— ¡me rindo! ¡no puedo con él! — Raphael se dejó caer con fuerza en el sofá frente al televisor encendido. Sus hermanos dejaron de prestarle atención al programa para ahora atender el carácter del mayor.
— Rapha, sólo será por un poco más de tiempo... — intentó tranquilizar el más alto. Estaba preocupado por todo desde aquella misión, pero más aún por el notorio no bienestar de sus hermanos.
— ¿un poco más de tiempo? — repitió con ironía al mismo tiempo que se cruzó de brazos. — ¡han pasado más de seis meses y aún no sabemos qué hacer con él!
— ¡él está ahora con nosotros! — Leo harto de los gritos de su hermano intentó frenarlo. — no vamos a dejarlo solo, no podría sobrevivir por mucho y el Kraang--
— ¡el Kraang ya no importa! — unos segundos se quedaron los tres en silencio. Raphael separó sus brazos y dejó salir un pesado suspiro.
— Simplemente digo que estoy cansado de él. — dijo bajando su tono de voz mientras tenía su mirada perdida en la pantalla T.V.
Hubo otros momentos de silencio, Leonardo le dio la espalda acomodándose de nuevo en su sitio en el suelo.
— no podemos sólo abandonarlo.
— no es nuestra responsabilidad cuidarlo.
— Somos héroes, y eso es lo que hacemos — contestó de nuevo, molesto por las frías palabras que su hermano decía.
— Entonces rechazo el título, no crecí para hacerme cargo de experimentos fallidos.
Ciento ochenta días y ciento setenta nueve noches atrás como de rutina, los hermanos Hamato había salido a patrullar la iluminada ciudad de Nueva York.
Generalmente, alguna que otra persona seguiría en las calles a altas horas de la noche, sin embargo ese día había sido todo lo contrario: los autos pasaban continuamente y se estacionaban fuera de las tiendas, las tiendas estaban completamente abiertas e iluminadas; las personas reían e iban de un lado a otro llevando alegres bolsas y cajas envueltas... Sí, la Navidad estaba cerca, a tan sólo dos semanas.
Si no fuera porque la Luna y las estrellas alcanzaban a iluminar parte de la noche, cualquiera pensaría que era de día tal y cualquiera.
La malicia era lo que menos se esperaba en aquellas fechas decembristas, como ciudad, a pesar de haber vivido tantos episodios turbios como invasiones alienígena o ataques mutante, parecía tomar las cosas con mucha calma y pasividad. Era como si no estuviera en la memoria de nadie ahora teniendo como único pensamiento poder reunirse una vez más con sus amigos y seres amados. No obstante, había algunos otros que procuraban aquella alegría protegiéndolos desde las sombras.
Los ninja boys saltaban de edificio en edificio, poco a poco alejándose de todo alboroto para por fin dar por concluido su recorrido nocturno. Estaban tan cerca de llegar al callejón y tomar su alcantarilla, hasta que el hermano mayor de los tres se detuvo y miró hacia el cielo. Raphael, quien iba unos pasos adelante, intrigado por el comportamiento del líder llamó a Donnie para que aguardara por él.
— ¿qué ocurre ahora? — Rapha caminó acortando la distancia entre sus cuerpos, notó que el ojiazul miraba hacia el cielo, y entonces él también imitó la acción buscando lo que fuera que lo distrajera.
— Absolutamente nada.
— ¿entonces? ¿qué es lo que miras?
Donnie se aproximó a ellos e imitó su acción, pronto los tres dejaron de hacerlo para ahora mirarse uno al otro.
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Vivir para Soñar | TMNT Au.
FanfictionUn experimento secreto. Un virus mortal. Un error fatal. Tal vez, pero sólo tal vez, ser un error no sea tan malo después de todo. TMNT 2k12 Au.