueno. Al menos su estatura era promedio igualando la de su hermano Sasuke.

Conservaba una actitud serena y de cierto modo no; su fachada tenue era tan engañosa igualando un perfecto chiste.

—¿Que quieres?—El chico levantó una ceja.

Sus lecciones básicas fueron guardar de paciencia con respecto a eso, así que sencillamente hizo una mueca irritada dirigida al de coleta.

—No, yo no me aprovecho de niñetes ¿Estas buscando alguna guardería disponible? —Se mofó escuchando el gruñido del muchacho —O....¿Alguna princesa para matar?

El chirrido del filo de la katana sostenida por el joven alertó a Itachi. Pese a verse como un puberto y no ser alguien quien lo vencería, tampoco era conveniente de provocar.

No lo vieron venir, pero Deidara fue remolcado por todo el suelo de tierra creando un rastro de tres metros a causa de la patada que le propinó su oponente. Ya no realzaba inofensiva molestia o aburrimiento, sino alerta luego de haber tocado su punto sensible.

Si fueran una caricatura, ese hilito eléctrico que se formaba entre dos archienemigos estaría vibrando en una loca danza; decreciendo odio en ambas miradas fulminantes incluso si la distancia fuera bastante, siseando obscenidades e ignorando si demás seres existían a su alrededor.

Penas De Un Playboy Enamorado-© Charasaku [Road To Ninja]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora