Capítulo 20* De vuelta a la mansión

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El día es gris, intento seguir con el puto dolor que oprime mi pecho, a veces me dedico a vagar por el bosque cercano a la mansión, es la única manera que tengo de salir de aquí. Suspiro y me reclinó contra la ventana. Es cuando veo a los carroñeros: llevan arrastrando a tres personas, supongo que sangre sucias...

Los observo aventar a un tipo alto pelirrojo, que cae de rodillas y alza la cara al cielo. Mi cuerpo se congela al reconocer las facciones de un Weasley, el pánico atenaza mi garganta y mi mirada la busca con desesperación, descubro una maraña de cabello marrón que gira el rostro violentamente, es cuando recibe una bofetada. La ira recorre mi cuerpo, ese hijo de puta me las va a pagar. Lanzó un puñetazo a la pared y me desgarro la mano.

- ¡Draco!- grita la voz de mi madre, mientas golpea levemente la puerta.

Ella entra e intentó tranquilizarme, me lanza una mirada de advertencia y me dedica una mueca de tristeza.

-Bella me ha pedido que bajes... -Su mirada se aleja de la mía, antes de continuar: - Quiere que reconozcas a Potter... Han traído... Presos.

Mi cara se desencaja, siento un dolor intenso en el fondo de mi estómago y solo consigo asentir lentamente. Ella cierra la puerta al marcharse y vuelvo a lanzar un golpe contra la pared. Furioso bajo las escaleras intentando relajarme.

- ¡Draco, cariño!- grita Bella, haciendo que me estremezca de rabia, me toma del brazo haciendo su baile ridículo.- ¿Reconoces a este como Potter?

Su burla, el desdén, hacen que mi ira se extienda a lo largo de mi cuerpo, contengo la rabia que lucha por salir, aprieto los puños y niego con la cabeza lentamente.

- ¿Estás seguro, Draco? - dice sonriendo de una manera letal, sin dejar que le conteste, suelta una risa histérica. - De todas formas, hoy tengo ganas de jugar. ¡Lleva a esos dos abajo...!

Me acercó para levantar a la morena del suelo donde está tendida, pero ella me detiene.

-De esta asquerosa sangre sucia me encargo yo. - dice de forma cruel.

La furia y el dolor me atenazan, pero tengo que seguir, me obligó a llegar hasta Potter y Weasley. Joder, quiero salvarla, sacarla de aquí, huir con ella y evitarle el dolor. Si Potter la expone, yo la exponía aún más.

Los bajó a rastras por las escaleras y cierro la celda. No soy capaz de continuar, por mis venas corre adrenalina, furia y dolor. Es entonces cuando su grito resuena en la sala. La tortura hace eco en su voz y me desgarra el alma.

Subo con cautela y cierro los ojos, el dolor me deja ciego, puedo sentir como sufre, el temor, la agonía, ella... Está sufriendo. Me aferro a la pared para no caerme, soy cobarde por no enfrentarme a él para poder salvarla.

Cuando logró subir a la estancia, Bella se ha ido, todos se han ido, solo queda ella tendida sobre la alfombra, gimiendo de dolor, aullando, sollozando, rompiendo mi corazón.

Me acercó con la mirada baja y arrastrando los pies, el peso que cargo amenaza con partirme con cada paso que doy, me inclino y veo la marca en su brazo. Esas sucias palabras gravadas en su piel con fuego. Sangre sucia.

Intentó tocarla, pero se aleja. Se encoge y me doy cuenta de que soy un monstruo. El dolor me atraviesa peor que la maldición que me lanzan. Escucho las palabras, pero no logro reconocer la voz, siento dolor pero no distingo nada.

Caigo de rodillas y la veo desaparecer ante mis ojos, puedo sentir como desaparece no sólo de la estancia sino de mi vida y duele. Duele. Duele. El eco de su presencia se difumina hasta dejar de ser y con ella se va mi felicidad. Ya nada tiene sentido. Prefiero que se marche segura, o lo que se pueda mantener segura, antes... De verla sufrí de nuevo.

Siempre la mantendré a salvo, aunque sea a distancia, aunque sea lejos de ella. Pero siempre a salvo.

El príncipe de Slytherin & la plebeya de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora