Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 3

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Remy's PoV:

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Remy's PoV:

El chófer que había llamado Kaoruko me llevó hasta mi casa donde empaqué ropa, productos de higiene, maquillaje, y algunas cosas de la universidad. Si tenía suerte podía aprobar la materia de manera libre, sin necesidad de ir a las clases y para ello tenía que estudiar el doble. Mientras tanto llamé a mi trabajo y me dijeron que no lo perdería, pero no me iban a pagar el tiempo que no iría, me pareció lógico. Con respecto a las pasantías en el hospital, tendría que deber las semanas que no estaría, lo que significaba que iba a arrasaría más mi graduación para ser médica completamente.

Tarde mucho en armar las valijas, salí de mí casa con tres de estas, no sabía cuánto tiempo iba a tardar mi padre en recuperarse.

Una vez llegué a mi antigua casa abrí la puerta con una copia de la llave que me había dado mi padre cuando me mudé.

El señor que condujo bajó mis valijas del auto y mi bicicleta, y las llevo hasta la puerta.

—Muchas gracias —saqué del bolsillo trasero de mi pantalón un poco de dinero y se lo dí como propina.

—Gracias a usted —Se inclinó para luego subir al auto y marcharse.

La casa se encontraba como la recordaba, después de todo no había pasado tanto tiempo desde que me fui y mi padre no era de hacer remodelaciones muy toscas a diario. Seguro le había dado otra capa de pintura, habrá cambiado algunas cosas de lugar, pero no mucho más. No era una casa lujosa, era como cualquier otra casa que se encontraba en este barrio. De la vereda había un camino que te guiaba hasta unas pocas escaleras para subir al deck de madera. Apenas lo hacías, tenias la puerta en frente, del lado izquierdo había un ventanal y del derecho un sillón de ratan oscuro para tres personas, decorandolo había unos almohadones color crema que abarcaban toda la base del sillón.

Las paredes exteriores de la casa eran color azur¹, tal vez un poco más claro y los marcos de las ventanas eran blancos.

Agarré mi bicicleta y la puse en el soporte que había dejado aquí hace años. Agarré las valijas y las entré a casa, cerré la puerta con llave.

Todo seguía oliendo a jazmín, seguro no había cambiado el ambientador.

Subí todo hasta mi habitación, milagrosamente mi padre no la había convertido en depósito para sus documentos, al igual que la casa, no había cambiado. El papel de las paredes seguía intacto pero las repisas con libros infantiles acumulaban polvo, que luego tendría que limpiar.

Suspiré, esto iba a ser mucho trabajo.

Una vez limpia toda la habitación y mis cosas ordenadas en el placard, baño y escritorio, me tiré en mi cama, a la cual también le cambié las sábanas

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Una vez limpia toda la habitación y mis cosas ordenadas en el placard, baño y escritorio, me tiré en mi cama, a la cual también le cambié las sábanas. Me acosté de lado y cerré los ojos. Eran las 3:15 de la tarde. Había comido algo mientras ordenaba el cuarto, por suerte había mucha comida en las alacenas y heladera así que no tendría que preocuparme por eso por algunos días.

La cama no era tan cómoda como la de mi actual casa, el colchón no había sido cambiado desde que me fui, y el lecho era para niños, tal vez de unos dos metros pero con un ancho donde no te podías mover mucho si no querías caerte. A pesar de todo, seguía siendo acogedora por la nostalgia.

Cuando abrí los ojos otra vez, divisé mi antiguo baúl de juguetes. Me levanté y me acerqué hasta el. Al abrirlo lo primero que pude distinguir fue mi muñeca de trapo favorita. Tenía como ojos dos puntos bordados de color negro, un vestido rosa y cabello negro suelto, era súper simple pero recuerdo que me encantaba. La llevaba a todas partes y era lo suficientemente pequeña para guardarla en los bolsillos de la sudaderas o mochilas.

Agradecia estar de vuelta en casa, ya comenzaba a extrañar, puede ser muy duro mudarte lejos de todo lo que conoces con tan solo dieciocho años, aunque siempre fui muy autosuficiente y fue para mantenerme a salvo. De todas formas me costó mucho acostumbrarme a no tener la presencia de mi única familia en casa y a despertar completamente sola.

Los pocos amigos que tenía eran de la universidad, nos hablábamos y hacíamos grupos para los trabajos, pero no éramos tan unidos. Mis amigos de aquí estaban muy lejos y ocupados en sus cosas como para visitarme.

Siempre fue un poco duro el tener que regresar y no sentir el olor a comida recién hecha, tener que limpiar con música a todo volumen para no sentir la soledad, hacer postres para la hora del té y que la mitad se acabe pudriendo por no haber nadie quien se lo coma.

Siempre fue un poco duro el tener que regresar y no sentir el olor a comida recién hecha, tener que limpiar con música a todo volumen para no sentir la soledad, hacer postres para la hora del té y que la mitad se acabe pudriendo por no haber nadie...

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¹El azur es un tipo de azul, si buscan por internet les va a aparecer uwu

Sunshine | 𝑇𝑜𝑠ℎ𝑖𝑛𝑜𝑟𝑖 𝑌𝑎𝑔𝑖©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora