II|El prometido del rector Black

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ATENCIÓN 1/2


DAMEN

Estaba sentado en la mesa del jardín, tenia que aprovechar ahora que salió un poco el sol, mientras tomaba mi taza de té y tenía una llamada con Carlie, la encargada que tenia con otros socios acerca de una fundación.

—...Solo no olvides enviarme un mensaje una hora antes de la conferencia, a veces logro olvidarlo— dije mientras terminaba mi taza de té.

Claro jefe, nos mantendremos en contacto entonces— luego de eso termino con mi llamada y simplemente me quede mirando hacia la nada.

Hasta que sentí unos brazos rodearme y un beso en la mejilla.

—Te extrañé— dijo mientras yo sonreí.

—Yo también, pero tuve mucho trabajo como para extrañarte mucho— bromeé.

Me levantó de la silla y enrede mis piernas a sus caderas, mientras sentía sus manos en mis nalgas, colócame mis manos alrededor de su cuello y acercamos nuestros labios para comenzar a besarnos.

—Pues... no... se nota... que me... extrañaste poco...— dijo entre besos.

—Eres un amor— dije cuando nos separamos —Pero quiero que me digas quien es el perro rubio que anda detrás de ti— sonreí de lado, mientras el comenzaba a caminar hasta la sala.

—Es un nuevo profesor que según Alex está detrás de mí, pero yo no lo veo en ese sentido, sabes que te soy fiel— me susurro mientras besaba mi cuello y estaba sentado a horcajadas de él.

—Lo sé, y de ti no desconfío, pero ese maldito está acercándose a territorio peligroso, te voy a tatuar en la frente que tienes pareja— dije mientras lo tomaba de las mejillas y lo besaba.

Pasamos parte de la tarde acostados en la cama cuando nuevamente comenzó a llover, entre besos y manoseos fuera de lo inocentes, además de hablando de banalidades, hasta que nos levantamos a cenar y luego a ducharnos, nos acostamos con la conversación de que mañana tenia que ir al internado a instalar unos programas que le comenté a Hans a las nuevas computadoras para los maestros que adquirió.

—Mañana estarán llegando como eso de las nueve de la mañana, pero nos vamos juntos para que me hagas un poco de compañía en mi oficina antes— me sonrío mientras me apretaba uno de mis glúteos.

—Uhm, esto le va a costar dos sándwiches ilegales señor Black, Por qué todavía va Alice, ¿verdad? — cuando iba al internado, había una chica llamada Alice que era bien conocida por algo, quería estudiar gastronomía, ahora supongo que ya esta en la universidad, pero ella vendía sándwiches que eran la octava maravilla.

Según ella, todo comenzó porque solo les hacia a sus amigos, luego estos los compartían y así comenzó a tener más pedidos, hasta que llevaba de más, según rumores y ella se vendía cerca de ochenta sándwiches en la mañana. Se imaginan, ochenta sándwiches de un dólar con veinte, va por buen camino para ser una gran emprendedora.

Algunos le llamaban Alice ilegal, pero otros simplemente la chica de los sándwiches ilegales.

—Sí, créeme, aún piensa que no se sobre sus sándwiches— dijo mientras besaba mis labios. —Los que quiera mi príncipe— y me volvió a besar.

Después de unos besos, nos dormimos para un nuevo día.

Cuando la alarma sonó y abrí mis ojos, Hans ya se encontraba saliendo del baño con una toalla atada a su cadera.

Hacker I & II +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora