Capítulo 11* Despertar

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POV Hermione.

No comprendo. Su historia parece fantástica. Mágica. Perfecta. Como todos esos libros que últimamente leo. Me parece irreal. Suspiro y niego con la cabeza.

- ¿Me estás diciendo que tú y yo fuimos...? -la idea me confunde. Incluso creo que de un momento a otro va a comenzar a reírse y decirme que soy una ilusa.

Mi voz se apaga sin poder pronunciar lo que mi corazón teme. No puedo negar que este ilusionada pues el Slytherin presente siempre me ha causado conflicto, pero es demasiado para mí. No puedo. Me levanto lentamente y el mundo gira a mi alrededor.

Siento como fallan mis piernas y los ojos claros de aquel Malfoy destellan de miedo. Me coge entre brazos y vuele a sentarme.

- ¿Estás bien? - pregunta, su voz suena calculadora. Como si estuviese dándole vueltas a algo. Asiento, pero con ello solo consigo que todo de más vueltas. - Creo que he hablado de más por esta noche, Mione.

Su rostro esta helado al igual que mi corazón.

- ¿Como me has llamado? -preguntó incrédula.

-Yo... ¿Te acompaño a tu habitación? -responde y entonces un borrón negro me inunda.

La oscuridad me ahoga. Me estremezco, repentinamente siento frío y a la vez me siento ligera como una pluma. "¿Por qué? Se suponía que no era así como debía de ser." Logro escuchar. Busco algo que ilumine el espacio de los rostros que asimilo a esa voz. Una voz dulce y delicada. Varonil.

Despierto y mi cabeza punza de manera que enloquezco. Suelto un gemido y distingo que algo se mueve a mi derecha. Suelto un respingo y me aparto.

-Disculpa. Solo quería... ¿Cómo te encuentras?

Por fin mis ojos se ajustan a la oscuridad y puedo ver el contorno del cuerpo de Malfoy, mechones de cabello rubio, un destello de ojos plateados. Suspiro.

-Bien. - consigo decir con voz pastosa, - ¿qué hora es? -preguntó. Sintiéndome de lo más extraña en su habitación. Me doy cuenta de que, a pesar de sentirme así, hay una parte de mí que se siente a gusto. Completa. En casa.

Me dejo caer en la cama y Malfoy se acerca y me tiende un vaso con agua.

-Son casi las tres. -dice arrugando la cara y soltando un bostezo.

- ¿De la madrugada? - mis ojos se abren como platos y me doy cuenta de lo agotado que parece. Intento levantarme para marcharme y dejarle dormir, pero tropiezo. -Yo...

El rubio corre a mi rescate y me levanta. Vuelve a meterme a la cama y me cubre con las cobijas.

-Deberías descansar otro rato.

Es lo único que dice antes de dejarse caer sobre el sofá de dos piezas en el que antes me ha contado la historia, se mueve incomodo una y otra vez, pero su cuerpo es muy grande para el pequeños sillón, por lo que se rinda y se dispone a cerrar los ojos. Lo ha dicho con mucha amabilidad y cariño. Como una madre cuando regaña a un hijo por preocupación.

-Uhm...- carraspeo. No puedo creer que esté a punto de decir esto. - Aun hay sitio en la cama...

La palabras flotan en el aire como si tuviesen vida propia. Él abre un ojo. Y yo continuo:

-Quiero decir... es tu cama y yo...

Esta vez el Slytherin tiene ambos ojos abiertos y me mira como si no pudiese creerlo. Temo que me rechace y me lance una de sus miradas frías pero sus ojos dejan de lado la incredulidad para volverse cálidos y se pone de pie.

-De acuerdo. - dice, casi puedo ver la sonrisa en su cara aunque no la tenga. - Dormiré lo más lejos de ti. Para no molestarte.

Asiento, pero en algún momento entre el sueño y la conciencia le digo: "tengo frío". Y siento de inmediato sus brazos alrededor de mí. Es extraño. Los siento míos. Siento seguridad. Es como si volviera a casa. Es como cuando estaba a su lado....

Y entonces algo hace clic en mi cabeza.

El sueño me atrapa y gira. Gira y gira. Es como un remolino que me esta succionando, entonces se detiene y me escupe en un recuerdo que había olvidado. Es mi casa, quiero decir la casa de mis padres. Es cuando les borre los recuerdos y me marche. Un chico rubio me esperaba en la acerca. Limpio mis lagrimas con el dorso de la mano y me pidió que lo abrazara. Entonces desaparecimos en medio de una calle desierta. Dejando mi familia atrás, todo para protegerlos.

Es cuando me doy cuenta de que así me siento justo ahora. Ese abrazo se siente como aquel, seguridad, protección. Me siento en mi hogar. A pesar de todo. Esos brazos son los mismo que aquella ocasión.

El príncipe de Slytherin & la plebeya de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora