Amar...
Que palabra tan especial. El mundo cambia, gira alrededor de la persona que amas.
Es verdadera mágia.
¿Yo amé alguna vez? Ciertamente habría dado la vida por ciertas personas pero mi vida no acabó cuando se marcharon.
- ¿Thor? - Sif quiso llamar su atención chasqueando los dedos en frente suyo, parecía que llevaba un rato hablándole pero él no le escuchaba.
- ¿Qué? - Respondió él volviendo a prestarle atención.
- Ya estás muy ebrio. - Declaró ella negando con la cabeza.
Se encontraban en un bar midgariano. Ya era bastante tarde y quedaba poca gente en el lugar, era hora de volver a la nueva Asgard, su rey ya había tenido suficiente ocio.
- Vámonos. - La pelinegra se levantó.
- ¿De qué hablabamos? - Thor no parecía dispuesto a irse todavía.
Sif suspiró. Ya lo conocía, insistir no serviría.
Un rato más no hara daño. Pensó.
- De tu futura reina.
Ah.
Por supuesto.
Los asgardianos llevaban demasiado tiempo sin una reina.
Llevaban demasiado tiempo viviendo una vida pacífica, sin emociones.
Llevaban demasiado tiempo viviendo en Midgard.En conclusión, estaban aburridos. Necesitaban algo nuevo.
Convivir con los mortales era problemático, morían rápido así que no tenía caso encariñarse, eso de alguna forma los había aislado. La nueva Asgard no era ni la sombra de lo que la antigua Asgard fue.
Añoraban aquellos tiempos de gloria. Pero no volverían.
Así que al menos esperaban que su rey les consiguiera una reina tan dulce como lo fue Frigga. Esperaban que en algún tiempo, un nuevo príncipe o princesa llegara a iluminar ese pedazo de tierra en el que llevaban viviendo cinco siglos.
- Pero parece que no te gusta nadie. - Dijo Sif pensativa, curiosa del por qué Thor llevaba tanto tiempo sin enamorarse.
Antes era un enamorado empedernido. Siempre teniendo romances intensos y fugaces.
Pero Thor había cambiado, en eso y muchas cosas más.- No quiero que solo me guste alguien. - Respondió mientras tomaba un trago largo de su cerveza.
- Entonces, ¿qué quieres?
Thor la miró fijamente, en sus ojos brillaba esa determinación tan característica de él, una mirada decidida, esa que ponía cuando quería algo que duda conseguiría.
- Quiero a mi alma gemela.
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- Ahora sí me hiciste ver las estrellas.
La dulce voz de Sigyn se escuchaba entrecortada por su respiración pesada, aún recuperaba el aliento.Rodeó con sus brazos a Loki y descanso en su pecho. Lo abrazó como si no quisiera soltarlo nunca.
- Por supuesto, cariño. - Loki levantó la mano para señalar arriba con el dedo. - El techo es transparente.
Era una nave interesante, permitía a los pasajeros ver todo el panorama sin perderse nada. En el espacio siempre era de noche, siempre se veían las estrellas.
Él estaba cansado pero no podía reposar por mucho tiempo más. Aunque recostado en la cama junto a ella, luego de una recreativa sesión de sexo, solo quería cerrar los ojos y dormir.
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No somos almas gemelas
RomansaThor decide que es hora de buscar una reina y formar una familia. Lo hará sólo con aquella que llene su corazón, que sea la compañera perfecta, su alma gemela. Loki llega justo a tiempo para darle su apoyo incondicional, por llamarlo de alguna forma...