ENFRENTANDO MIS MIEDOS

100 5 0
                                    


Siempre había intentado complacer a mis parejas y al encontrar a un hombre de verdad no iba a dejar de hacerlo era tan divertido compartir los días con él. Pero todo cambió en el momento que decidimos convivir.

Creo que pensó que era de su propiedad y que solo le debía total devoción, estar para complacerlo. Esperando que llegue del campo para servirle en sus deseos.

Para todos los demás era un hombre generosos, amoroso con sus hijos, muy comprometido en su rol de padre y esposo. Cada vez que comentaba a alguna de mis amigas las situaciones de violencia vividas no me creían, ni mi madre lo hacía. Su comentario retumbaba en mis oídos

— Ay nena te ganaste la lotería con ese Joaquín, como te comportas vos, debería darte chirlos más seguidos. No sé cómo te soporta. Nunca una ropa planchada, tu casa es un desastre y los niños todos sucios. Por suerte está él para ponerte en vereda.

Las veces que intenté pedir ayuda. Solo fue para que lo pongan de sobre aviso y me lastimara aún más.

Creo que la última pelea que tuvimos luego de confesarme sus encuentros amorosos con su abogada, fue parte de su plan para salir de mi vida sin reproches.

Jamás hubiera podido echarlo si no estuviera dispuesto a irse. Porque algo que tenía era que siempre controlaba las situaciones y tomaba las decisiones.

**********************************************************

Llegué lo más rápido posible a mi casa. Creo que la tarta estaba desecha de tanto que la revoleaba.

Cuando entré estaba Joaquín, mis niños y Renzo hablando muy tranquilos.

Pasé y dije.

— Joaquín ¿qué haces acá? — estaba temblando de miedo. Coloqué la tarta en la mesada tratando de evitar su mirada.

— Emma, amor, con los chicos decidimos volver a casa.

— No te entiendo. No se iban a quedar con vos estos días.

Juan Manuel nos interrumpió.

— Mami, papá se queda con nosotros— reflejaba su alegría en su tierno rostro.

— Vayan a desempacar — exclamó Joaquín.

— ¿Cómo?,¿qué está pasando Joaquín?¿qué es esto que dice Juan Ma.?

Estaba confundida. No podía pensar. ¿Qué era esto? Otro juego más de este maldito.

— Que vuelvo a casa. Los chicos me dijeron que estabas llorando por mí y bueno, decidí volver con vos para que no me extrañes tanto — ensanchaba su pecho, siempre tan egocéntrico. El centro del universo.

— No, ¿por qué? No quiero que vuelvas. Vos te fuiste y ahora querés volver después de tanto tiempo. Estabas con otra o no te acordás.

— Si pero eso no funcionó. Además que vas a hacer sin mi Emma, si sos una inútil. Estos chicos necesitan un adulto de verdad. Y vos también me necesitas.

De reojo vi a Renzo ofuscado por la situación.

— Perdón Emma me voy — dijo.

— No Renzo, esperá por favor— tomé su mano antes de esbozar — él es Renzo mi...— Joaquín interrumpió.

— Si, el profe de educación física, tu compañero. Interrumpí.

— Es mi novio— por fin lo dije, mi novio, el hombre que amo.

Joaquín lo miró de arriba abajo y emitió una carcajada

— Jajajaja, Emma si te dije que voy a volver con vos, no tenés que darme celos y menos con un niño.

— No me interesa darte celos, es mi novio.

Su cara se transformó, enfureció.

— Mirá esto no es gracioso. Dejá de jugar o te va a ir mal.

— Es mi novio, el hombre que amo — en el momento que terminé de decirlo sentí una cachetada en mi rostro.

Renzo me traccionó por mi brazo enviándome hacia atrás e interponiéndose entre Joaquín y yo.

— No te atrevas a tocarla —levantó sus brazos como intentando comenzar una pelea.

— Pero no te viste, sos un nene y esta una vieja tarada nada más — lo señaló como desafiándolo.

— Andate Joaquín acá no te quiero — por fin lo enfrentaba. Necesitaba defender mi felicidad.

— Te olvidaste que todo esto es mío. Esto te va a costar— los gritos hicieron que los niños bajaran.

— No tenés nada tuyo en este lugar o te olvidás que me firmaste los papeles de divorcio. Ya no te pertenezco.

— Papá ¿qué pasa?— dijo Juan cruz.

— Nada hijos me voy, pero volveré por ustedes. Y vos me la vas a pagar con lo que más te duela— me señaló, su cara reflejaba su furia, estaba decidido a lastimarme y seguro lo haría.

Por fin no tenía miedo, estaba segura de lo que quería y lo defendería. Esta vez no se saldría con la suya.

Renzo me miró y tomó mi mentón mientras miraba mi labio.

— Estas bien, Emma, tu labio está cortado.

Mi hijo nos interrumpió, estaba furioso por lo ocurrido

— Que hiciste mamá ¿por qué hiciste enojar a papá?

Me agaché esperando calmarlo, abrazarlo pero me sacó.

— Hijo tu padre y yo nos divorciamos.

— No, él quería volver y vos lo echaste.

— No voy a volver con tu papá el...— me interrumpió.

— No, no quiero. Quiero que vuelva mi papá — se alejó llorando.

Estaba abatida, lo que se avecinaba sería muy tormentoso. 

UN AMOR DE NOVELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora