II| Feliz

5K 518 133
                                    

MARATÓN 1/ 7

DAMEN


Durante toda la noche me la pase pensando cómo podía decirle a Hans la noticia, pero no podía, hasta que en la cena me pregunto.

—¿Recuerdas que te dije que me iba a encargar del niño? —

—Sí, ¿el que dijiste que era un posible niño prodigio? — pregunto mientras me servía café.

—si, resulta que su madre me pidió dinero a cambio de llevármelo— dejo su cuchara a medio camino y me miro —El niño ni siquiera había ido a la escuela, estaba trabajando bañando perros y descalzo con este frio, mientras yo llevaba zapatos Prada, el niño no usaba nada— mi ojos se llenaron de agua —Mientras yo gasto dinero para un estúpido café importado, ese niño no tiene para su receso— Hans se levantó de la silla cuando mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas —Ni siquiera sé si a esta hora ya este cenando o siquiera haya comido— sentí los brazos de Hans rodearme y su pecho. —Esa estúpida vieja me dijo que el niño no valía ni cincuenta mil dólares—

—Vamos a arrojarle esos cincuenta mil dólares a esa vieja, pero de forma legal— asentí mientras me limpiaba mis lágrimas.

—Le ofrecí cien mil dólares a cambio de que no se acercaran más al niño y ya le llamé a Mazklan, mañana iré por él al aeropuerto—

La cena paso en pláticas acerca del niño y más tarde nos fuimos a dormir, en la mañana nos levantamos y mientras yo me dirigía al aeropuerto, Hans se fue al internado.

En el camino de regreso al pueblo, Mazklan me iba explicando el contrato, en el cuál establecía que me iba a pasar su custodia, además de no decir nada de esto porque podría terminar en la cárcel y no se le podía acercar al niño. Entre otras clausulas, pero eso era lo más importante.

Cuando llegamos a la casa, Owen se encontraba afuera, descalzo mientras estaba arrancando hierba en su pequeño patio.

Miro que la camioneta negra se estaciono y en cuanto me baje me sonrió y sus mejillas se pusieron muy rojas, resaltando las pecas de su nariz.

—¿Esta tu madre Owen? — el asintió y se dirigió adentro mientras nos guiaba.

Cuando nos adentramos, la señora estaba sentada fumando, mientras veía la televisión.

—Se estaba tardando— enarque una ceja mientras Mazklan sacaba las hojas del contrato, yo tome al niño y le di la bolsa que traía en mis manos, unos zapatos nuevos, el niño abrió los ojos y me sonrió.

—Póntelos— me miro sonriente mientras corrió diciendo que iría a lavarse los pies.

La señora ni se lo pensó y firmo, le entregue un cheque con la cantidad y se lo quedo viendo como si fuera un premio.

Owen bajo las escaleras con los converse puestos, aunque creía que le quedaban un poco grandes, no soy muy bueno adivinando números de calzado.

—Owen, junta tus cosas, te largas con este riquillo— Owen abrió los ojos a más no poder y miro a su madre que seguía mirando el cheque.

—¿Por qué madre? ¿Por qué lo hizo? — dijo el niño mientras comenzaba a derramar lágrimas.

La señora soltó un suspiro, se levantó y se dirigió a Owen.

—Mira, conmigo ibas a seguir perdiendo clases y bañando perros para tus recesos, sin zapatos ni ropa a tu medida, con solo una comida al día, te iras con él y en unos años te veré convertido en un hombre de verdad, me podrás apoyar— le dio una sonrisa y le acaricio la mejilla.

Hacker I & II +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora