Un niño de once años, escribía en su cuaderno rosado, un rosado ya un poco empercudido debido al uso excesivo que el menor le daba, en ocasiones podía usarlo mientras comía, a pesar de tenerle una gran importancia, después de todo, era un niño, y terminaba tan sucio como sus manos al fin del día, sobre todo siendo un pequeño tan hiperactivo como él. El típico niño extrovertido y muy social, él lo era.
Se hallaba en su cajoncito de privacidad, el cual era el cuarto que se le dio en aquel cómodo y caliente apartamento, que el jefe de su madre les hizo el favor de pagar, las rentas, servicios, muebles y todos los caprichos de su madre... YoonGi, como el niño listo que era, también se preguntaba si él también era pertenencia del jefe de su madre.
Salió de su cuarto, el cual usualmente lo podías encontrar abierto, sin ninguna preocupación de que el chiquillo se molestara, es más, le gustaba tener amigos con los que compartir un poco de sus pertenencias y gustos.
Caminó por el pasillo, pasó por la sala y se fue al ala derecha del departamento, el cual tenía el baño principal y frente a este el cuarto donde su madre dormía.
Suponía, rememorando los días anteriores a este, que, como la reciente costumbre, su madre seguiría recostada.
Tomó con cierta dificultad la fría perilla de la puerta y la abrió con descuido, apenas abriendo recibiendo exclamaciones sorprendidas y luego un olor a perfume fuerte y hasta irritante.
Observó sorprendido al jefe Lee HeeYon y a su madre en la misma cama, su madre reía mientras el hombre besaba su rostro, poco a poco esta actitud cesó y ambos adultos lo vieron con una sonrisa mientras se reacomodaban.
Su madre habló.
—¿Sucede algo, peque?
El menor se salió un poco de su asombro y despegó la mirada del torso desnudo del hombre junto a su madre.
—¿Puedo... salir a jugar con mis amigos?
Las palabras salieron forzadas, repentinamente le habían dado ganas de salir y no decir nada, como si no hubiese visto nada, pero ya que su madre había hecho la pregunta debía tener el valor para responderle.
—¿Con quién? —dijo algo aturdida la mujer, mientras el hombre junto a ella seguía abrazándola.
Una molestia nació en el pequeño pecho del niño, quien más cansado respondió.
—TaeHyung, Sana... JungKook.
La mujer pareció despertar verdaderamente, ahora hablando con más certeza.
—Oh, cierto, cierto... es que apenas los veo corriendo a veces.
Hubo un poco de confusión de parte del niño, pero no quiso saber nada más, apenas su querida madre le dio el permiso, salió prontamente de la habitación, seguidamente de la casa y pronto se vio en la calle caminando por la banqueta para ir a tocar a la puerta de TaeHyung, aunque no veía la necesidad, el niño casi siempre se hallaba jugando en el patio y TaeHyung lo reconocía al ver su cabello ondulado y negro.
Estaba bastante cerca, al igual que la casa de Sana y de JungKook, ya que sus padres tenían el mismo trabajo, en la misma extenuante, no por eso aburrida, empresa; eran antropólogos y honestamente no contaba con muchas definiciones para la arqueología, las más burdas venían a su mente, que era investigar los restos de vida o de cultura de las pasadas civilizaciones, eso era lo que su madre, y los padres de sus amigos, eran: investigadores del pasado.
ESTÁS LEYENDO
Rechazado •°• KookGi •°•
FanfictionA JungKook le parece muy fácil rechazar confesiones hacia su persona, es sencillo ya que él nunca a sido rechazado, puesto que él nunca se ha confesado de forma romántica hacia alguien. No ha habido nadie en su corazón desde que conoció a YoonGi, p...