제 [28] 장 | 성실

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Jimin rompió la uña de su dedo pulgar y exhaló aire desesperazador. El ruido del reloj goteaba en sus oídos, creando una inundación que estalló en sus ojos. Su corazón se sentía tan vacío en ese instante, tenía una enredadera de rosas en su garganta y se sentía mal por sentirse mal y no poder acabar con esa sensación. Sabía que había gente que creía en él, pero en esos momentos donde el departamento de Seokjin se quedaba oscuro y él se escondía bajo las cobijas, era el momento donde todo fantasma que creyó olvidado, volvía para acosarlo y estamparlo contra el suelo dañado.

Era una porquería sentirse así.

Él no quería seguir viviendo así.

¿Pero había otra alternativa? Siempre fue débil, sus padres siempre se lo repitieron, sus amigos se lo recordaban y su mente se lo inculcaba.

“Eres muy fuerte”, una voz susurró desde lo más recóndito de sus recuerdos. A la lejanía, una silueta lo observaba, dicha sombra se volteó, borrosa, imperceptible pero presente. Caminaba, se alejaba hasta desaparecer en la neblina de sus tormentosos sentimientos.

La puerta abrirse fue la aguja que explotó su burbuja. Parpadeó aturdido cuando fragmentos de luz se colaron en la grieta que formó la puerta, de allí se asomó la cabeza de Seokjin.

—¿Jimin? —Se mantuvo callado— Sé que estás despierto.

Soltó el aire contenido y sutilmente secó sus lágrimas.

—¿Qué sucede, Seokjin hyung?

El mayor se quedó en silencio y ninguno parecía querer tomar la iniciativa.

—Jimin… ¿Quieres hablar? —Quiso negarse porque no sabría cómo explicarse. Tenía miedo de lo que pasaría, de volver a arruinar algo por ser sincero con sus sentimientos: sucedió con sus padres y con Yoongi… luego de eso lo perdió absolutamente todo—. Si quieres hablar... A pesar de que sea, no sé, que viste a un gato pomposo caminar por los techos… yo te escucharé sin dudas. —Jimin se quedó tieso por segundos pero asintió. Su corazón se alivió por toda la tensión que estaba guardando su cuerpo desde hace horas y agradeció eso. Las palabras de Seokjin fueron reconfortantes.

“También quisiera ayudarte, hyung…

Porque tus ojos no pueden ocultar la culpa que siente”.

[•••]

Yoongi salió de la habitación del hospital y caminó sumido en sus pensamientos. Las palabras de su madre tocaron una zona que creía que no existía en su corazón. Ahora sentía duda, desconfianza y confusión de sus sentimientos… Estaba furioso al no entenderse.

Rasguñó sus labios irritado.

¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?

¿Por qué las palabras de su madre habían volteado tanto las cosas?

Se detuvo abruptamente frente delante de una tienda, una heladería específicamente.

No pudo evitar ver a Jimin y a él en sus mejores días, sentados en una de las mesas comiendo de sus helados favoritos. Los tintes de nostalgia gotearon de sus labios curvados y un vago sueño de volver a esos momentos, se instaló en sus inertes ojos. De repente escuchó un "oh" a su lado y volteó sigilosamente para verificar que le hablaban a él.

—Oh, hola… ¿creo?

—Hola, Taehyung —murmuró, recibiendo una tímida sonrisa del castaño.

—¿Quieres helado? —interrogó cuando lo vio absorto en el interior pastel del local. Yoongi negó de mala gana, su saliva se sentía ácida y no quería ver –por ahora– a ese castaño risueño en su campo visual. No entendía su irritación repentina.

윤민; [Follow your heart...] → y.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora