Capítulo 15* Pretendientes

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POV Hermione

Siento el cuerpo entumecido y mis extremidades no responden. Suelto un suspiro y de pronto es como si la inconsciencia del sueño me tragara. Me siento presionada durante unos instantes y al fin se libera entonces puedo abrir los ojos. Intento estirar mis brazos y noto que no los puedo mover. Pero veo que son más pálidos que la luna. Me muevo incómoda y siento un peso distinto. Unas dimensiones que no me pertenecen. Carraspeo para ver si puedo hablar y ....

- ¿Malfoy? Dese prisa. No porque sea especial para alguien se le otorgarán privilegios. – dice una voz intimidante y cortada. La voz del profesor Snape.

Me sobresalto. No entiendo. ¿Malfoy? Yo no puedo moverme. Pero siento como mi cuerpo responde y entonces me sumerjo en una idea. Soy Malfoy. Es su cuerpo, estoy dentro de sus recuerdos. Suelto un gemido e intento retroceder, aunque es imposible.

Entonces sucede, me veo a mi misma a través del pasillo y un dolor horrible me atraviesa donde debe estar el pecho, siento un nudo en la garganta y ganas de llorar. Aparto la vida inmediatamente y me dirijo a la mesa que me corresponde. Jugando más con la comida que ingiriéndola.

-Oye, Draco. - pronuncia una voz intentando sonar atractiva. Mi cuerpo está tenso y al voltear esta Pansy acercándose a mí de manera extraña. Me aparto y entonces una voz conocida acaricia mis pensamientos.

Estoy harta de ella, solo quiero escapar. No quiero volver a verla, pero tampoco puedo ser indiferente. Dejó escapar una mirada rápida hacia ella, pero ni siquiera voltea. En verdad he logrado que me odie, y aunque debería alegrarme por mantenerla a salvo no puedo evitar sentirme herido.

El resto del día a penas y percibo nada, mis amigos atribuyen mi actitud al pequeño mandato que debo acatar, si supiera que es porque sufro por una leona pensarían distrito de mí...

Dejo que mis pensamientos divaguen, nadie me molesta más, solo quisiera poder huir con ella. Explicarle porque lo hice. Poder protegerla y vivir con ella para s... ni siquiera me permito pensarlo. No lo merece. Una estela helada atraviesa mis entrañas mientras me dirijo a la sala de Menesteres para aquel estúpido asunto cuando veo salir a ese desgraciado de Gryffindor. Ni siquiera me he molestado en aprender su nombre, ese rubio asqueroso que sigue a mi.... a Hermione a todos lados. Acechándola como perro.

Aprieto los puños y al pasar le doy un empujón. Y entonces tropiezo con ella, debí suponer que si estaba esa sabandija seria porque estaba siguiéndola. Aparto la mirada y dejo que me torture con aquel ruidito que siempre emite. Aquel gruñido de desesperación, enojo y lo peor; dolor.

Sigo mi camino y maldigo mi vida. Antes de llegar a la esquina donde doblo para la sala de menesteres escucho su voz:

-No tenías por qué hacerlo.

Y echa a correr. Eso se ha repetido desde la ruptura y cada maldita vez que lo menciona es como meterme otra saga encima. Peor que cualquier maldición imperdonable. Peor que las tres juntas.

Regreso tarde a la mazmorra de Slytherin donde me dejo caer completamente vestido en la cama y suelto un sollozo ahogado. Un recuerdo me ataca y dejo que me hiera...

El invierno helado atraviesa las capas de ropa que llevo encima, pero ella luce preciosa solamente con un vestido corto blanco como la nieve que cae. Se acerca y susurra en mi oído un encantamiento con un movimiento rápido de varita. De inmediato siento calor y comienzo a tirar prendas de ropa en aquella bolsita que le obsequie hace tiempo. Sonrío y ella me devuelve esa deslumbrante sonrisa que enamora. Me impregno de ella, de su imagen, su olor, su color, su forma y textura. Su sabiduría. Su gozo y sobre todo su felicidad. La tomo en brazos y la aprieto contra mí, es cuando murmuro:

-Te amo, Hermione Jean Granger. Y jamás te dejare ir. - ella se suelta ligeramente y me toma el rostro entre sus manos:

-Y yo nunca te dejare ir a ti, DRACO Lucius Malfoy ni, aunque me cueste la vida porque también te amo.

Sus palabras me embriagan y la beso como pocas veces antes. Entonces caminamos por una ciudad Parisina como dos novios al estilo Muggle en invierno, deben de creer que hemos enloquecido a penas vestidos y solos, pero no. Ese día estamos más cuerdos que nunca en compañía del otro.

Platicamos de lo posible e imposible. De lo falso y lo real. Del pasado y del futuro. Planeamos una vida juntos y yo... Yo, la deje escapar.

Los sollozos me sacuden con violencia y siento mi ser partirse queriendo buscar el suyo en medio de una noche como esta donde debería estar feliz porque ella está a salvo. Sin embargo, no puedo más que desear que esté aquí. Aunque le cueste la vida, por egoísta que sea, ella lo prometió...

Y yo también, lo que me rompió el corazón y el suyo. Yo rompí mi promesa primero, no merezco su perdón, pero fue para protegerla. Me consuelo y compadezco mientras el amanecer se filtra por la única ventana que existe en ese triste agujero del infierno en vida donde me encuentro atrapado.

El príncipe de Slytherin & la plebeya de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora